La República Dominicana y sus grupos políticos y económicos, al parecer sin darse cuenta, iniciarán un proceso de liberación de las influencias francamente inaceptables del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien, desde el día siguiente de llegar al poder, se dedicó a evitar lo que el entendía un inevitable atentado a su vida, primero porque era un negro, segundo, porque carecía de base social, y tercero, porque no llegó a comprender plenamente como gobernante una nación tan compleja como los Estados Unidos. Puedo decir que el traje sí le quedo grande!
El hecho de que Donald Trump pateara electoralmente en forma vergonzosa a un grupo de privilegiados del poder norteamericano, nos revela que su hechura de gobierno, distinto a como se pensaba, carecía del apoyo necesario para evitar la pela electoral que recibió Obama junto a La Clinton.
En diversas instancias, a familiares y amigos les expresé que La Clinton carecía de posibilidades para derrotar a Trump, quien tenía la necesaria dosis de rebeldía contra quienes fueron traicionando sus principios liberales y construyendo una mascarada alrededor del mundo que no conduciría a nada bueno: todas las guerras, todos los crímenes a gente de color y todas las deportaciones, ¿a quiénes se los debemos?
Por lo menos el mundo puede respirar tranquilo porque terminó ya el ejercicio mundial del ayante político. Si acaso sobrevivieran, el mundo podría considerar como un milagro las negociaciones en favor de Cuba y del futuro de Colombia. Si en alguna medida mis palabras contradicen en algo lo que expresé en mi columna antes de las elecciones, no es pura coincidencia. De todas maneras yo tenía que estar en contra del estilo político del cual nos había convencido Trump y por eso lo hice, por principio; pero lo dije, porque lo “sabía”: no iba a ganar las elecciones, sencillamente iba a barrer, y barrió.
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La clase periodística se siente regocijada porque el gobierno de Danilo Medina y el Colegio Dominicano de Periodistas próximamente le hará entrega a Huchi Lora del más importante premio de la clase periodística dominicana por el ejercicio cónsono con los valores privilegiados de un ejercicio periodístico capaz y sin especulaciones que no sean las naturales de su ejercicio.
También me felicito por el premio que me acaba de otorgar la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores, el Caonabo de Oro 2016. Hubiera querido que todo se desarrollara en otras circunstancias pero, como bien sabe la clase periodística, estoy afectado de mal denominado cáncer.
En hora buena por el privilegio de ese otorgamiento a Huchi Lora; y doy las gracias a José Gómez Cerda quien preside el otorgamiento del premio y a mi “hermano prieto” Adriano de la Cruz y a Fabricio Collado, quien me representó.
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Finalmente debo de dar las gracias a todos aquellos que se ha solidarizado con la situación que cree que se ha apoderado de mí, y que el domingo le responderé cuando me beba un Marqués de Riscal blanco, no para emborracharme sino para que se emborrachen los paracitos que me ayudaran en tan digna tarea.