En estos tiempos gran parte del pueblo cristiano celebra la llegada al mundo del niño Jesús, venciendo milagrosamente los obstáculos de esa peligrosa época en que gobernaba Herodes un gobernante caracterizado por ser corrupto y sin respeto a la vida humana, antivalores que han trascendido los tiempos hasta el punto que hoy día tenemos nuevos herodianos.
Las Sagradas Escrituras, especialmente en el evangelio de Mateo, relata que Herodes, gobernante de origen idumeo y puesto como gobernante de Judea por los romanos, cuando supo del nacimiento del niño Jesús por los sabios de oriente quiso saber su ubicación para matarlo.
Una razón motivaba a Herodes: su ambición desmedida, codicia y egoísmo. Temía perder el poder y no quería competencia. Al verse frustrado en sus propósitos ordenó diabólicamente matar a todos los niños de Belén.
José y María tuvieron que huir hacia Egipto luego de la advertencia de un ángel. Los eruditos afirman que Herodes esperó por dos años a los sabios de oriente que por indicación divina, nunca dijeron la ubicación del niño a Herodes.
Esta historia que se ha contado miles de veces, revela que las Sagradas Escrituras son eternas y llevan la revelación divina por los siglos. Hoy día se puede dar una nueva lectura aleccionadora para el mundo y la sociedad actual.
Esa nueva lectura se puede interpretar en que los antivalores herodianos que conspiran contra la vida hoy día subsisten y reviven ante la concepción anti vida a través de las políticas que quieren implantar aquí el aborto.
Son herodianos los motivos disfrazados de "derechos humanos" para asesinar una vida que apenas se inicia, bajo la falsa premisa de "proteger" a ultranza los derechos de la mujer.
Por esas razones, declaramos el 2017 como el "año de la lucha por la vida" ante las amenazas que se ciernen sobre nuestro país financiadas desde el exterior para implantar aquí la industria de la muerte.
La industria de la muerte ofrece "razones científicas" para la contra concepción, que económicamente es rentable a través de la venta de nedicamentos abortivos con ganancias exhorbitantes de miles de millones de dólares.
Por ejemplo, la industria abortista española ha dejado ganancias que ascienden a mil millones de euros, por lo que resulta muy rentable el asesinato de millones de niños que se les arrebata el derecho de nacer.
Existe información comprobada de que la industria médica y farmaceútica trans nacional invierte cuantiosos recursos a través de organizaciones no gubernamentales, supuestamente "defensoras" de los derechos de la mujer.
A través del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) tenemos un plan de lucha que ya iniciamos, propagando los valores a favor de la vida. Apaguemos los esfuerzos herodianos de instaurar aquí la cultura abortista de la muerte.