No hubiese sido posible el Plan Decenal de Educación sin la contribución de la ADP. En adición a los aportes de su VI Congreso en septiembre de 1990,  conformó  junto a los directores regionales de Educación de la época  una efectiva estructura organizacional por cuya vía participaron más de 50 mil personas en la llamada Consulta Regional; en un sistemático proceso seguido a través de toda la geografía nacional, que culminara del 2 al 5 de diciembre de 1992 en el Congreso Nacional del Plan Decenal.

Algo similar aconteció con la Transformación  Curricular 1992-1995; con la nueva Ley de Educación 66-97; y con las grandes jornadas por el 4%. En la lucha por el 4% del PIB como inversión en  educación preuniversitaria, la ADP desarrolló, junto a otros sectores, instituciones y personalidades,  una efectiva  estrategia; en un proceso que tuvo su punto de partida  varios años antes  reportándole  legalidad y legitimidad al reclamo, al lograr que se introdujera el 4% como mandato legal desde la etapa  misma de anteproyecto de la Ley 66-97.

El poder de convocatoria de la ADP ante la comunidad educativa  a partir de su fundación el 13 de abril de 1970 se constituyó para entonces en una vía para hacer avanzar la democracia política en la República Dominicana, tomando parte de sus principales jornadas, sin perder su norte sectorial-reivindicativo.

La  relativa mejoría  sustancial en las condiciones de vida y trabajo de las maestras y maestros dominicanos conquistada después de más de 40 años de su existencia,  es la más clara expresión de cómo se traduce un compromiso con la sociedad en bienestar real para los  miembros de un gremio profesional. Sólo recordar que en el momento en que se realiza el Congreso Nacional del Plan Decenal en el 1992, los salarios nominales de los docentes estaban por debajo del salario mínimo nacional  y el salario real para ese año  se había reducido en un 70%  con respecto al propio salario real de 1966.

Las  elecciones de la ADP del  pasado 14 de octubre en las que tomaron parte 66 mil 559 docentes, es  al mismo tiempo una  clara expresión de su gran poder para el gran salto de calidad que requiere la educación dominicana.

Si bien se han creado bases legales, en materia curricular y de inversión que significan reales pasos de avance, no se debe olvidar que la República Dominicana se encuentra entre los países del mundo  de más baja calidad de  la educación, y la ADP dispone de un gran poder para contribuir a  cambiar esa realidad.