Con razonables argumentos hay quienes ven en los aumentos desmesurados que tienen los combustibles cada semana, una actitud intencional del  Presidente de la República para socavar las posibilidades electorales de Danilo Medina, el candidato de su propio partido. Se puede entender que el mandatario, con estas inconsecuentes medidas de cada viernes,  pone más sebo al palo ensebado al que se refirió el candidato del PLD al hacer un paralelo con las medidas impopulares que adopta el gobierno que luego  se reflejan en perjuicio de su campaña.

Nadie se explica que se haya hecho una  Ley para regular  los precios de los derivados del petróleo, de modo que estos aumenten o disminuyan según lo haga el precio de referencia  WTI (Texas),  y luego se "regulen", haciendo otra cosa en perjuicio de los bolsillos del pueblo.

Cuando el barril del petróleo baja de precio, en el país, los combustibles aumentan o se mantienen inalterables, esto le permite al gobierno, recibir una cantidad desmedida de recursos que en el mejor de los casos se destinaría para atenuar el déficit fiscal, pero en el peor, a la corrupción de funcionarios y al uso indebido para fines políticos. Para cualquier propósito que se utilice, se viola flagrantemente una Ley adjetiva y se demuestra la indolencia del gobierno frente al pueblo.

Un ejemplo palpable se produjo la semana pasada cuando el precio del barril del petróleo referencial, descendió el jueves 4-8-11 algo más de US$ 10, pero el combustible local mantuvo su precio inalterable. Desde el gobierno argumentaron que el valor que se toma para el ajuste de los precios en el país, es el precio que tiene el barril el  miércoles de cada semana, sin embargo, ya ha sucedido varias veces que si es un aumento del petróleo lo que se produce un jueves, ese incremento se refleja al día siguiente, sin tomar en cuenta el precio menor que tuvo el día anterior.

En cada caso, el gobierno acomoda la explicación a su conveniencia. A veces tienen el descaro en decir que el aumento pudo ser más alto, infiriendo que se le debe agradecer la decisión de un aumento que debió ser aún mayor.

Durante la semana del 28 de Julio al 5 de agosto, al frizar los precios, a pesar de que se produjo una baja tan considerable en el petróleo de Texas,  el gobierno aumentó su margen de beneficios entre 9 y 14 pesos por cada galón de los distintos derivados, así se incrementaron a un promedio de 90 pesos, los impuestos que paga la gente por cada galón de combustible que compra.

Este martes (9-8-11) la prensa informó que el barril de Texas bajó otros 6 dólares. Ha descendido más de 16 dólares en las últimas dos semanas. Es prácticamente un desplome en los precios. Está a US$81.31, el más bajo en lo que va de año (el presupuesto para este año se hizo calculándolo a US$87).

Veremos qué hace el gobierno el próximo viernes 12-8-11. No hay mucha esperanza. Si deben reducir los precios en 15 o 20 pesos, con mucha suerte, bajarían 1 o 2 pesos, pero lo acostumbrado es que, sin importar la violación de la Ley o el bolsillo de la gente, lo dejarán igual o lo aumentarán para obtener más recursos para el dispendio y la campaña electoral de la candidatura oficial.

Con estas medidas abusivas, ilegales y altamente impopulares, el gobierno peledeísta juega con la capacidad de tolerancia del pueblo dominicano, echando más  leña al fuego de la precaria situación económica de los ciudadanos. Pueden estar "jugándose la faja" como parte de una estrategia política con un propósito bien definido.

Quizás al mismo Presidente le importe un bledo la suerte electoral de Danilo Medina o su propio posicionamiento en cuanto a la aceptación del pueblo. Es natural que esto no le importe porque no es candidato. Pero el mandatario podría dejar actuar a muchos funcionarios para que actúen decididamente por  el triunfo de Danilo Medina. Tendrían la manera para desviar parte de estos recursos hacia la promoción de la costosa campaña que está realizando su candidato. Está en juego la continuidad en el poder, y más que otra cosa, garantía de protección judicial sobre hechos punibles en un eventual gobierno de Danilo Medina.

El candidato del PLD está atrapado en su propio partido, no puede librarse del mal gobierno de Leonel Fernández. El tren gubernamental le persigue, arrastrando sus lacras y desatinos. Danilo Medina, es tímido en desaprobar las medidas, pero tampoco las rechaza abiertamente para no confrontar sus compañeros del gobierno. Se maneja dubitativo entre lo que sabe que le perjudica, y lo que entiende que en alguna forma le favorece. Estará consciente que el día de las votaciones se le pasará factura por su mutismo de conveniencia y por su estrecha identificación con los desatinos del gobierno.