El mundo de hoy se mueve considerando los conceptos para determinar el alcance de los hechos. Hoy una violación es más que la obligación de una mujer de tener sexo indeseado presionada a través de la violencia o el sexo realizado por medio del constreñimiento bajo amenaza de violencia o de agresiones a su dignidad como persona. Esto tiene consecuencia en las estadísticas, más mujeres son violadas porque hemos redefinidos el concepto de violación, que ya no se refiere a la estricta práctica de obligar a una mujer a tener sexo en contra de su voluntad por medios violentos.
Uno de los casos en los que se quiere redefinir el concepto de violación es en la llamada violación por nacimiento. Sí un obstetra utiliza un procedimiento para evitar daños a la criatura naciente o a la madre, que no haya sido previamente aprobado por esta última, se puede considerar una violación por nacimiento. Así tambien se considera que existe una violación si en una relación conyugal en el éxtasis de la cópula previamente aceptada a la mujer se le ocurre decir que no, que no quiere seguir y hombre continua sordo a cualquier cosa que le pida que se detenga. No sucede lo mismo con el coitus interruptus, cuando en opinión de la mujer ha sido dejada en satisfecha y ella atrapa al hombre con las piernas y a modo de presión sicológica le señala el catálogo de sus insuficiencias sexuales y de los deseos que insensiblemente ha dejado insatisfecho para espolear la hombría o el machismo del hombre.
En la determinación de los significados hay discusiones en las que aquellas de Bizancio quedan pequeñas. El parlamento italiano en la aprobación de los matrimonios de las parejas homosexuales la discusión más larga se dedicó a determinar si la fidelidad era una condición propia de las parejas católicas heterosexuales y si a las parejas homosexuales no obligadas a ser fieles les era exigible la fidelidad para ponerlas como una obligación en la ley.
No sucede lo mismo con el coitus interruptus, cuando en opinión de la mujer ha sido dejada en satisfecha y ella atrapa al hombre con las piernas y a modo de presión sicológica le señala el catálogo de sus insuficiencias sexuales y de los deseos que insensiblemente ha dejado insatisfecho para espolear la hombría o el machismo del hombre
Hoy el racismo se define de forma diferente a como lo entendíamos antes y por el alcance del concepto hay más racistas que antiguamente. En la simplicidad de la vida en blanco y negro un racista era aquel que rechazaba a una persona por considerarla inferior a causa de determinadas condiciones físicas, que en el común de los casos se reducía al color de la piel, por el cual le asignaba ciertos atributos genéticos de inferioridad. Resultaba más fácil y permanente establecer la inferioridad por determinados tipos físicos que por otras características de tipo cognitiva. En cualquier raza puede aparecer alguien que se aprenda la tarea. La dominación política y económica de los europeos en América tenía que fundamentarse en la subyugación basada en un orden natural que determinaba la inferioridad de los demás grupos.
Por medio de las razas se estableció un sistema de jerarquía donde el hombre blanco se atribuía determinadas condiciones genéticas que supuestamente lo hacían superior a otros, y que tenían como determinante principal el color de la piel. El negro y otras razas caían en una categoría inferior. Entonces era racista el blanco que consideraba al negro como un ser humanamente inferior. Ahora el concepto de racismo es más amplio y su significado es un cajón de sastre.
Cualquier concepto que se quiere enredar y hacerlo que sirva para todo se empieza hablando de él como fenómeno complejo. Entonces se dice que hay diferentes tipos de racismos. Hay un racismo teórico, uno espontáneo, uno interno, otro externo, uno institucional, uno abierto o individual y uno encubierto. También hay un racismo popular y otro de élite, uno identitario, uno cultural y un racismo sin razas. Existen los micros racismos como existen los micros machismos.
Nada nos previene del racismo que vamos a ejercer. Si no tomamos las previsiones necesarias terminaremos considerados racistas sin saber porque caemos ahí. Únicamente porque otros nos han cambiado los conceptos en el ejercicio de una pretendida superioridad intelectual y mediática, que nos coloca en uno de los tipos de racismo que hoy abarca la noción que ellos han terminado redelimitando. Nos han cambiado la idea de racismo cuando le ha dejado de ser útil la antigua que lo especificaba a ellos mismos. Aquellos que dicen quienes somos porque ellos definen o redefinen las palabras.