Amiga, hay celos buenos y celos malos. Hay celos infundados y celos desenfundados. Celos que anuncian, celos que entierran. Los celos pueden funcionar como semáforo: te alertan en la relación: si está en rojo, frena porque el choque con tu novio(a)/esposa(o) puede ser mortal, y si por un milagro no chocas, y sigues violando las normas, tendrás otras penalidades, más tarde o más temprano.
Cuando la luz está en verde, sigue pero concéntrate en manejar bien, por tu carril, para que no seas un provocar de celos. No mires para los laterales del mundo exterior que la calle tiene muchos baches, está malísima, y si no manejas bien, tendrás problemas.
Hay celos que previenen, frenan y/o reinventan nuevas formas de amor y entrega entre los integrantes de la pareja y pueden, incluso, consolidar más la relación. Los celos como reacción natural y emotiva ante la amenaza de perder al ser amado, por la interferencia de otra persona, pueden ser sentidos o padecidos.
Porque hay celos objetivos, visibles, tangibles y fundamentados y otros que viven en el subconsciente de los obsesivos. Andan Otelo (s), dando tropezones por la calle porque, paranoicamente, detrás de cada gesto o acción ven un fantasma, y no viven ni disfrutan del ser amado. Hay celos controlables y celos desenfrenados.
Unos son racionales y otros, irracionales que enferman el alma y dañan la relación. Pueden reflejar inseguridad emocional. Los celos provocados por evidencias objetivas, deben ser comunicados al otro, a tiempo y con la mejor forma.
El provocador de celos, no debiera reaccionar con agresividad, ni culpar de demencia a su pareja. Con ternura y persuasión debe demostrar, si puede, que la otra persona está dando interpretaciones erróneas a determinadas acciones.
Unos celos son demostración de sentido de pertenencia y de defensa de la relación; otros, los patológicos, no permiten disfrutar la relación amorosa. “Si de noche lloras por el sol, no disfrutarás las estrellas” R. Tagore.
Hay que cuidar los límites para no caer en los extremos, ni aguantar callados (as) ni vivir la vida celando.Yo, de creer, creo que la relación de pareja es como una urna no de cristal, sino de amor, de entrega y dedicación entre ambos integrantes de la pareja.
Los retrógrados modelos machistas que establece como bueno y válido, relaciones múltiples (una principal y otras paralelas) dan inestabilidad y atraso. Esos, quedarán atrás. No hay goce más pleno que la entrega absoluta del uno al otro. Lo otro es falsedad y mentira.
En este tema, las mujeres, debiéramos saber un poco de la psicología masculina: mientras más pelees o seas sumisa, menos te valorarán y peor te tratarán. La mujer es muy sagaz para percibir un cambio de conducta en el hombre. Nada haces, amiga, con alterarte que es una reacción lógica y normal, y mucho menos haces nada con tragarte las lágrimas y “soportar”. Vales mucho para hacer ninguno de estos dos papelazos.
Te sugiero hagas una prueba, como dice la canción: Píntate los labios, y sal de la casa(ni eres esclava ni doméstica) con todo el simbolismo que esa frase tiene. No traiciones. No hagas lo que no quieres te hagan, no creo en eso de felices los cuatro; ni es justo, ni es necesario, ni honesto), pero hazte la que no te importa ni él ni lo que hace. Y aunque sea a comer helado con tus hijos, sal a la calle. Sentirás que levantas miradas y hasta piropos y tu autoestima se elevará, te aseguro eso al hombre más le dolerá. O le hace recapacitar y recoge la soga, si le importas tú y la relación; o por el contrario que se vaya al mismo infierno, pues es mejor vivir sola que mal acompañada. El dinero aparece pero la autoestima y dignidad nos toca a nosotras mismas edificarla.