Cada año que pasa nos deja huellas y experiencias en todos los aspectos de la vida; esto se manifiesta en la sociedad en general y también en lo particular. El macro y micro mundo también tienen sus propias realidades bajo las leyes que rigen sus universos, tanto en la vida de una nación como en la propia familia. En cuanto a resultados, los años pudieran ser similares en un determinado indicador cuantificable, pero nunca iguales. Diferente lo será en muchas cosas, o apenas en algo, cada cierto tiempo el mercado en que se mueve la empresa y también ocurre en todas las actividades humanas.

Todo cambia. El partido que le toca ascender al gobierno y el que termina su ciclo al cumplir su misión histórica. Todo cambia en la vida de los sujetos y sus propias relaciones. El niño que te acompañaba a todos los lugares, se te convirtió en hombre de la noche a la mañana y apenas lo advertiste y hoy tiene su propio horizonte y su vuelo es su vuelo, no el tuyo; y tiene su propia agenda. Los procesos electorales también cambian. Las elecciones de ayer son distintas de las de hoy y éstas serán totalmente diferentes a las del día de mañana. Quien ganó ayer, hoy pierde. Y el mañana será una ecuación que sólo el tiempo y sus circunstancias podrán descifrar en esa álgebra que es la propia vida.

El año 2019 es un año sumamente importante, muy especialmente desde el punto de vista de la política nacional. Este año ha sido de grandes definiciones políticas: el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se divide ineludiblemente de arriba a abajo en su estructura y da origen a dos partidos que compiten por el mismo espacio en un espantoso antagonismo político y electoral en una guerra sin cuartel. El Partido Revolucionario Moderno (PRM), después de una larga y decorosa batalla para desafiar grandes y múltiples obstáculos impuestos desde el mismo poder político, emerge como la principal opción de poder para ganar las elecciones que se celebrarán en el mes de mayo del próximo año.

Los grandes problemas que afectan al país como la corrupción, impunidad, inseguridad ciudadana, malos servicios de salud para el pueblo, los males del sistema educativo, los problemas ambientales, entre tantos elementos económicos y sociales que sufre la nación, se pusieron más al desnudo frente a la población dominicana y fuera de ella.

A pesar de todos los males que nos cercan y angustian, el año se marcha y cierra en el marco de una vocación al cambio, de parte de toda la población. Esta realidad se refleja en todas las encuestas de las empresas y de todos los partidos. ¡El Cambio va! Apostemos a la esperanza desde la nación!