1.- La tentativa de asesinato materializada en la persona de mi hijo Jordi, se llevó a cabo por una asociación criminal, dirigida y financiada por el hoy finado Adriano Román. Por tal motivo, al informarme del fallecimiento de éste dije, “en lo que a él respecta,   con su muerte, para mi concluye un viacrucis procesal, me quedo sin ningún rencor. Que descanse en paz”.
 
2.- Al ser humano le tengo consideración sin importar el comportamiento bueno o malo que exhiba o haya mostrado en el curso de su existencia, porque para sancionar las acciones dañinas de los delincuentes están los tribunales, por lo que no debe ser obra de los particulares por muchas razones de peso que puedan tener.
 
3.- El expediente relacionado con los que procuraron matar a Jordi, y que todavía viven, estoy comprometido a darle seguimiento hasta que concluya con una sentencia definitiva e irrevocable y que cumplan totalmente las condenas que se les impongan, y en los recintos carcelarios que indique la decisión judicial.
 
4.- No tengo formación de perseguidor, acosador ni trato de acorralar a nadie, pero como padre de Jordi estoy en el deber de ser perseverante, mantenerme firme a los fines de que todos aquellos que se unieron para asesinar a mi hijo paguen por su acción criminal. No es un cazador ofensivo quien busca que la justicia impere.
 
5.- Diferentes factores hacen posible la impunidad, y uno de ellos es que ante la lentitud de los procesos judiciales penales, las víctimas directas e indirectas se cansan, lo que permite que la criminalidad siga presente en el país. En lo que al caso de Jordi se refiere he dicho y reitero que para mí es una cuestión de honor que todos los que se asociaron para eliminarlo, paguen por el hecho.
 
6.- Para los responsables de la operación criminal que fue objeto Jordi, no he aspirado a rigidez ni a estrictez, como tampoco tolerancia y complacencia.  Solo deseo que se haga justicia; que se castigue en base a la ley, el derecho y de acuerdo con lo abominable, repugnante y vituperable que fue el hecho contra mi hijo.
  
7.- Aunque falleció Adriano Román, debo continuar dándole seguimiento al asunto con relación a los demás coautores, los cuales tienen deuda de sangre con mi familia y con la sociedad. La continuidad, la prolongación ininterrumpida en la búsqueda de la justicia no cesa, es en mi algo que no puedo abandonar ni por un segundo.
 
8.- Mientras tanto continuaré a la espera de que se decida el recurso de casación interpuesto por la generalidad de los autores del crimen, que se encuentra en estado de fallo ante la Suprema Corte de Justicia. Si he sabido aguantar sufrimientos, pesares con paciencia y calma, debo no desesperarme hasta que llegue la decisión final.