La noticia que ha sacudido el mundo ha sido el reconocimiento de la ONU a Palestina como Estado. Sea esto una cortina de humo o una realidad, para el pueblo de Palestino es un día de clamor, de jubilo.  Israel tendrá que aceptarlo. Por igual Palestina tendrá que reconocer a Israel como nación y Jerusalén como su única capital. Dos naciones, una al lado de la otra. En paz.

Independientemente que estemos de acuerdo o no con la resolución de la ONU, quiero honrar a los valientes jóvenes de Gaza que hace ya mas de tres (3) años se dedicaron a usar las redes sociales para liberarse de la opresión interna de sus propios corruptos clanes comerciales y políticos ( Hamas, Fatah, Hezb. Etc) y luchar por su propia libertad. Estos jóvenes, al igual que los tunisios y los egipcios, planificaron, convocaron e hicieron realidad sus luchas a través de la prensa más libre del mundo y que hoy los gobiernos quieren callar: Facebook, Twitter, etc.

Para hacerlo, me permito copiar el Manifiesto de Gaza publicado a través de Facebook por el grupo“Gaza YouthBreaksOut" hace ya casi dos años. Lo he leído docenas de veces y después de 5 años en el Medio Oriente y muchos amigos palestinos, las lagrimas con facilidad mojan mis ojos

“Que se joda Hamas. Que sejoda Fatah. Que se joda Israel. Que se joda la ONU. Que se joda la UNWRA ¡Que se jodan los EE.UU.! ¡Nosotros, la juventud de Gaza, estamos hartos de Israel, de Hamas, de la ocupación, de las violaciones de los derechos humanos y de la indiferencia de la comunidad internacional! Queremos gritar y romper este muro de silencio, injusticia y e indiferencia, como los F16 israelíes rompen la barrera del sonido; gritar con toda la fuerza de nuestros espíritus para poder liberar esta inmensa frustración que nos consume debido a la jodida situación en que vivimos; somos como un piojo entre dos uñas, viviendo una pesadilla dentro de otra pesadilla, sin lugar para la esperanza ni la libertad.

Estamos cansados de vernos atrapados en esta situación política, cansados de esas noches oscuras como el carbón en las que los aviones dan vueltas sobre nuestros hogares. Hartos  de que se dispare a los granjeros en las zonas de seguridad cuando cuidan de sus tierras. Hartos de que tipos barbudos se paseen por ahí abusando de su poder, agolpeando o encarcelando a los jóvenes que se manifiestan por lo que creen. Hartos del vergonzoso muro que nos separa del resto del país, y que nos mantiene encerrados en un trozo de tierra del tamaño de un sello. Hartos de ser retratados como terroristas, fanáticos de andar por casa con explosivos en los bolsillos y maldad en los ojos. Hartos de la indiferencia que nos muestra la comunidad internacional, los llamados expertos en expresar consensos y redactar resoluciones, pero cobardes a la hora de reforzar aquello en lo que están de acuerdo. Hartos y cansados de vivir una vida de estiércol, de que Israel nos encarcele, de que Hamás nos golpee, de ser absolutamente ignorados por el resto del mundo.

Hay una revolución creciendo en nuestro interior, una inmensa insatisfacción y frustración que nos destruirá, a menos que encontremos una forma de canalizar esta energía en algo que pueda desafiar el status quo y nos dé algún tipo de esperanza.

La gota que ha colmado el vaso e hizo temblar nuestros corazones con frustración y desesperanza fue lo ocurrido el 30 de noviembre, cuando miembros de Hamas acudieron al Foro de la Juventud de Sharek, una prominente organización juvenil, con sus armas, mentiras y agresividad, expulsando a todo el mundo, encarcelando a algunos y prohibiendo continuar a Sharek con su actividad. Algunos días más tarde, quienes se manifestaron frente a la sede de Sharek fueron duramente reprimidos, llegando a ser encarcelados algunos.

Realmente vivimos en una pesadilla dentro de otra pesadilla. Es difícil encontrar las palabras que describan la presión bajo la que vivimos. Apenas pudimos sobrevivir a la operación Plomo Fundido, en la que Israel nos bombardeó de la ostia, destruyendo miles de hogares e incluso más vidas y sueños. No se libraron de Hamas, como pretendían, pero bien que nos aterrorizaron para siempre, y repartieron síndromes de estrés postraumático a todo el mundo; no había lugar al que escapar.

Somos jóvenes con el corazón abatido por el peso. Llevamos con nosotros una carga tan inmensa que se nos hace difícil disfrutar de una puesta de sol. ¿Cómo disfrutarla cuando nubes oscuras tiñen el horizonte y recuerdos dolorosos pasan ante nuestros ojos cada vez que los cerramos? Sonreímos para ocultar el dolor. Reímos para olvidar la guerra. Mantenemos la esperanza para no suicidarnos aquí y ahora.

Durante la Guerra tuvimos la clara certeza de que Israel nos quiere borrar de la faz de la Tierra. Durante los últimos años, Hamas ha hecho todo lo posible para controlar nuestras ideas, comportamientos y aspiraciones. Somos una generación de jóvenes acostumbrada a los misiles, intentando cumplir la misión imposible de vivir una vida normal y sana, apenas tolerados por una gran organización que se ha extendido en nuestra sociedad como un cáncer maligno, que en su camino va causando el caos y matando células vivas, ideas y sueños, así como paralizando a la gente con su régimen de terror. Por no mencionar la prisión en la que vivimos, una prisión mantenida por un supuesto Estado democrático. La Historia se repite en su aspecto más cruel, y a nadie parece importarle. Estamos asustados. Aquí, en Gaza, estamos asustados ante la idea de ser encarcelados, interrogados, golpeados, torturados, bombardeados, asesinados. Nos asusta vivir, porque cada paso que damos ha de ser medido y calculado, hay limitaciones por todas partes; no nos podemos mover como queramos, decir lo que queramos, hacer lo que queramos; a veces no podemos ni pensar lo que queramos porque la ocupación también ha invadido nuestras mentes y corazones de un modo tan horrible que duele, ¡y ello nos hace derramar lágrimas sin fin, lágrimas de frustración y rabia!

No queremos odiar, no queremos sentir todos estos sentimientos, ya no queremos ser víctimas. ¡Ya es suficiente! ¡Suficiente dolor, lágrimas, sufrimiento, control, limitaciones, justificaciones injustas, terror, tortura, excusas, bombardeos, noches de insomnio, civiles muertos, políticos fanáticos, estiércol religioso, cárcel! Decimos: ¡Que pare! ¡Este no es el futuro que queremos!

Queremos tres cosas. Queremos ser libres. Queremos vivir una vida normal. Queremos paz. ¿Es pedir demasiado? Somos un movimiento de paz constituido por la juventud de Gaza y sus partidarios en cualquier lugar, que no descansará hasta que la verdad sobre Gaza sea conocida por todo el mundo en todo el planeta, y en tal grado que no se aceptarán más consensos silenciosos o clamorosas indiferencias.

¡Este es el Manifiesto por el Cambio de la juventud de Gaza! Comenzaremos destruyendo la ocupación que nos rodea a cada uno de nosotros, romperemos esta prisión mental y recuperaremos nuestra dignidad y respeto para con nosotros mismos. Llevaremos las cabezas bien altas aunque encontremos resistencia.

Trabajaremos día y noche para cambiar estas miserables condiciones en las que vivimos. Construiremos sueños donde encontremos muros. Sólo esperamos que tú –¡Sí, tú que estas leyendo esta declaración!- puedas apoyarnos!

Queremos ser libres, queremos vivir, queremos paz!

Un fuerte abrazo de este humilde dominicano a estos valientes jóvenes de Gaza. Su coraje es una lección para los pueblos del mundo.