• Es un tipo muy extraño. – Glyn Johns sobre Allen Klein.
  • Sí, pero todos somos extraños. – John Lennon.

Entonces Yoko Ono no causó la separación. Qué vaina. Era tan fácil odiarla. Excéntrica, extranjera, distinta, 7 años mayor que Lennon, dos veces divorciada… era más fácil pensar que hipnotizó a John Lennon y pasó a chapiarlo con alguna milenaria técnica budista de seducción. No obstante, ahí va la realidad a hacerse compleja y 50 años después de su separación, se nos revela este material para comprender mejor a la banda.

"Get Back" es el título del nuevo documental de los Beatles, en el que en enero de 1969 las cámaras acompañan a la estelar banda a grabar su último disco convivido y a producir un concierto. La tarea es difícil. Tienen menos de 30 días para ponerse de acuerdo y ensayar todo esos 3 egos y medio (el ‘medio’ es de Ringo, quien parecía feliz con solo estar).

Los Beatles, a pesar de tener solo entre 25 y 28 años de edad para 1969, ya habían creado el precedente de los conciertos multitudinarios, revolucionado la música popular e instituido su propia época musical, la incomparable “Beatlemanía”. Sin embargo, la fama y el hecho de suspender los conciertos afectó la disciplina de grupo. En este sentido, la muerte de su manager Brian Epstein en 1967 contribuyó al deterioro en la relación de los integrantes. Razón por la cual Paul admite en el documental “Es como si papi se ha ido y ahora estamos solos en el campamento de vacaciones”. Esa figura paterna era necesaria, Paul rechaza asumirla, aunque parece salirle natural.

“Paul:  No puedo hacerlo. No puedo producirte.

John: Ni tú ni nadie puede. No permitimos gente que venga y diga "Haz esto"

Paul: Por eso he creado estructuras artificiales para trabajar con ellas…”

Es este entonces uno de los puntos centrales del documental, la necesidad de Paul, de 26 años, darle estructura y rigor a los demás. En ocasiones, levantando fricciones con George, que renuncia momentáneamente a la banda, y con John, que aburrido prefería a Yoko y las distracciones. Según John:

"En pocas palabras, Paul quería hacer otra película de los Beatles… y quería que nos fuéramos de gira o hiciéramos algo. Como de costumbre, George y yo estábamos diciendo: 'Oh, no queremos hacerlo, carajo' y todo eso. Así que lo planificó… Ni siquiera me importaba una mierda nada. Yo también estaba drogado todo el tiempo, con Heroína, etc… Y a nadie le importaba, ya sabes …

Paul tuvo la idea de que íbamos a ensayar … como buscar la perfección todo el tiempo. Y entonces tiene estas ideas de que ensayaremos y luego haremos el álbum. Y, por supuesto, somos unos cabrones perezosos y llevamos veinte años tocando, por el amor de Dios, somos hombres adultos, no nos vamos a quedar sentados ensayando. De todos modos, yo no. Y no pudimos entrar en eso… No se podía hacer música a las 8am ni a las 10am o lo que fuera, en un lugar extraño con gente filmando y luces de colores."

A pesar de que el documental no refleja la negatividad que se leen en estas palabras de Lennon, la realidad es que sí se puede observar la grandeza de Paul McCartney. El genio artístico bien pudo ser compartido en la banda, ya que John continuaría en su carrera solitario, con Yoko de musa, a producir grandes canciones de mayor calidad que Paul. No obstante, Paul supo combinar su calidad con su talento para administrar y producir.

Es así como Paul dirige a Lennon, a Harrison y a Ringo. Sabe lo que quiere. Dirige la parte comercial de la banda. Cuando le llevan un diseño visual, le dice a quién se lo esté llevando "pregúntenle a John y Yoko, ellos son los artistas". Es decir, reconoce el talento y lo respeta. En el momento de producción musical valora y admira en demasía la opinión de John, no tanto así la de George. Lo cual resiente a George al punto de hacerlo renunciar. La relación con George es uno de los momentos de apogeo del documental, quien hastiado le llega a decir a Paul con tono pasivo-agresivo “tocaré lo que quieres que toque, o no tocaré nada, si eso es lo que quieres”.

Fruto de esta crisis, Paul y John tienen que hablar de esa herida que lleva George y que solo ha crecido con el tiempo. En estos momentos hablan dos adultos maduros, opera un criterio de comprensión y razón, Paul admite sus errores y disminuye la intensidad de su disciplina.

Sin embargo, Paul era la clave. Cuenta Ringo que “Si Paul no hubiera estado en la banda, probablemente hubiéramos hecho dos álbumes, porque éramos unos holgazanes. Paul es un adicto al trabajo. John y yo estábamos sentados en el jardín recibiendo el color verde del árbol, y el teléfono sonaba y nosotros sabíamos: 'Hola, muchachos, ¿quieren pasar? Vamos al estudio".

En un momento sí se resalta la dificultad de Paul con el trabajo y la estructura. Se le dificulta digerir que el compromiso que hicieron no podrá ser cumplido. John le explica que no hay tiempo… que, si tenemos 7 canciones, mostremos 7 canciones. Y Paul le explica "Eso es lo que tengo que entrar en mi cabeza. Es un álbum (no un documental). No tengo quejas, solo tengo que procesarlo en mi cabeza.”

El documental también revela cómo el proceso creativo Lennon/McCartney ha sufrido. Ya no pasan tanto tiempo juntos como cuando vivían en la misma habitación. El tener a Yoko en la sala de grabaciones como una sombra le restringe a Paul la libertad, admitiendo el que sentía que tenía que agradarlos a los dos. Yoko se observa como un personaje secundario en la dinámica. Reservada, silenciosa, teje y toma notas. No obstante, cuando le hablé a un amigo de su rol insignificante, me dejó abierta otra graciosa posibilidad “Esas son las más peligrosas”. Por su parte, Paul habla con mucha cortesía de ella ante el staff y admite que no puede enfrentarse a un hombre enamorado, así como que le daría risa que en 50 años la culpen a ella por la separación.

El director Peter Jackson logra traernos a estas 4 leyendas, jóvenes llenos de vida y colágeno, en una especie de “Reality Show” moderno por unas 8 horas. Devolvernos a John Lennon, a sabiendas de que solo le quedan 10 años de vida es agridulce, pero sublime. Más allá, saber que no están actuando, que están viviendo, aburriéndose, hartándose, peleando, creciendo y creando: los humaniza.

Alcanzar un sentimiento al final del documental de unidad, alegría y optimismo es una de las mejores partes del mismo. Los Beatles logran su cometido y se disfrutan a pesar del trabajo. Lo suficiente para que Paul admitiese hace pocas semanas que el documental cambió su percepción de la ruptura. “Muestra que los cuatro la pasamos genial… que podíamos hacernos reír el uno al otro.” Un día pasan por altos momentos de tensión y al siguiente se ríen, ensayan y bromean con personajes y acentos. La admiración y el respeto están presentes. Hay un momento en que Ringo se queda mirando a Paul tocar el piano y dice: "No es genial? Me podría pasar una hora viéndolo ".

Esto cambia la percepción sombría de la ruptura, del rol de Yoko, de los egos o la tiradera que surgiría después. Eran amigos, se disfrutaban y, como toda buena amistad, estaba basada en perdonarse y convivir con las diferencias de caracteres constantemente. La distancia posterior que da la vida y sus carreras exitosas, impedirían acceder nuevamente a estas dinámicas de amistad. El asesinato de Lennon impediría la reunión. Una tragedia para gente que se quiso tanto.

El documental es divertido y culturalmente enriquecedor. Una oda a la amistad y a la música. Al terminarlo le escribí a un buen amigo con el que tenía una banda musical en el colegio, en la cual se replicaban algunos de estos procesos creativos sin rigor y le dije:

“Sheratan, tienes que ver el documental de Los Beatles. Sale Alan Parsons. Es como nosotros cuando tocábamos, solo que con talento… y elegancia… y dinero…”