Con los acordes gloriosos del Himno de la Revolución del 1965, celebremos cantando el cierre de negocios cometen fraude tributario: ¡A recaudar funcionario eficiente, a buscar la contribución, la que imponen los nobles principios, que hoy reclama la Constitución! Cumplir con las diarias demandas al por mayor de bienes y servicios públicos, requiere que el gobierno cuente con recaudadores valientes e ingeniosos, para enfrentar a los grandes evasores y diseñar sistemas permitan cobro eficiente a los pequeños.
El restaurante libertario que se niega a ser un agente de retención del ITBIS, lo que debe hacer es no cobrarlo, exigir sólo pago en efectivo a su solidaria clientela y exhibir en su menú con letras grandes y una imagen alegórica su rechazo a un sistema tributario juzga opresivo. Si es anarquista de bajo perfil o de la secreta, ser selectivo en su aplicación de acuerdo a la forma de pago. En efectivo, no; con tarjetas, sí. No rastro electrónico, no ITBIS.
Pero cobrar tributos a comensales y quedarse con el dinero es un fraude que comete conociendo el riesgo de sanciones y cierre del negocio. Es rufián que cobra impuestos en la ilegalidad, no mártir de un acoso fiscal. En Boston era para tirarlo al fondo del río, junto con todas las cajas de té recibían arancel privilegiado. El que se queda con el 18% que cobra en cada dolorosa, también está consciente es un delito del que calcula podrá salir pagando soborno al inspector, ergo, la marcha del domingo también es contra él.
Peores que los restaurantes que cobran ITBIS y se lo guardan son los que buscan se lo exoneren aprovechando brechas fiscales. El que lo evade está corriendo un riesgo de encontrarse con autoridades inflexibles ante el fraude. Un letrero de CERRADO y explicación al público del delito lo va a dejar mal parado ante clientes sientan fueron timados. Para la evasión elegante y legal se invierte en astutos abogados practican episiotomía a pequeños huecos tributarios. Así ponen a operar como si fueran “zonas francas especiales”, libres del pago del ITBIS en sus compras, a restaurantes abiertos a todo público y operando frente a otro similar obligado a cobrarlo. Un procedimiento quirúrgico a la legislación tributaria en que se han vuelto expertos abogados, que públicamente invitan a participar en la marcha contra el soborno y corrupción.
Utilizar para capital de trabajo a costo cero un dinero que cobre y debí entregar al fisco o usar un tratamiento excepción para exonerarlo, es una competencia desleal a los pares menos dispuestos a enfrentar el riesgo de ser sancionados o no tienen la fuerza agenciarse un privilegio legal. Los que han sido atrapados en su fraude fiscal es probable les de vergüenza aparecer en la marcha contra la impunidad. Cierto que algunos se harán los locos y pondrá sus selfies de víctimas sonrientes a circular por las redes.
Pero los que fielmente cumplen con la servidumbre de ser agentes de retención del ITBIS sin defraudar al fisco, los que no lo cobran esperando por una forma más simple para cumplir y algunos de los que ingeniosamente buscan vías legales para eludirlos, van a estar en la marcha contra la impunidad. La buena noticia para la actual administración gubernamental y todos los partidos políticos es que la manifestación es, al mismo tiempo, una legitimización del organigrama actual del gobierno. Estos propietarios de restaurantes y otros grupos que han anunciado su participación, no están cuestionando la amplia gama de provisión de bienes y servicios por parte del gobierno.
Aquellas rasgaduras de vestiduras por el avance de una “ideología neoliberal privatizadora” son cosas del pasado. La población luce estar cómoda con un estado grande que brinde bienes públicos al por mayor. Educación, seguridad, ocio, empleo, subsidios y protección actividades lucrativas privadas, focalización ayudas sociales, calles, avenidas, puertos, presas, hospitales, transferencias Asociaciones Sin Fines de Lucro, donaciones a iglesias, apoyo a universidades, pensiones, salarios decentes para médicos, profesores y policías. Hay consenso en que todo esto sólo es posible con el gobierno. La sociedad lo que exige es pulcritud, transparencia, buen manejo.
En consecuencia, para las autoridades la marcha debería ser un juego de softbol chata en una liga añeja de aficionados. Ver pasar tranquilamente el domingo esta demanda focalizada, interpretar que se quiere moño bonito sin importar el jalón y complacer reclamos. Las elecciones no están al doblar de la esquina, de manera que hay que actuar con: procesos judiciales efectivos y rápidos en que no interfiera; auditorías a todo esquema privado sustentado en subsidios fiscales; eliminar andamiajes legales amparen monopolios privados; intensificar la cruzada contra la evasión fiscal, al mismo tiempo que se aguanta las ganas de cumplir cada demanda, busca un equilibrio financiero sostenible y se ingenia cobrar con costos transacciones menores al contribuyente pequeño.