En las recientes elecciones norteamericanas los demócratas sacaron un 51% de los votos totales y los republicanos un 48%. Ese país está políticamente dividido casi por la mitad.

Otra vez las encuestas subestimaron la popularidad de Trump pues, a pesar de la pandemia entonces en su peor momento, a pesar de la gran recesión económica y a pesar de los escándalos durante los casi cuatro años de su gobierno, Trump sacó más votos que en el 2016. Los republicanos puede ser que no pierdan ningún senador y ya ganaron diputados. Mientras Biden, siguiendo las recomendaciones de los expertos en pandemia, abogó por el uso de mascarillas, distanciamiento social y mantenernos en los hogares, Trump concentró su campaña en grandes mítines con pocas mascarillas visibles.

Se mantiene la división racial, heredada desde la sangrienta guerra civil de 1861-1865. Los blancos con poca educación y residentes en las zonas rurales favorecieron a Trump, los blancos educados y urbanos, las minorías afroamericanas y latinas votaron por Biden. La religión también dividió: evangélicos con Trump y protestantes con Biden, mientras el tema del aborto segmentó aún más.

Los Estados Unidos por primera vez desde finales del siglo XIX están polarizados políticamente. Para los republicanos más derechistas Biden y su equipo son socialistas, anarquistas y discípulos de Lenin. Para los demócratas derechistas los seguidores de Trump son nazistas y racistas. El presidente ha logrado que muchos americanos juren por un populismo nacionalista, como el que auspicia Bolsonaro en Brasil y existe ya en Hungría y Polonia. En Gran Bretaña esas ideas populistas llevaron al Brexit, un gran error, como pronto se evidenciará. Trump ha sido derrotado, es cierto, más no el trumpismo.

El impacto sobre los dominicanos de un gobierno de Biden dependerá de si este logra controlar o no el Senado, lo que se sabrá a principios de enero. En ausencia de ese control, aun así, podrá imponer medidas administrativas, favorables a los dominicanos como las siguientes:

(1) Permitir que se queden a vivir en Estados Unidos unos ocho mil “soñadores” dominicanos, quienes siendo niños se trasladaron allí.

(2) No poner en vigencia la amenaza de Trump de gravar con impuestos a las remesas.

(3) Ser más generoso con las visas para reunificación familiar y que conllevan a recibir la “tarjeta verde”, las cuales se han reducido mucho durante los últimos dos años.

(4) Defender el medio ambiente, incorporando a su país al Acuerdo de París.

(5) Auspiciar en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial mecanismos universales de financiamiento para enfrentar la actual depresión mundial, asunto bloqueado por Trump, pues beneficiaría también a China e Irán.

Si obtiene el control del Senado Biden entonces podría lograr, además, que se acuerde la reiniciación, y posible ampliación del paquete de estímulos fiscales para beneficio de dominicanos residentes en Estados Unidos que hoy día han perdido empleos y que no cobran ese subsidio desde septiembre 1. También podría lograr que se documente a los dominicanos actualmente ilegales.

En cuanto a la política de un gobierno de Biden hacia la República Dominicana es previsible un mayor énfasis en el cumplimiento de los derechos laborales y un mejor tratamiento hacia los haitianos que laboran en nuestro país. Biden ya nos visitó en el 2014 durante el primer gobierno de Danilo Medina.

Dos descendientes de dominicanos jugarán papeles importantes en el nuevo gobierno: Tom Pérez, nieto de Rafael Brache, exilado anti trujillista, es presidente del partido demócrata desde hace varios años pero ahora presidiendo ese partido en el poder, su influencia será mucho mayor. La salcedense Julissa Reynoso, graduada de Cambridge, Harvard y Columbia, ex subsecretaria de Estado y ex embajadora en Uruguay, es parte del equipo de Biden para asuntos latinoamericanos y se asume que a partir de enero 20 detentará una alta posición en asuntos internacionales.

En una pequeña ciudad de Irlanda y en otra igualmente pequeña en la India se festejaron las victorias de un descendiente de los Biden y otra de los Kamala. Poco antes había tenido lugar otro festejo, en una ciudad libanesa, con motivo del éxito de un “Abin-Ader”. Es el tiempo político de las familias de emigrantes.