A diario nos levantamos con noticias sobre la actividad política en la República Dominicana, en la cual gastamos el cien por ciento de nuestras neuronas, comentarios, conversaciones en privado y sobre mesa, sobre si, Danilo le ganó a Leonel, que si Leonel le ganó a Danilo, que si va Abinader, si Papá apoya a Danilo, y Leonel a Abinader, si Gonzalo va, si esta peleando con Reynaldo, si Domínguez Brito, si Montas le dice de todo a Leonel, si le pagaron a Quirino, y otras preguntas que hacen surgir de inmediato temas de conversación que no tienen fin.

En eso nos pasamos la vida, y es noticia diaria en todos los diarios escritos y digitales del país.

El bosque no nos deja ver los arboles, y estos árboles son en realidad, que la Droga está acabando con el pueblo dominicano, con la juventud, con la moral, y con todo lo bueno y decente que puede existir ahora, y que existirá en el futuro. Según me informan, personas que se manejan en ese mundo, los puntos de droga son públicos y publicitados en los barrios del país y del interior, y las autoridades, protegen y desprotegen a unos y otros dependiendo del dinero y pagos semanales que estos les hagan a las mismas.

Esa es sin quizás, la principal actividad económica de la juventud dominicana, en los barrios marginados, todo gira alrededor del punto de droga, cuyo dueño sustituye al Estado, y se encarga de suplir las necesidades básicas a los vecinos, incluyendo la protección de su entorno, para garantizarse apoyo e impunidad.

Las  imágenes recientes de una señora dedicada a la venta de drogas como si fuera un colmado muy concurrido, y sobre todo, a sabiendas que desde hace años esa era su principal actividad, solo es la puntilla purulenta de un nacío ciego cuyas profundidades no hemos medido, y del cual las autoridades se nutren.

Esta estructura delincuencial y mafiosa mueve cientos de millones de pesos mensuales, de los cuales un buen porcentaje van a los puestos gerenciales de los departamentos investigativos de las instituciones que deben lidiar y combatir estas ilícitas actividades. Baste hacer un arqueo visual de oficiales de las fuerzas armadas y la policía nacional, apartamentos donde viven, en que colegio estudian sus hijos, los vehículos en que andan para saber sin quizás, que, el sueldo y “los especialismos” no le dan para vivir de esa manera.

Se sabe que los puestos se compran, y se sabe que a los jefes hay que llevarles su semanal, lo que escala hasta niveles que todos conocemos y que hacen millonarios en días a cualquier mortal. Lo peor de todo es que esta sin razón, este contubernio punible, hace que cada día el joven dedicado a sus estudios y al ejercicio de moral en su vida cotidiana, al ascenso social sobre la base del trabajo, estudio y constancia, sean mal vistos por aquellos que, trabajando en un punto de drogas, tienen su problema instantáneamente resuelto.

La protección de las autoridades ha llegado hasta un punto tan alto de descaro, que existen narcotraficantes famosos, propietarios de centros de diversión, que en modo alguno pueden justificar su fortuna, movimientos y formas de vida, a quienes incluso se señalan como asesinos públicos y confesos.

Escribí hace un tiempo que la sociedad dominicana anda hacia su mexicanización, y me dijeron que estaba exagerando. Sin embargo el tiempo me ha dado la razón, solo faltan los ahorcados en los puentes, porque las muertes las tenemos a diario, ya que si enriquecen a los socios de los puntos, provocan la imbecilidad de la juventud a través de las drogas, que, para su obtención dan lugar a multiplicidad de crímenes y delitos.

Todo en México sucedió y sucede porque la autoridad se hizo socia y protectora del narcotráfico, al igual que aquí.

Y nosotros pensando en pendejadas de intrigas políticas y de que político coge a cual megadiva, y de que si a Leonel lo van a dejar pasar.

Lo que importa realmente no lo estamos viendo, si seguimos asi, no importa quién nos gobierne, porque el real gobierno será el Narco.