Las crisis y los momentos difíciles son necesarios para el crecimiento y desarrollo maduro de los humanos y de todas las especies vivientes. Es la manera de hacernos fuertes, de construir una voluntad férrea para poder seguir adelante. Ni en el plano psicológico ni en el espiritual hay otra vía para crecer.
Cuando estamos atravesando este camino difícil, tanto la familia como los amigos quieren acompañarnos y darnos apoyo, pero en ocasiones y sin darse cuenta, en vez de producirnos aliento hacen que nos sintamos cuestionados, acusados o culpables de la situación que ha pasado. Puede ser la pérdida de un trabajo o un proyecto, un divorcio, la muerte de un ser querido o cualquier otro evento. Es de la familia, sobre todo, que necesitamos un apoyo incondicional independientemente de que estén de acuerdo o no con la forma en que ocurrieron las cosas o la decisión que resulto, en caso de una separación, por ejemplo.
Es por esto que nos hemos animado a dar algunas sugerencias para que logren dar un apoyo adecuado cuando lo requieran de nosotros y que redunde en la unión y el fortalecimiento de los lazos familiares:
– No insista en que "le cuenten", aunque no sepa lo que pasó haga saber que independientemente de todo, esta con esa persona para lo que necesite.
– Evite dar recomendaciones de cómo debieron manejarse las cosas, no es momento para eso, luego se podrá aprender la lección.
– No reclame que no le haya contado o el típico "por qué no me lo dijiste".
– Sólo escuche, conviértase en una oreja grande que sólo cumple con su función.
– Evite contar su propia historia a manera de rollo, cuando paso por una situación similar, más adelante podrá hacerlo.
– Evite los juicios moralizantes de lo correcto o no, luego puede hacer el análisis, cuando la persona se lo pida.
– Manténgase hablando a nivel de sentimientos, no de razones ni lógica.
– Dé seguimiento a la persona, con llamadas y visitas, pero no acose, ni hable del tema si la persona no lo pone, a veces no estamos listos para hablar.
– Pregunte específicamente cómo esa persona necesita que la ayuden y haga lo que le diga en la medida de sus posibilidades.
– No de dinero si la persona no lo ha pedido.
– Proponga salidas de diversión donde no se hable del tema.
– Desarrolle la capacidad de "PONERSE EN LOS ZAPATOS DEL OTRO".