De Tadao Ando tenemos un grato recuerdo; y cuando nos referimos a un grato recuerdo es que realmente tenemos un recuerdo físico, de Tadao Ando,  en nuestras manos. Se trata de un autógrafo del año 2011, firmado en una postal muy conocida del famoso arquitecto. Lo conseguimos en una subasta el año pasado, dentro de un lote que incluía una obra gráfica de Juan Genovés. Algún día nos detendremos en Genovés…Probablemente nuestro pintor favorito vivo.

Volviendo desde los Cerros de Úbeda (es decir dejando de desvariar) y recobrando la ruta original de Tadao Ando, tenemos que el ganador del Pritzker del Año 1995 tampoco tiene en sus manos un título de arquitecto, como sus colegas referenciados en esta serie.

Nacido en Osaka, Japón, en el año 1941, se dedicó a viajar por Europa, Asia y África luego de colgar sus guantes de boxeo; deporte que practicó con cierto nivel de profesionalidad antes de comenzar su viaje por la arquitectura a los 28 años. El muy audaz Ando,  entendió a esta corta edad, que sus viajes y los conocimientos adquiridos en los talleres de carpintería en los que había trabajado antes, ya le valían para aventurar con su propia empresa.

La obra del Maestro Ando muestra la simplicidad de una mente brillante combinada con la rotundidad que ofrece el hormigón….Bendito hormigón que quitas los pecados de los arquitectos e ingenieros y que tienes piedad de todos nosotros.

En palabras atribuidas por, Wikipedia, al propio arquitecto, se puede encontrar parte de su filosofía: “Pienso que la arquitectura se torna interesante cuando se muestra el doble carácter de simplicidad y complejidad”. No podemos afirmar que estas sean sus palabras, pero desde luego podemos reconocer en estas líneas la esencia de su discurso arquitectónico.

Muchas son las obras de Tadao Ando que podemos referenciar, pero cambiando la estructura de los artículos anteriores, nos referiremos a nuestra favorita, la Capilla sobre el agua o Iglesia del Agua, diseñada por el arquitecto en la década de los 80 y construida entre 1985 y 1988 en Hokkaido, Japón. En esta obra se puede ver como se conservan todos los componentes de una arquitectura sagrada, pero desde una perspectiva más abierta, y esto nunca mejor dicho.

El cristianismo exalta la obra del creador como elemento magistral;  todo cuanto nos rodea es obra de Dios, pero en la cultura católica son las imágenes las que intentar acercarnos a Él. Se nos presentan referencias iconográficas (quizás no sea el termino más correcto) y se nos invita a que nos hagamos figuras de los que habita en los cielos, sean estos santos, ángeles, la virgen y desde luego Cristo. En la cultura protestante, más abstracta, menos gráfica, con iglesias claras pero sin imágenes, se nos invita a realizar un ejercicio espiritual acerca del creador y su obra,   por medio de la adoración musical, es decir, himnología y liturgia virtuosamente musicalizadas…Bendito Bach..!!!

Pero Ando se salta estas metodologías cotidianas de la arquitectura religiosa occidental y plantea en la Iglesia del agua un presbiterio o altar que no tiene fin, sin imágenes, sin barreras; abierto. Detrás de la cruz vacía de Cristo se alza majestuosa la naturaleza pura, o lo que es lo mismo, el agua, los árboles, la floresta….el paisaje: la creación en sí misma; la obra de Dios.

Les invito a verla…y si pueden a visitarla:  http://www.tadao-ando.com/projects/

Hasta la próxima.