Es evidente que en los últimos años la República Bolivariana de Venezuela se ha visto afectada por una de las peores crisis políticas y sociales de su historia, generándose la casi ingobernabilidad del país y expandiéndose el caos en todo el territorio nacional. Para muchos resulta difícil explicar el alcance que ha tenido la Crisis Venezolana, la cual ha dado al traste con los deseos de los venezolanos de vivir en su propia tierra, prefiriendo en cambio la emigración a otros países que les garantice mejor vida y un futuro más promisorio.

El origen de la crisis política y social en Venezuela pudiera explicarse en la afectación que ha investido al motor económico venezolano, provocado quizás por el erróneo empleo de las prescripciones económicas del modelo Socialista que luego se convirtió en un sistema esencialmente populista al amparo de medidas gubernamentales inspiradas, algunas, en el puro y simple asistencialismo. Sin embargo, el desplome de la economía del país bolivariano no solo se debe a los problemas estructurales que actualmente enfrenta el país, sino también a la caída de los precios del petróleo en el mercado internacional.

Por el momento, el gobierno venezolano se sostiene a penas de su poca popularidad y se enraíza fundamentalmente en el apoyo que aún conserva de sus fuerzas armadas

En los últimos años, específicamente después del 2013, Venezuela ha venido experimentando problemas en los índices de su macroeconomía, lo que ha dado paso a la recesión y la crisis. En ese sentido, los problemas en Venezuela son múltiples, y van desde la inflación, la cual en el 2013 y 2014 llegó a ser una de las más altas en el mundo, hasta la devaluación de la moneda nacional; fenómeno que guarda una estrecha relación con el aumento de los precios de la mayoría de los productos. Es en ese contexto que ha aparecido en Venezuela uno de los rasgos típicos de la llamada Economía de la Escasez, la cual consiste en la insuficiencia de los productos de primera necesidad así como escasez en los alimentos.  

El gobierno, en sus esfuerzos por explicar la situación, ha planteado en diversas ocasiones que las insuficiencias se deben a un aumento en el consumo, el cual va a un ritmo más acelerado que la producción, provocando el desabastecimiento en algunas áreas. No obstante, una corriente importante de economistas plantean una explicación distinta, entendiendo que la escasez se debe, básicamente, a una política indiscriminada de expropiación de empresas que abastecían el mercado nacional y a un control de precios el cual se sitúa por debajo del valor de coste de la producción. Stiglitz, en su reconocida obra El Malestar en la Globalización, asevera que no se puede dejar al mercado regularse solo, pero que tampoco puede pretenderse que el Estado asuma, de manera autosuficiente, las responsabilidades que implica el Mercado, sino que se requiere la buena convivencia de ambos. En Venezuela, la expropiación de empresas ha sido indiscriminada y mucha de las empresas que vitalizaban el mercado nacional han desaparecido y otras han tenido que disminuir, tanto en calidad como en cantidad, sus niveles de productividad.

Como consecuencia de aquella difícil y compleja situación las convulsiones sociales no se han hecho esperar. Las protestas son cada vez más continuas y mayores y la conflictividad social sigue en aumento. El gobierno, frente a dicha situación, mantiene una actitud beligerante, mostrando con cada paso emprendido su incapacidad de gobernar un país que se hace cada día más hostil.

Durante los gobiernos de Chávez, Venezuela se asoció con otros gobiernos de ideologías homogéneas pero al propio tiempo fue gestando enemigos en algunas partes del mundo, enemigos que esperaban el momento idóneo para desmoralizar al país venezolano en el plano internacional y de esa manera desestabilizarlo. Ese momento ha llegado. A la fecha, el gobierno de Nicolás Maduro no solo enfrenta una situación interna de ingobernabilidad, sino que también encara una difícil problemática en el plano internacional. Decenas de países ya han declarado no reconocer al gobierno venezolano, y otros tantos dicen reconocer en el presidente de la Asamblea Nacional al titular del poder ejecutivo. Por el momento, el gobierno venezolano se sostiene a penas de su poca popularidad y se enraíza fundamentalmente en el apoyo que aún conserva de sus fuerzas armadas. En ese sentido el desenlace en Venezuela aún está por verse…