Ya han transcurrido casi cien días desde que el nuevo gobierno tomó las riendas del poder, tiempo durante el cual se supone disfruta de una tregua o período de gracia que le conceden los partidos y la sociedad para comenzar a medir sus ejecutorias.
En este caso, en donde la República Dominicana está atravesando uno de los momentos más difíciles de su historia, sabemos que cien días son insuficientes para enfrentar y cambiar los problemas de salud y económicos que nos agobian.
Aunque el Presidente presentó una especie de rendición de cuentas, en un bien montado "diálogo ciudadano", creemos pertinente evaluar algunas actuaciones llevadas a cabo hasta el momento por el gobierno y quien lo preside.
Es evidente que se han producido cambios importantes y positivos en el manejo del Estado. El deseo de utilizar los fondos públicos con honestidad y trasparencia, es notorio entre los principales funcionarios, empezando por el Presidente de la Republica. La nómina gubernamental está siendo revisada y se eliminan cientos de funcionarios y "diplomáticos" que cobraban jugosos salarios sin hacer nada.
Las señales que se reciben para que la justicia actúe de manera independiente e investigue y acuse a todos los transgresores de la Ley, son prometedoras.
También, entre otras cosas, se han tomado medidas y elaborado planes para la recuperación del turismo y colocar la industrialización como prioridad nacional que son encomiables.
Creo que se deben tomar en cuenta algunos puntos, que en mi opinión, necesitan ser mejorados: En primer lugar, la estrategia de comunicación no es buena; en ocasiones el gobierno luce como una orquesta tocando diferentes partituras, con algunos músicos desafinando, teniendo su Director que intervenir y emplearse a fondo para que recuperen el ritmo. La mayoría del Gabinete y el círculo cercano al Presidente, está integrado por personas preparadas y serias, pero la experiencia de Estado no abunda y ésta es necesaria.
Me parece que en lo de la “Marca País", se cometieron todos los errores posibles, independientemente de su elevado costo, que no es responsabilidad de este gobierno. Se aceptó un slogan inadecuado; "La Republica del Mundo", y un contenido gráfico que no nos representa; ninguno de los mencionados elementos son empáticos. Para ponerle la tapa al pomo, se realizó un evento de lanzamiento contraindicado para los tiempos que se viven, tanto desde el punto de vista sanitario como económico. Después de múltiples críticas, se decidió dar marcha atrás para cambiar lo que nunca debió haber sido aprobado.
Durante el período analizado, el Lic. Abinader ha mantenido una apretada agenda de visitas, primeros picazos, etc, más parecida a la necesaria para una campaña electoral, que para gobernar un país en crisis. En sus desplazamientos el Presidente se muestra accesible, cercano, y comunicativo; lo cual es poco usual entre nuestros gobernantes; pero opino que ofrece demasiado y eso no es bueno en estos momentos, donde los recursos son escasos y las necesidades infinitas. Llevar esperanzas es correcto, siempre y cuando las expectativas de la población no sean superadas por la realidad y cunda el desencanto.
Hasta el momento la gente luce contenta con el Jefe de Estado. Creo que la gran mayoría de la población desea que este gobierno tenga éxito, lo haga bien y que las cosas verdaderamente cambien para mejor.
Que así sea.