El Lic. Luis Abinader se convirtió en presidente de la República en medio de la pandemia y sus consecuencias; él sabía lo que había y lo que le esperaba y a pesar de eso continuó en busca de la primera magistratura del Estado. Se hizo cargo del gobierno en medio de una gran crisis y es necesario reconocer el buen manejo dado al control del virus, el proceso de vacunación y la recuperación económica; en esto último ha contado con un gran apoyo del empresariado nacional.
En medio de este difícil problema, la situación en Haití se complicó de mala manera, con el asesinato del presidente Moise, el predominio de las bandas armadas y la pérdida del control del país por parte del Estado haitiano, convirtiéndose ese lugar en una especie de tierra de nadie, en donde imperan los secuestros, el crimen, el desorden y el desabastecimiento de casi todo. En mi opinión, este es el desafío más grande que tiene la República Dominicana y su gobierno, en esta materia ninguna decisión es fácil y la repercusión de cualquiera que se tome es verdaderamente impredecible.
El despliegue de las fuerzas armadas en la línea divisoria entre los dos países es correcta como elemento amedrentador y disuasorio, pero si se llegara a producir una avalancha masiva de haitianos tratando de cruzar la frontera, no creo que la orden de tirar a matar sea dada.
Ese es el mayor problema que tiene el Lic. Abinader entre sus manos, pero no es el único, pues desde el exterior llegan presiones que podrían afectar el crecimiento económico y la política fiscal. Los precios de los combustibles, petróleo, gas y carbón, han tenido enormes incrementos que en algún momento tendrán que ser traspasados al consumidor, pues el gobierno no tiene los recursos suficientes para subsidiar indefinidamente los precios de la gasolina, el gasoil y el GLP.
El costo de los fletes marítimos también se ha disparado, provocando trastornos en la cadena de suministros, pues además de estar caros los contenedores también escasean y concomitantemente las mercancías que ellos transportan. Todo esto unido al aumento de precios de una serie de materias primas básicas, han ocasionado un proceso inflacionario a nivel mundial como no se había visto desde hace mucho tiempo, pronosticándose que éste no será un fenómeno de corto plazo como al principio se creyó.
Nuestro país, no se encuentra al margen de estos acontecimientos y más temprano que tarde sus consecuencias negativas serán sentidas. Pero no todo son malas noticias, el comportamiento de las remesas enviadas por nuestros compatriotas, han tenido un aumento extraordinario rompiendo todos los récords y contribuyendo de manera notable al crecimiento económico que está teniendo el país. La recuperación de la llegada de turistas se ha producido más rápido de lo esperado, dinamizando la economía por los eslabonamientos que tiene este sector.
Por último, es necesario destacar la excelente posición de reservas internacionales que tiene la Nación, estos niveles nunca antes alcanzados trasmiten seguridad y tranquilidad a los agentes económicos.
La solución de la mayoría de los problemas que enfrentamos no está en nuestras manos, por lo que es aconsejable actuar con prudencia y sin precipitación en esta materia, pero con determinación atreviéndonos a tomar las decisiones adecuadas aunque éstas sean difíciles.
Séneca, el filósofo y político romano dijo hace más de mil años: "No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos".