Durante muchos años la República Dominicana disfrutó de los beneficios de una baja inflación, lo que le permitió mantener los precios y la tasa de cambio bajo un relativo control.
La pandemia, que ha puesto el mundo patas arriba, también afectó los precios de casi todos los productos; provocados éstos, entre otras cosas, por interrupción en la producción, problemas de mano de obra y aumento en los costos del transporte de mercancías. Un ejemplo muy ilustrativo sobre este último punto, es el siguiente: antes de la pandemia, el valor del flete de un contenedor de 40 pies desde China era de unos US$2,400.00; hoy en día traer ese mismo contenedor desde ese país, supera los US$15,000.00.
Así mismo, una serie de insumos importantes para la producción industrial siguieron ese camino, experimentando alzas entre un 20 y un 50 por ciento. También la producción de alimentos, especialmente los cereales, corrieron la misma suerte, sufriendo aumentos, que según la FAO no se veían desde el año 2011.
En este momento en nuestro país la inflación supera el 10 por ciento, según informa el Banco Central, algo que desde hace mucho tiempo no se experimentaba; situación que preocupa tanto a las autoridades como a la ciudadanía en general, que diariamente sufre los efectos de los constantes aumentos de precios y que dada las circunstancias por las cuales se producen, lucen difíciles de controlar.
El gobierno se ha reunido con los sectores productivos de la Nación y en este momento comisiones trabajan en elaborar recomendaciones encaminadas a buscarle una solución al problema. Uno de los recursos más usados a nivel mundial y que ya se utiliza aquí, es el de otorgar subsidios tanto a productores de bienes básicos como a consumidores de éstos. La interrogante siempre es la misma, a quién beneficiar con los subsidios?, pues cuando lo reciben los productores, los beneficios le llegan tanto los que los necesitan como los que no. Y en el caso que se opte por el de subsidiar directamente a los consumidores de menores ingresos, el manejo se hace más complicado y se corre el riesgo de dejar fuera a personas que realmente los necesitan.
También existen otras formas de controlar los precios, pero éstas requieren de la colaboración y el sacrificio económico de todos los involucrados en la cadena producción-distribución. Esperemos por las medidas que recomendarán las comisiones para hacerle frente a este espinoso y delicado asunto.
La buena noticia en relación con este generalizado incremento de precios, es que de acuerdo con los analistas éstos comenzarán a descender a finales de año, por una disminución de la demanda acumulada y un aumento en la producción. La ya mencionada FAO, pronostica una cosecha récord de cereales para el 2021. Esperemos que estos vaticinios se cumplan.
En lo que se refiere a la República Dominicana, tengo mis dudas de que los precios desciendan, pues aquí lo que sube muy difícilmente baja.