Mario Bergoglio, antes de ser electo papa, conocía la corrupción con que se manejan las finanzas del Vaticano y fue partícipe de las luchas internas entre el clero y la jerarquía católica generada por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y que en América Latina se inició con la Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM), reunido en1968, en Medellín, Colombia. El objetivo del CELAM fue adoptar las conclusiones del Concilio Vaticano II a la luz de la realidad de América Latina; cinco años después de la muerte de Juan XXIII. El Concilio fue abierto por Giovanni Battista Montini (papa Pablo VI), quien en 1968 publicó la encíclica Humane vitae; reafirmando en Medellín la cultura machista y la exclusión y deshumanización de la mujer en la sociedad y en la Iglesia.

El papa Pablo VI, en su discurso introductorio a la II Conferencia de Medellín resaltó una Iglesia que no buscaba abrir las ventanas al mundo, sino imponerle leyes que consideraba divinas: “La fe es la base, la raíz, la fuente, la primera razón de ser de la Iglesia, bien lo sabemos” afirmó el papa Pablo, en honor al apóstol que en su primera Carta a los Corintios, capítulo 13:3 puso el amor por encima de todo: “Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.

Portada de la revista Time

En la presentación de Humanae vitae", Pablo VI negó explícitamente que la encíclica “constituya una ciega carrera hacia la superpoblación”, “disminuya la libertad de los cónyuges, ni impide las terapéuticas legítimas ni el progreso de las investigaciones científicas”.  Entramos así en el lenguaje que niega lo que de hecho afirma. Primero, porque el control de la natalidad por la mujer permite tener los hijos/as deseados en los momentos oportunos, y reduce el crecimiento exponencial de la población.  Segundo, la libertad de parir es de la mujer. Ningún cónyuge puede forzarla a que lo haga contra su voluntad; y tercero, la prohibición del uso de células madres en investigaciones científicas, permite que mueran muchas vidas a destiempo, al negar los medios de descubrir nuevos métodos de curación.

De facto el papa justifica la guerra sexual contra la mujer iniciada por su encíclica, como una “defensa de la honestidad del amor y de la dignidad de la familia”. Invisibilizó el hecho que es la mujer la que forma durante 9 meses la célula fecundada en su cuerpo, la que por 6 meses alimenta con su leche al recién nacido y la que lo humaniza y permite que su cerebro se desarrolle durante los críticos dos primero años de su vida. Una tarea de amor, que no puede imponer una iglesia ni un gobierno; y mucho menos a niñas que no tienen edad para consentir. 

Pablo VI alertó contra cuatro problemas principales que surgirían si no se aceptaba la doctrina de la Iglesia sobre la regulación de la natalidad. Advirtió (1) que el uso generalizado de la anticoncepción llevaría "a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad"; (2) , que el hombre perdería el respeto a la mujer "sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico", hasta el punto de considerarla "como simple instrumento de goce egoísta y no como compañera, respetada y amada", es decir, los beneficiados serían los hombres; (3) el uso generalizado de la anticoncepción pondría "un arma peligrosa en las manos de autoridades públicas despreocupadas de las exigencias morales"; y (4) que la anticoncepción llevaría a los seres humanos a creer erróneamente que tienen un señorío ilimitado sobre su cuerpo, transformando inevitablemente a la persona humana en objeto de su propia fuerza intrusa. 

Estos argumentos los sigue el Papa Francisco con convicción y virulencia. Y lo manifestó abiertamente apoyando a las Hermanitas de los Pobres, las monjas estadounidenses que no abandonan el hábito, durante su viaje a los Estados Unidos. Estas litigian en la Justicia, su derecho a imponerles a sus empleadas sus convicciones religiosas sobre el pecado de las mujeres que usan anticonceptivos, negándose a ofertarlos como manda la Ley, o a escribir un formulario para que los seguros de salud los costeen.

Con estos absurdos argumentos, el Episcopado Católico Dominicano niega la educación sexual en las escuelas públicas y logró desde septiembre de 2009 que el Estado asuma “el señorío” de los cuerpos femeninos; forzando a menores de edad a parirles a sus violadores y a madres a morir de parto dejando una secuela de huérfanos.

De aquí que han pasado décadas para que las teólogas latinoamericanas hablen sobre los derechos de la mujer, como es el caso del movimiento mexicano Católicas por el Derecho a Decidir. Esto explica que los sacerdotes dominicanos del grupo Helder Camara, que defienden los derechos de los pobres, y los inmigrantes haitianos, mantengan silencio cuando de la mujer se trata. Algunos pueden ser vistos pronunciándose en contra del aborto en apoyo a la política de muerte contra la vida y los derechos de la mujer, al demandar que el estado imponga la maternidad forzada bajo todas circunstancias a la mujer dominicana y todas las que residen en el territorio nacional.

Libro del investigador inglés David Yallop

La Teología de la Liberación Latinoamericana de los sesenta no defendió los derechos de la mujer, ni tampoco lo hace la Teología de la Liberación de Francisco. Contrariamente, Francisco no pierde oportunidad para predicar su política conservadora en contra de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, definidos como derechos humanos universales por las Naciones Unidas.

Mario Bergoglio, como superior de los Jesuitas en Buenos Aires, tomó partido con los conservadores, y no ha negado “sus errores” y haber sido un “pecador” durante la dictadura Argentina, como asiente en el documental “Papa Francisco, el pecador”. En su análisis del documental, el Presidente de Fusión, el periodista de Miami Jorge Ramos, alerta sobre el problema de juzgar a Francisco por sus apariencias: “La humildad del papa, su simplicidad y accesibilidad no significa que el va a hacer cambios profundos en la doctrina Católica. A pesar de sus posiciones liberales el Papa Francisco no es un radical. Y hasta el presente, sus cambios han sido de estilo, no de sustancia”.

Muchos han comparado al Papa Francisco con Albino Luciani, (papa Juan Pablo I), sospechosamente asesinado después de 33 días de electo. Incluso los rumores en medios sociales es que Francisco escogió residencia fuera del Palacio del Vaticano para evitar que lo asesinaran. Pero a menos que el Papa de un viraje de por lo menos 90 grados, estos dos papas no son comparables.

Albino Luciani, (Juan Pablo I), murió el 28 de septiembre de 1978, a solo 33 días de ser electo. A Luciani lo enterraron de inmediato sin autopsia y la causa de la muerte fue definida vagamente por el Vaticano como “posiblemente relacionada a un Infarto del miocardio”. Era joven y estaba en perfecto estado de salud. Los detalles de su muerte se hicieron públicos con la publicación simultánea en 8 lenguas de In God’s Name, [En el nombre de Dios, el asesinato de Albino Luciani, el Papa Juan Pablo I]. Fueron jerarcas de la misma Iglesia, conscientes de la corrupción en las finanzas y las costumbres de las élites del Vaticano, los que convencieron al veterano periodista Inglés David Yallop para que iniciara la investigación de su muerte. Yallop, documenta como Jerarcas del Vaticano, incluyendo el Secretario de Estado, conocían los planes y las acciones que Luciani estaba iniciando y afectaría “la doctrina, las finanzas, y la Jerarquía de la Iglesia Católica Romana”. Seis personajes son descritos en su obra, que extiende el círculo de corrupción desde el Vaticano, hacia el resto de Europa, Norte y Suramérica. Seis Jerarcas cuyas carreras y hasta vidas terminarían en la cárcel y el desprestigio si Albino Luciani continuaba con sus propósitos de transparentar a la iglesia.

En cambio Francisco conocía desde mucho tiempo atrás el alma oscura del Vaticano. El 3 de julio de 2013 se reunió con los cardenales. Cada uno recibió una carpeta confidencial con un importante carta de dos páginas de dos de los cinco auditores internacionales de la Prefectura: Santo Abril y Castelló y el Presidente de la Prefectura Giuseppe Versaldi, auditores de su confianza. La Carta no dejaba dudas de la urgencia:

Santo Padre,

Existe una total ausencia de transparencia en los libros de contabilidad de la Santa Sede y su Gobierno. La ausencia de transparencia hace imposible estimar con claridad el estatus financiero actual del conjunto del Vaticano y de las entidades individuales que lo componen. Esto también significa que no se pueden identificar las personas responsables de la gerencia financiera. Solamente sabemos que la tendencia de la data examinada es hacia abajo y tenemos una fuerte sospecha que el conjunto del Vaticano tiene un déficit estructural serio. 

Libro sobre Francisco y su papado, de Gianluigi Nuzzi

La gerencia financiera dentro del Vaticano puede definirse, en el mejor de los casos, como inadecuada. Primero, el presupuesto y el proceso de toma de decisiones de ambos, la Santa Sede y el Gobierno, no tienen sentido, a pesar de la existencia de lineamientos claros definidos por la regulaciones vigentes. Esta realidad parece sugerir que, como mínimo, la actitud predominante del Vaticano se capta mejor con la expresión, “las reglas no se aplican a nosotros”. Los costos están fuera de control. Esto se aplica particularmente a los costos del personal, pero también se extiende a otras áreas. Existen varios casos de actividades duplicadas, donde su consolidación garantizaría ahorros significativos y mejorarían el manejo de los problemas. No hemos podido identificar lineamientos claros para seguir las inversiones del capital financiero. Esto constituye una limitación seria que deja mucha discreción a los gerentes, aumentando el riesgo general.

La situación aplicable a las inversiones de la Santa Sede, el Gobierno, el Fondo de Pensión, el Fondo de Seguro de Salud, y otros fondos manejados por entidades autónomas, deben de ser mejoradas inmediatamente. Los gerentes deben claramente compartir la responsabilidad de preparar los presupuestos y someterse a ellos en una forma más realista y efectiva”….

La Carta fue publicada por el periodista Gianluigi Nuzzi en su libro Merchants in the Temple (2015). [Mercaderes en el Templo]. La mala administración descrita en la carta tiene que ver con la vida disipada de los cardenales. Las descripciones del libro manifiestan la dificultad del Vaticano de transformarse en lo que Francisco definió como “una iglesia pobre para los pobres”.  Particularmente, si conocemos que en ese mismo mes trasladó al ex Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Bertone, a un pent-house de 6,500 metros cuadrados y gast más de medio millón de dólares para redecorarlo. Algo no excepcional, pues cuando los cardenales se retiran disfrutan de apartamentos “enormes” en Roma y en la ciudad del Vaticano. 

La misma opción del papa Francisco de residir en el Palacio de Santa Marta, donde ocupa una suite papal con pisos de caoba de primera, baños de mármol, y vista a los Jardines del Vaticano, levanta sospechas. Especialmente si nos enteramos que en 1966, Juan Pablo II, “harto” de no tener aire acondicionado, de problemas de electricidad y plomería, y de la falta de privacidad en el apartamento papal construido siglos atrás, contrató a John Connelly, un jefe de casinos de Pittsburg, para construir el Palacio de Santa Marta, bajo la imagen de que sería construido para albergar futuros cónclaves. El obispo Wuerl de Pittsburg fue nombrado cardenal por su parte en cerrar el contrato. El nuevo Palacio tiene 110 suites para la celebración de conclaves. Los rumores de Palacio aseguraban que el Papa estaba construyendo el opulento palacio para él, razón por la cual Juan Pablo II nunca se mudó. Al igual que Francis, muchos de los cardenales se han trasladado a las lujosas suites del Palacio de Santa Marta. Aunque el “hotel” no sea el más lujoso del Vaticano, es el más moderno y confortable.

Francisco hasta el presente ha reaccionado como Benedicto XVI, encarcelando y enjuiciando a los responsables de filtrar documentos, considerado un crimen grave condenado con cárcel por el Vaticano. Si Francisco no actúa con rapidez para reformar la Iglesia, ¿será percibido como un hipócrita que busca sacar la mota del ojo ajeno sin ver la viga que está en su ojo? O si inicia las reformas económicas, ¿sufrirá de un infarto como Albino Luciani?  Como todos los políticos usan Internet y se abstienen de mencionar a la Iglesia, ¿se convencerán algún día que los concordatos con el Vaticano solo benefician al Vaticano?

Notas

  1. Papa Pablo VI. Discurso de S.S. Pablo VI en la apertura de la Segunda Conferencia Medellín 1968. Recuperado de http://www.diocese-braga.pt/catequese/sim/biblioteca/publicacoes_online/91/medellin.pdf
  2. Ver mi artículo sobre el estudio de los 170,000 niños y niñas de Rumania que fundamentan mi afirmación: http://acento.com.do/2013/opinion/209751-inmoralidad-de-prohibir-anticonceptivos-y-obligar-la-maternidad/ . Estos resultados han sido confirmados por la neurociencia moderna. Ver estudios presentados por el neurocientista David Eagleman, en su libro y videos “The Brain” que pueden ser comprados en Amazon.com.

  3. Jorge Ramos. A Sinner Pope. En Fusión, 22 de septiembre, 2015. Recuperado de http://fusion.net/story/201845/a-sinner-pope/

  4. Gianluigi Nuzzi. (2015). Merchants in the Temple: Inside Pope Francis’s Secret Battle Against Corruption in the Vatican. Traducción libre del Inglés. Ney York, New York: Henry Holt and Company, p. 9.