"Ningún burgués, ni siquiera el mas rojo, desea una igualdad económica, porque esa igualdad implicaría su muerte" (M. Bakunin)

Con un muro convertido en mural de sinceridades, muchas verdades saldrían a flote.

Porque a decir verdad, se cansa uno de escuchar imbecilidades demagógicas y torvas.

Quienes piden el muro, atentan contra su propio negocio, desde aquella vez en que el  grito histérico del Peligro Haitiano anunciaba que venía a devorar el país  entero, plano por plano, centímetro a centímetro: todo era una pantalla, ha sido un pantallazo, porque detrás de esos aprestos, al parecer, muchas ganancias han habido.

Lo que falta es un gran muro y mural de sinceridades, que ponga en evidencia ciertas tendencias y alianzas donde el PLD se hace el ciego y poco a poco, le llevan a que le cueste el poder mismo, porque más miseria humana pública, de farsantes y lechuguinos de la peor ralea, imposible soportar como si fuera algo cotidiano sin que alguien en ese partido diga esta maldita boca es  mía.

¿Nadie en el partido de gobierno  termina  de darse cuenta que las siglas de su partido, PLD, comienzan a ser asociada con esas organizaciones de ultraderecha para quienes el tema étnico es su ícono de batalla, llegando a externar ideas y pensamientos típicos del vulgar fascismo italiano de los años 30 del siglo XX?

Al fin lo hizo alguien, y en su lenguaje (el Ministro de Interior, que espere su monserga dominical) recuerda algunos pasajes que parecen salidos de las obras de Hannah Arendt o  Edward W. Said, cuando cada quien a su turno, hablaba de hornos, holocaustos, alambradas, muros, osamentas y gases contra seres humanos.

¿A dónde vamos a llegar con el tema haitiano que sigue siendo muy rentable justamente para esos que dicen defender su gran patria?…

Temas de crematorios, hornos, muros, etc, muestran derivas que debemos repensar con seriedad y preocupación.

¿Nadie en el partido de gobierno  termina  de darse cuenta que las siglas de su partido, PLD, comienzan a ser asociada con esas organizaciones de ultraderecha para quienes el tema étnico es su ícono de batalla, llegando a externar ideas y pensamientos típicos del vulgar fascismo italiano de los años 30 del siglo XX?

Los alemanes conceptualizaban más y por su tendencia pragmática, aplicaban con el rigor propio de sus conocimientos, las muertes lentas y experimentales.

El Duche, Benito Mussolini, padre del fascismo italiano
El Duce, Benito Mussolini, padre del fascismo italiano.

Debiésemos construir un muro de sinceridades, donde las grandes mentiras atávicas y paleras de antaño, queden al descubierto como evidencia típica,  de que hay seres enfermos, que son un obstáculo para  negociaciones que pongan de relieve que la República Dominicana, es un estado y Haití otro estado gobernado por el remanente de una dictadura, que hace el simulacro  de democracia. De este juicio último, nosotros tampoco no quedamos completamente fuera.

Se debiese construir un muro de verdades, que demuestre que los intereses económicos binacionales cada día se ensanchan más y obstruyen negociaciones serias sobre la realidad Dominico-Haitiana, porque los intereses económicos a la Dominicana, al cabo del tiempo hemos visto lo que han creado:

Una crisis nacional de dependencia de mano de obra haitiana, mal pagada y explotada, no experimentada, porque simplemente no s ha querido pagar lo que la mano de obra dominicana exigía por necesidad y por legítima aspiración de progreso y avance: un mejor capitalismo con visión nacional.

La masa dominicana que vive en Puerto Rico, allí somos ya casi un 17% de la población, hizo uso de la libertad de su pasaporte.

El empresariado dominicano, con visión del desarrollo casi feudal, hasta el momento no ha entendido nada y además algo peor: apuesta al dinero fácil del capital binacional.

Esas son parte de las verdades que  el  famoso muro, debiese exhibir.

El resto es fantochería y extrema  derecha bajo las  alas de un PLD, que tiene esa metamorfosis que sacaría de sus tumbas a los dignos hermanos Doucudray (Juan y Felix Servio), a Don Quírico Valdez y a Don Tulio Arvelo para  solo citar algunos  seres humanos, que sí supieron lo que era la incubación del fascismo tropical y sus fauces nacionales, con apariencia benigna  "de servicio", a la patria.