Quien no ve motivo de alegría en saber y comprender el cine, que no se canse viéndolo. Puede continuar su diversión y ratos de ocio con esas “cosas” que llaman también como cine, películas, que son las que le gustan. El cine es como leer, pero es aquella lectura que genera conocimiento y reflexión, a la vez que primoroso deleite y esparcimiento de calidad. El “cine” malo jamás genera esas experiencias emocionales que sí encontramos al asistir a esos dramas que nos presentan individuos en conflicto, filmes con narrativas que nos traspasan experiencias significativas sobre seres humanos, sobre la vida que nos rodea. 

Durante todo el 2019 hemos conseguido disfrutar experiencias reveladoras y placenteras presenciando filmes substanciales del séptimo arte. Es posible que la lista sea mayor, pero estas fue la que vimos y están apartadas para reverlas (por diferentes motivos).

The Irishman

Dolor y Gloria

Joker

THE IRISHMAN

Es una historia de traición y las cargas emocionales que genera entre individuos del bajo mundo. Estrenado en salas de cine ahora está al alcance de un clic vía netflix u otra plataforma en internet. Es una obra maestra. Dentro de lo que se le señala como la tercera parte de una trilogía, iniciada con Goodfellas (1990) y Casino (1995), sobre gánster norteamericanos, es en este filme donde el genio de Scorsese da una vuelta radical en el tratamiento épico que le imprime a la mafia en USA. En términos cinematográficos innova en el lenguaje. Asimismo es un festín gourmet de buen gusto en actuación con Joe Pesci, Robert De Niro y Al Pacino. Pesci es Russell Bufalino que gestiona el buen tránsito colaborativo entre la mafia y grandes entidades empresariales, sindicales y del gobierno. Así es como recauda a Frank ´El Irlandés´ Sheeran, interpretado primorosamente por De Niro, a quien le descubre su competencia como sicario y lo coloca al lado del líder sindical Jimmy Hoffa, encarnado por el resplandeciente Pacino. Todos se deben a individuos superiores a ellos a quienes les sirven, tienen cheque en blanco para actuar en sus empresas mafiosas y obtienen total impunidad siempre que se arrodillen a instancias de un esquema de Poder. Eso es cine y lo encuentras en Netflix.

DOLOR Y GLORIA

De vez en cuando se exhiben joyas como esta, y precisamente de un cineasta como Pedro Almodóvar de quien no se duda que nos la ofrezca. Excelente metacine (tipo de filme que cuenta la historia de algo o alguien que hace cine, en palabras simples) pues bien, esta vez de un director de cine en el ocaso de su vida como tal (aunque eso de ocaso como lo define la sinopsis es un tanto subjetivamente sofístico). En su primera secuencia, el filme presenta su atmosfera de nostalgia del personaje central Salvador Mayo (Antonio Banderas) un director de cine –presumible alter ego de Almodóvar–  que recuerda su niñez y a su madre Jacinta (Penélope Cruz). Y en su delicado y musical inicio, el director nos hace sentir una vez más el valor de la mujer en su cine, en su vida, y en la vida de todos cuando de madres se trata. La narrativa del filme se hace de una táctica de contar el presente del personaje estimulando con flashback y personajes arquetipos para darnos una perspectiva novedosa –y quizás autobiográfica– de un personaje masculino en un mundo dominado por la figura de la mujer. Para tal manifestación del amor, entrega y sufrimientos de su personaje central, el director nos regala su especial encanto en el montaje y tomas al unísono engalanado por la preponderancia del rojo y música melodramática sin estridencias –como el popurrí de canciones a capela de la escena primera–. El tema homosexualidad es dado con esmerada elegancia en una puesta en escena inusual en la cinematografía almodovareña y su modo de uso de la estética ‘kitsch’.

JOKER

No representa un objeto de representación de la realidad o la naturaleza, es lo que ves y cómo lo procesas. La primera impresión con Joker fue descifrar su propensión al dadaísmo (es escepticismo en la sociedad, arte de contenido anárquico). Así el filme resulta dadaísta en el sentido nihilista de la visión de Nietzsche que señala al individuo que da la espalda a la realidad e intenta un acceso por medio de otra cosa, se desprende del ambiente terrenal.  Joker reniega de su propia realidad  y construye la propia donde posea control arbitrario. Su payaso, profana su máscara dándole un carácter terrorífico a un personaje (tradicional de la festividad donde el arlequín era el bufón de la corte, hoy es también señal de verdugo). La máscara del joker de Joaquín Phoenix tiende al dolor que nace en sí mismo, en su otro yo. Su careta desluce así toda creación referente anterior a la suya. Le da sentido (la más impactante es la que muestra en toda su dolencia en la escena del metro cuando es atacado por 3 individuos). Su creación responde a la pérdida de su identidad (expresión del modernismo). También notamos el surrealismo, instigado por la dirección temeraria con perspectiva mixta y narrativa compleja donde cada quien tendrá su propia reacción. La narrativa resulta así poliédrica, un calidoscopio visual, con una agraciada paleta de colores matizada por el verde –en la paleta de colores hay preponderancia de azul, amarillo y verde. Se sabe que azul con amarillo es verde. El filme es verde, relleno de los colores primarios que lo integran–. En conjunto llama la atención esa realidad multifacética y despótica que saca su entelequia estética del caos mundano. De ahí que la interpretación del Joker de Phoenix exprese esa absurdidad en la interrupción de un ser fragmentario, disforme; tan amorfo como los formidables instantes en la banda sonora que es lo único que completa la estética del personaje tan elocuente en sus escenas bailoteadas.  Teatral en su composición, esta interpretación es en esencia una ruptura estilística. Es por tanto, esta actuación lo único expresivamente maduro e inteligente de todo el filme, aunque por momentos sabiamente expresivo en su metáfora apolítica. Hay quien diga que es una alegoría –es más que eso–. Es un filme cruel en su representación del mal humano. Y en cierta medida, distintivo de un mundo distópico y amoral que justifica a la extrema derecha.

Como series de tv que se encuentran fácilmente en Netflix, se destaca THE ROAD TO CALVARY

Es una trilogía de novelas de Aleksey Nikolayevich Tolstoy, que traza el destino de la intelectualidad rusa en la víspera, durante y después de los eventos revolucionarios de 1917. La serie de 10 episodios es inspirada en las novelas "Hermanas" (1921-1922), "El decimoctavo año" (1927-1928) y "La mañana sombría" (1940-1941). La trama muestra desde los primeros capítulos de la epopeya, a San Petersburgo de principios de 1914. Las hermanas Dasha y Katya Bulaviny, originarias de Samara, se dejan llevar por el decadente poeta Bessonoff. Katya tiene una aventura ilícita a espaldas de su esposo, el abogado Smokovnikov. Con el tiempo, Ekaterina Dmitrievna se enamora del oficial Vadim Roshchin y Dasha, de Telegin, un ingeniero de la planta del Báltico. Los vórtices de la guerra mundial, dos revoluciones y la guerra civil llevan a los cuatro personajes principales a diferentes rincones del país. Sus caminos se cruzan más de una y otra vez divergen. Roshchin se une al Ejército Voluntario, y Telegin se une al Ejército Rojo. Al final de la guerra, los cuatro se encuentran en la capital de la Rusia soviética, donde en presencia de Lenin y Stalin escuchan con entusiasmo el informe histórico de Krzhizhanovsky sobre el plan GOELRO. Más que una historia sobre la guerra, "The Road to Calvary" trata sobre los diferentes tipos de amor. Hay un amor fraternal entre Dasha y Katya, el amor por los amigos entre el comandante militar retirado y su vecino judío, y el amor por el país, el arte y los ideales.