Me enteré el viernes de esta historia de horror. El total de lo que adeudan a la Junta de Vecinos de Costa Verde por el servicio de seguridad del residencial es de medio millón de pesos. Reciben el beneficio del servicio, pero no lo pagan. Es el problema que los economistas llaman “free raider” cuando hay bienes comunes que se consumen sin poder excluir a los demás. El término se traduce como “el parásito” en textos de economía en español. Un buen ejemplo de lo acertada de la traducción se tiene en los morosos de esa urbanización.
La seguridad cuando es privada, contratando tu propio guachimán, excluye del beneficio a los vecinos. La responsabilidad primaria del guardián es cuidar la vivienda de aquel que lo contrata. Un poco de externalidad positiva, gratis, recibe la casa del frente o aquellas que están como el swing de cadera de Los Rosario, a la derecha-a la izquierda. Esto porque es obvio existe un mayor riesgo cuando se trata de robar o atracar en la cercanía de un hombre con escopeta. Sin embargo, son precisas las instrucciones de supervisores para actuar con suma moderación y precaución en casos afecten al que no es cliente. Fuera de un pequeño perímetro, cada vecino debe contratar por su cuenta. El vigilante armado que está a tres casas de la suya no es una garantía para impedir que ladrones le hagan una mudanza el fin de semana largo se fue para un resort.
Los vecinos de Costa Verde sabían que una solución comunitaria era más barata que tener un guardián por cada casa, pero antes de dar ese paso había que probar la efectividad del modelo público gratis de “Seguridad Rogada”. Así se le dio oportunidad a la moción-arenga: “Es con nuestros impuestos que se paga a los policías tienen el deber de venir a patrullar por aquí gratis. Hay una estación de policías en la esquina. Es cuestión de ir a protestar para que nos atiendan, mandar carta al Jefe de la Policía, que la prensa venga y haga un reportaje.” Solicitud recibida, noticia difundida, patrullaje por unos días y de vuelta a robos, intranquilidad, ruidos y abusos de espacios públicos.
Con el aporte extraordinario de un famoso pelotero criollo y contribuciones prorrateadas por casas, edificios y negocios, la seguridad privada eliminó este infierno. Una caseta de guardianes en la única entrada al residencial espantó para siempre a ladrones no pueden sacar su botín. También a los atracadores en motores que peinaban a todas horas las calles. Carros discotecas ya no perturban la paz del pequeño malecón al final de Costa Verde, área que ya no es centro de reunión para juergas de no residentes o encuentros sexuales de exhibicionistas, tacaños o miserables no gastan en los moteles cercanos. Tampoco se permiten guagüitas anunciadoras, jolgorios y bebentinas sin control en los colmados, puestos de frutas en las esquinas, limpiabotas y predicadores tocan timbre o intercom. En fin, la tranquilidad de Casa de Campo, La Romana, a menos de un kilómetro del Puerto de Haina, por un pago mensual de 500 pesos los apartamentos y 1,000 las casas.
Una seguridad privada de primera abarca ahora a todo el sector por un gasto diario de 16 ó 32 pesos por unidad habitacional, sumas inferiores al monto diario de propinas que se entregan a los jóvenes del servicio a domicilio de los colmados. Asombroso que 57 de estas familias tengan de cabeza del hogar a quien la disfruta sin pagar por la dificultad de excluirlo, como hacen los parásitos mencionan los libros microeconomía.
Este grupo de morosos es minoritario, el 12% de los residentes, pero la deuda es grande. Medio millón de pesos tienen trabado el plan para incorporar más cámaras de vigilancia y guardianes hagan ronda motorizada. Un boycott para no comprar a los dos colmados que tienen deudas se pondrá en marcha entre los buenos vecinos que están al día. Empresa de cobros compulsivos está dispuesta hacer las gestiones frente a morosos. En la garita el brazo de residentes sólo abrirá automático cuando se tengan las cuotas al día. Genial que la mayoría esté decidida a no dejarse vencer por los malos vecinos cuya morosidad injustificada los hace cómplices de los ladrones, violadores y antisociales tenían a los residentes viviendo en zozobra. ¡Paguen, cojoyo!