Hace una semana, en la Avenida del Puerto de Santo Domingo, “espoleadas” por la desesperación del confinamiento, adictos a la ideología de que “no pasa nada”, se congregó un montón de personas en pleno apogeo de la noche. Tenían la clara intención de disfrutar del seductor ambiente al aire libre.

Era un bonche general que de seguro casi incluyó maraca, güira y acordeón. Y esto es para no hablar de “lo urbano y lo no urbano”, o esa música estridente que rompe tímpanos y mueve cuerpos.

El Ministro de Salud Pública sacó como un mago debajo de la manga, el video del Monumento de Santiago, repleto de gente en “plena benberría”, gente con ninguna intención de irse para su casa y con claro interés de pasar la noche entera, como se dice, en “desacato”. 

Es bueno que utilicemos la palabra bonche, que en Dominicana significa, grosso modo, fiesta, parranda, chercha. “Yo boncho, tu bonchas, y todos bonchamos”. Sin embargo, esos bonches pueden salir muy caros, ahora todavía más en un estado de pandemia que ha cobrado muchas vidas.

Lo que decía el Ministro de Salud fue solo una prueba. Tengo en mi poder un video donde esto se evidencia con suma diligencia. Lo enviaron en uno de esos grupos de WhatsApp, donde todo se esparce como la pólvora. Indicaba la gran cantidad de pacientes en un hospital o una clínica privada. El asunto es que este video muestra el otro asunto que va a venir y no se quiere ni concebir: la falta de camas para los pacientes en los hospitales.

El Ministro solo habló de la Avenida del Puerto y de la Sarasota. Se entendería que las autoridades tomaran medidas más fuertes para evitar aglomeraciones. Recuerdo cuando hace más de 20 años, en los tiempos de su inauguración, ya “bonchábamos” en la Avenida del Puerto.

Hay gente que te dice: “ven acá, qué es lo que harán las autoridades?..esto de que hayamos pasado los 45,000 contagiados, no es nada fácil”. Se entiende la preocupación, sobre todo cuando no se tienen fuentes de información “variadas” que nos expliquen qué debe hacerse, pero ojo: tampoco las tienen los norteamericanos.

Por lo pronto, tenemos a Trump que al fin usó una mascarilla, cuando había dicho que no era necesaria. Había aclarado el asunto a través de su cuenta de twitter, “si te hace sentir cómodo, entonces está bien que la lleves”. Trump está en campaña, y no puede venir con subterfugios ni con metodologías escapistas (irse a Mar-A-Lago, por ejemplo).

Como decía el Ministro de Salud Pública, habrá apresamientos, y habrá redadas. Pero no solo esto podrá con todo este asunto de gente que no entiende que en la calle hay un riesgo superlativo de contagio. Falta un chin de liderazgo. Dice Powell, teníamos que asegurarnos de asumir la nueva misión y de que la impulsaríamos hasta que el soldado de menor rango se comprometiera con ella. Incluso el que llegara a vaciar el bote de basura durante la noche debería comprender la visión.