Todos los recursos naturales en cualquier parte del mundo son explotables. Todos los lugares de alta fragilidad ambiental pueden ser desarrollados con vías de acceso, extracción o servicios. Nada de interpone entre el hombre y la naturaleza, siempre que prime la conservación del medio ambiente. Si nos enfangamos en este asunto por puro fanatismo, simplemente nos jodimos porque la minería, las exploraciones petroleras y otras grandes obras de infraestructura vial y turística, jamás progresaran en este país.
El problema se reduce a si los proyectos que impactan el medio ambiente pagan sus costos, minimizando los daños al ecosistema. Si lo hacen, perfecto, pero si no, es mejor dejar las cosas como están. ¿Bahía de las Águilas pagaría sus costos ambientales? Definitivamente que sí. ¿Lo hace Barrick Gold en la Mina de Pueblo Viejo? Para extraer oro es viable pagar esos costos ¿Lo haría Falcondo en Loma Miranda? Probablemente no sería rentable solo para extraer ferroníquel (basado en precios, costo ambiental y de producción).
Estoy seguro que si ese equipo del PNUD evalúa el estudio de impacto ambiental de la carretera norte-sur que cruza la cordillera central, todo se va al demonio porque serian tantos los cambios propuestos para hacerla viable ambientalmente que superarían a los de Loma Miranda. Eso implicaría inversiones millonarias en la protección del ecosistema que probablemente harían inviable financieramente esa obra por tratarse de una carretera con tránsito marginal. Ahí mismo muere el proyecto. Pero este es un asunto político y la carreta va contra viento y marea.
Lo mismo hubiera ocurrido con el tramo de 24 kilómetros del Catey a las Terrenas (parte del Boulevard del Atlántico) donde se destruyeron miles de hectáreas de montañas y bosque denso para que menos de 200 vehículos, transiten al día pagando un peaje de 980 pesos ida y vuelta, sin contar lo que le cuesta al gobierno para compensar a la empresa que administra el peaje. Una perfecta locura y un perfecto robo.
¿Y que pasaría se se evaluara el daño ambiental producido por la extracción indiscriminada de materiales en los ríos? Ninguna empresa pagaría lo que cuesta compensar esos daños pero siguen acabando con los bosques y ríos con un costo ambiental cero.
Esos costos ambientales es lo que impide que ciertas zonas de alta fragilidad sean explotadas en varios lugares del mundo porque son tantas las obras complementarias y medidas de protección que hay que tomar, que hacen financieramente inviable los proyectos. Aunque todo depende de qué tipo de proyecto.
En el caso de Loma Miranda, lo que dijeron los técnicos contratados por el PNUD es que el estudio de impacto ambiental elaborado por la empresa Falcondo Xstrata Niquel era “superficial e incompleto”, para garantizar que la explotación de la mina no dañe el medio ambiente. O sea, el proyecto no es viable como está diseñado. Eso es todo. Pero eso no quiere decir que Loma Miranda no pueda ser explotada con un efecto mínimo en el medio ambiente si se cumplen con todas las exigencias ambientales que la zona demanda.
Ahora le corresponde Falcondo evaluar si es financieramente factible hacer las inversiones adicionales que recomiendan los técnicos del PNUD, para minimizar el impacto ambiental de la explotación minera en Loma Miranda. Es posible que por ser una zona de alta fragilidad, esa inversión haga financieramente inviable el proyecto y la empresa se retire definitivamente del país en el 2016. Es lo que pienso por las informaciones que dispongo sobre precios y costos.
Si no formamos un equipo de técnicos altamente calificados y fortalecidos con expertos extranjeros, para garantizar que las empresas mineras que quieran invertir en Republica Dominicana, cumplan de manera estricta con los requerimientos ambientales que cada explotación exige, entonces lo que procede es declarar al país en cuarentana para este tipo de proyectos. Decir no y basta.
Nadie quiere gastar millones de dólares en estudios y sondeos y conseguir los permisos ambientales que otorga el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, para que después se arme el lio de los pastores. Así ocurrió con una cementera que se instalaría en los haitises y que después de obtener su permiso ambiental e invertir unos US$5 millones, todo se derrumbó por un estudio posterior que puso en evidencia los daños que causaría en el medio ambiente.
¿Quien se anima en esas condiciones a explorar nuevas fuentes de oro, plata, níquel, yeso, gas natural, carbón o petróleo? Yo no le recomendaría a nadie que lo hiciera salvo que contraten a los técnicos del PNUD o de Harvard, MIT y Stanford para que hagan un estudio de impacto ambiental que no tenga cuestionamientos. Lo que estaría por verse es si los gastos ambientales que exige cada proyecto harán financieramente factible su desarrollo.
Ahora 13 regidores y el alcalde de Monseñor Noel declaran “no grato” a Falcondo Xstrata Niquel después que su población disfrutó por más de 3 décadas la bonanza generada por la explotación de la mina. Eso sí, los mayores beneficios generados por esa explotación se los guardaron los gobiernos de turno, dejándole a Bonao solo las migajas. Pero no hay que ser tan mal agradecidos, porque las exportaciones de Ferroníquel fueron durante muchos años lo que es Petrocaribe para la economía de hoy.
Finalmente, el Ministerio de Medio Ambiente debe contratar al PNUD o a expertos internacionales y locales, para que avalúe si se están aplicando las medidas ambientales previstas en la explotación de la mina de Pueblo Viejo para minimizar los potenciales daños al ecosistema y no centrarse solamente en chequear los embarques de oro y contentarse con los chelitos adicionales que el gobierno recibirá.