“El precio de desentenderse de la política, es el ser gobernado por las peores personas”. (Platón)

Participar en política es la solución a tus problemas, pues, la política es el medio para proporcionar las herramientas que hacen posible las oportunidades de conquistar nuestros sueños. Así como Martin Luther King tenía en su mente un sueño para la sociedad norteamericana, Gandhi para los hindúes y Mandela para los sudafricanos, también yo tengo un sueño para mi país: continuar el sueño de Juan Pablo Duarte y los trinitarios, que está aun inconcluso.

Sueño que nuestro pueblo despierte de su aparente adormecimiento y se deshaga de esa resignación a seguir siendo golpeado por los que mal usan la política, degradándola y degenerando el sistema de administración pública en una democracia violenta, abusadora, falsa y fallida.

Sueño con una sociedad que luche por revertir el siniestro panorama de democracia que vivimos, que más que palabra liberadora y generadora de oportunidades en igualdad de condiciones se ha convertido en un látigo de esclavitud y de servilismo para las mayorías; ante las autoridades corruptas que gobiernan y sus cómplices, y ante los organismos internacionales que mancillan la soberanía del Estado.

Particularmente para mí, participar activamente en los asuntos públicos o en la política representa dignidad, conciencia, derechos, libertad, futuro, esperanza, fe, desarrollo, cambios, oportunidades, democracia plena, justicia, respeto, civismo, responsabilidad, patriotismo, ética, moral, transparencia, participación, una vida, todos los millones del mundo, y luce que tomar parte activa en la política es la única vía para medrar de manera integral y sostenible para todos.

Desde la Policía Nacional, los medios de comunicación y el sindicalismo, hemos buscado el acercamiento a las masas, a la gente y sus problemas, siendo durante más de 35 años un facilitador en la solución de conflictos sociales, un negociador para hacer llegar el olvidado brazo del Gobierno a comunidades que solo son visitadas en tiempos de campaña para venderles promesas y espejitos preñados de engaños y veneno.

La democracia es presencia activa y escuchar lo que desea o necesita el pueblo, invirtiendo los recursos públicos que generan los impuestos que pagamos en soluciones y respuestas a cada demanda ciudadana. Las grandes mayorías nacionales están cansadas de esa democracia distante, lejana y divorciada de su dolorosa realidad socioeconómica. Democracia es acompañar y satisfacer a su pueblo.

Cuando era oficial activo, y pese a las limitaciones para deliberar y emitir opinión, muchas veces me tomé la libertad de alzar la voz para conjurar la injusticia de adentro y la injusticia de afuera. Estimulado y condicionado por esas situaciones, acudí a las aulas universitarias para estudiar mi otra vocación después de servidor público, la de la comunicación de masas, la de llevar esperanza a las adormecidas mayorías nacionales y ayudar al despertar de la conciencia, a motivar el compromiso y la participación ciudadana para exigir a la corrupta clase política practicar la justicia social.

Creo firmemente en la democracia y sus instituciones, pero no en la que se burla del ciudadano y reparte pobreza e ignorancia, sino en la democracia de la Libertad y la honestidad, de la justicia y la equidad. Rechazo la democracia del hambre y la corrupción pues creo en la democracia que liberta, no en la que esclaviza, en la democracia que permite disentir, no en la que secuestra el pensamiento. Creo, en fin, en un modelo de democracia llena de justicia social.

Mi llamado, al mostrar mi credo político, va dirigido al pueblo, al verdadero soberano, para que despierte de su letargo, se empodere y exija de los malos gobiernos que hemos tenido históricamente el relanzamiento de la democracia como sistema político, aquella creación del pensamiento griego que propuso reconocer al hombre y la mujer como centro y objetivo de todo lo que haya de hacerse desde la administración de los Estados.

Si mis palabras, que externo desde el fondo de mi alma, sirven tal vez para inquietarlos y moverles la cama donde duermen, creo firmemente que algo habrá de lograrse, porque esta democracia simulada y putrefacta no puede seguir sosteniéndose por mucho tiempo.

Urge demandar una constituyente y establecer el referendo revocatorio, con huelgas radicales, sin piedad para los corruptos y aliados que mal gobiernan.

Despierta, oh pueblo dominicano, y hagamos realidad mi sueño, que estoy seguro es también el sueño de ustedes.

Juan Pablo Duarte, escribió: “La política no es especulación, es la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.

Que Dios les bendiga siempre, pueblo dominicano. Dios, Patria y Libertad con independencia.

*El autor es mayor general retirado PN, periodista, activista social, miembro fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares Activos y Jubilados Dominicanos, APODOM, Pro Dignidad y Derechos. Incluye a todos los veteranos.