I.- Como luchadores sociales no dejarnos abatir
1.- La humanidad entera está viviendo bajo un estado permanente de excitación que se manifiesta en la alteración del ánimo. Dificultades existentes desde hace muchos años, se han sacudido ahora creando exaltación tormentosa.
2.- La generalidad de los que ahora ocupa el globo terráqueo, no había sido testigo de un fenómeno natural o social como la COVID-19, que ha convulsionado hasta a los más calmados.
3.- Los dominicanos y las dominicanas, no somos extraños a los inconvenientes sociales, económicos, anímicos y pesares que ha causado el coronavirus a la especie humana. Los perjuicios materiales y espirituales generados por la pandemia, no deben llevarnos a sentirnos aniquilados; por el contrario, debemos demostrar mantener energías para continuar activados por encima de la dificultosa situación.
4.- El compromiso social obliga a las personas de convicciones a no dejarse dominar por las contrariedades que se presenten en el medio donde se desempeñan. Las realidades deben enfrentarse con la decisión que mandan las circunstancias y el dinamismo hay que conservarlo renovado.
5.- Aquellos que hemos hecho un pacto por la liberación con el pueblo dominicano y en general con los que permanecen oprimidos bajo sistemas sociales fundamentados en la desigualdad de oportunidades, estamos comprometidos a profundizar la democracia de clases, y particularmente la de nuestro país.
6.- Lo feo que pinta el ambiente mundial, como consecuencia de la pandemia que ha matado a más de 590,650, y mantiene infectados a más de 13,833,957 jamás debe llevarnos al desaliento; por el contrario, para aquellos que estamos formados en el duro batallar, es el momento para elevarnos, y con gran actitud e impulso para vivir, demostrar empuje y con tesón accionar para hacer menos pesada la existencia a la mayoría del pueblo dominicano, dentro de la democracia que nos lamentamos padecer.
II.- Estamos comprometidos con una nueva democracia. Ligar el accionar por el cambio con reclamos económicos y sociales.
7.- Conforme el sistema electoral que existe en el país, una vez el elector entrega su voto a favor de un candidato, pierde todo derecho a reclamar. Su decisión comienza y termina echando la boleta en las urnas. En adelante el elegido hace lo que es su deseo y conveniencia, porque no está obligado a rendir cuentas; queda roto todo nexo entre candidato y sufragante.
8.- La alternación de partidos y personas no cambia el estado de las cosas. Cuanto más piensan algunos que bajo este sistema se puede alcanzar una democracia funcional, más claramente comprenden que el desenlace de la votación en las elecciones no ejerce influencia en los cambios sociales. Las clases que disfrutan el dominio económico y político, tienen en sus manos los medios para la opresión espiritual.
9.- Hay que estar avistado para no hacerle el juego a los que se divierten pasando la democracia como si ella fuera la misma bajo cualquier sistema social. Es bueno recordar que “si no hemos de burlarnos del sentido común y de la historia, es evidente que no podemos hablar de democracia pura mientras existen diferentes clases; solo podemos hablar de democracia de las clases”.
10.- No debemos decaer en nuestro deseo de construir un nuevo país con otro orden social. Hay que mantener el interés por levantar una democracia, en la que tenga incidencia la gran mayoría del pueblo dominicano, para así garantizar su participación y decisión en los asuntos de mayor trascendencia para el país.
11.- Por las diversas crisis bajo las cuales estamos viviendo hoy, es una necesidad, para que tengan solución, la unidad de voluntades, de fuerzas políticas y sociales que, aunque con distintas formas de pensamiento político, coincidan en puntos mínimos a cumplir en corto plazo.
12.- Debemos de cuidarnos de no caer en defender una democracia como la que padecemos aquí, que tiene como objetivo la conservación del statu quo social, político y económico, lo que lleva a algunos ingenuos a la confusión ideológica.
13.- Una democracia construida en forma consciente y metódica permite la elaboración de mecanismos necesarios y más variados, que sería la obra de fuerzas políticas y sociales pensando y actuando en función del bienestar del ser humano.
14.- Se hace necesario el remplazo de esta añeja democracia por una nueva, impulsada por sectores de pensamiento de avanzada. La liquidación del actual orden social se impone porque ha caducado y lo que procede es la democratización de la vida social que ha de traer la felicidad esperada.
15.- En la medida que activamos para hacer efectiva la democratización de la sociedad, nace en la conciencia popular la actividad creadora de la que han de surgir instituciones y órganos nuevos que respondan a las aspiraciones democráticas.
16.- Poner por delante la lucha por un Estado democrático, no es dar un salto al vacío, sino confiar en el poder de las masas, y no subestimarlas en su capacidad, confianza y posibilidad de crear situaciones nuevas, las que se hacen no menos, sino más indispensables.
17.- Hay que utilizar diversas formas de lucha democrática, para hacer la pugna por la democracia más dinámica y de mayor contenido. Ligar el accionar político de reclamo por el cambio prometido, con reivindicaciones sociales y otras pretensiones fuera de los contextos de migajas que solo sirven para el mantenimiento de lo que está.
18.- Hay que poner en primer plano las causas económicas y sociales que estimulen, junto al cambio, la lucha democrática. Entrelazando peticiones justas y actuales, es posible motivar acciones de masas, es cuestión de avanzar, dar pasos en firme y nunca mantenernos estancados.