Cuando suceden eventos como la tormenta tropical Fred y la depresión Grace, que recientemente afectaron el país, salen a relucir todas las precariedades y problemas que viene sufriendo desde hace tiempo una gran parte de nuestra población.

Esta situación pone en evidencia, el mal uso dado a la gran cantidad de recursos que han pasado por las manos de los políticos que nos han gobernado en los últimos tiempos, así como la ineficacia de las políticas públicas para resolver o paliar las desigualdades que se viven en la República Dominicana.

Los vientos y las aguas traídos por los mencionados fenómenos atmosféricos, sirvieron para volver a  correr las cortinas que han tratado sin éxito de ocultar lo inocultable, poniendo nueva vez ante nuestros ojos, las carencias, miserias y necesidades sin término que sufren aquellos que no son tocados por la diosa fortuna, que para vergüenza de la Nación son la mayoría de los dominicanos.

Cómo explicar que tras décadas de crecimiento económico, la situación de las clases marginadas siga siendo prácticamente la misma y que la exclusión social, la falta de oportunidades y las carencias, ahora agravadas por la pandemia, sigan aumentando. Evidentemente que ese crecimiento no se ha distribuido de la manera más justa, pues los mismos problemas continúan arrastrándose en el tiempo sin solución.

Pronto terminarán de bajar las aguas, se habilitarán de nuevo los accesos a las comunidades aisladas, se transitará otra vez por los caminos y carreteras afectados, se terminarán de repartir las ayudas y raciones y parecerá que todo queda solucionado. Pero esperamos que en esta ocasión, no se olviden las urgencias evidenciadas con las inundaciones y derrumbes que permitieron ver como mal viven cientos de nuestros compatriotas.

Todas esas necesidades descritas, adquieren vigencia sólo cuando son estrujadas en nuestras caras por tormentas como las que acaban de pasar, en caso contrario no nos damos cuenta que existen. Estas apremiantes situaciones, siempre fueron del conocimiento de quienes administraron el Estado y no fueron solucionadas.

En esta ocasión, en que la dirección del país se encuentra en las manos del Lic. Luis Abinader, quien ha reiterado que gobernará de una manera diferente, esperamos que la vida de todas esas personas comience a mejorar mediante la utilización de los dineros que los ciudadanos ponemos en manos de las autoridades, de una manera honesta, eficiente, prudente y con sentido de urgencia.

Sabemos que las necesidades de la población son infinitas y los recursos limitados, por lo que es imposible resolver todo al mismo tiempo; pero existen casos que lloran ante los ojos del "Señor" y que ameritan ponerle atención rápidamente.