1.- El expediente donde figuran los imputados por el caso Jordi, se encuentra en estado de fallo ante la Suprema Corte de Justicia, desde el 27 de marzo, del año en curso 2017.
2.- Los procesos judiciales están regidos por plazos, de donde resulta que, luego de iniciados, en un momento dado llegarán a su final. Por tanto, la desesperación, el desaliento y la desmoralización, que nunca han estado presente en mi, mucho menos ahora me van a dominar.
3.- En mi condición de padre de Jordi, permanezco esperando, animado y enteramente alentado, porque estoy confiado que, más temprano que tarde, el caso terminará.
4.- Porque soy hombre de convicciones, al caso de mi hijo le he dado seguimiento en calma, tranquilo; sin desilusionarme, y con el convencimiento de que exasperarme podría llevarme a sacarme de quicio, en un asunto que requiere actuar en forma equilibrada, con suma ecuanimidad.
5.- Confiar, creer, estar plenamente convencido de que el expediente que comprende el caso de Jordi, en todo momento ha estado y está en manos de magistrados confiables, me lleva a permanecer en una espera sin temores, sobresaltos, ni atrapado por el susto.
6.- La tranquilidad espiritual que me acompaña para esperar el fallo del más alto tribunal del país, no va a cambiar; la conservaré con serenidad, en pleno sosiego, con verdadero aplomo. No tengo razón alguna para estar nervioso, perturbado o inquieto.
7.- El momento ha de llegar para que Jordi, su familia y la sociedad dominicana sana descansen, estén en paz, luego de haber permanecido con intranquilidad por un hecho repugnante, abominable y despreciable.
8.- Por muy degradada que está la sociedad dominicana, no todo está perdido, en su seno hay mujeres y hombres no contaminados, en los cuales hay que confiar. Debemos conservar, dar fe, certificar como correcta la conducta de jueces que históricamente han probado ser probos y honestos. El fallo de la Suprema Corte de Justicia, lo espero tranquilo y me inclinaré ante lo que decida.