En cada campaña electoral se realizan alianzas entre partidos minoritarios y mayoritarios. Por lo general de esas alianzas solo vemos cuando aparecen levantando las manos en señal de que algo bueno ha sucedido.
Muchos dominicanos se preguntan ¿sobre qué base de compromiso se firman esos acuerdos? Es evidente que a quienes mejor les va en la alianza es al Partido minoritario.Dentro de las propuestas y ofertas para firmar el acuerdo es bien sabido que se ofrecen ministerios y puestos en el gobierno para que los minoritarios coloquen a su gente en caso de ganar la campaña.
La otra razón por la que aparece grandemente favorecido el minoritario es que el partido mayoritario también se compromete a enviar personas que voten por el minoritario y esto se hace por varios motivos: la primera es que, como el Partido mayoritario no puede emplear a toda su militancia, el partido aliado les sirve para justificar las nominillas. Pero, ¿cómo capitaliza el partido minoritario los demás votos?
Esta pregunta es muy importante porque nos presenta los otros amarres que no se ven. El líder principal del partido aliado se asocia a algún diputado o senador para que estos envíen a sus gentes a votar por ellos a cambio de nombrarle personas en la instancia que le corresponda ocupar.
Cuando un partido minoritario consigue escalar algunos peldaños con cierto éxito, puede llegar a engreírse, pensar que es imprescindible y cometer el error de creer que su ascenso es resultado de su fuerza como partido y no por los amarres que no se ven con un mayoritario, basta observar que apenas un partido minoritario decide trillar su camino por separado su nivel de votantes y popularidad desciende estrepitosamente por la concentración del voto en los tres principales partidos.
Pero los amarres que no se ven no solo se realizan con partidos minoritarios, sino con poderes económicos que se comprometen a financiar económicamente la campaña a cambio de concesiones en el gobierno, de puestos en el tren gubernamental o facilidades de impuestos para gestionar conforme les plazca. Es por ello que muchos gobiernos se ven obligados en determinado momento a abdicar de sus propias convicciones e inclusive sacrificar decisiones importantes que atañen a la mayoría.
Lo que acabo de narrarlas es tan solo la punta de un iceberg que suelen llamar real politiquek.