Con mucha frecuencia se piensa que es difícil, en esta cultura para una mujer salir adelante con sus hijos e hijas luego de una separación. Y realmente es muy difícil, pero a veces no por las mismas razones que la mayoría de las personas alegan.

Para una mujer de clase media, profesional y con capacidad de trabajo, el aspecto económico no asusta, sobre todo si tiene fé y cree que Dios estará con ella para afrontar las dificultades y allanar el camino.

Tampoco la soledad podría ser de preocupación para esta mujer, si se ha ocupado de preservar sus amistades mientras estuvo casada, cosa que en este medio es muy difícil.

Para las mujeres de hoy, independientes de espíritu, la soledad puede ser un muy buen espacio para encontrarse consigo misma y disfrutarse, a una edad en que ya los hijos van creciendo y ocupándole menos cantidad de tiempo.

Con el paso de los años y su impacto en el cuerpo se puede lidiar si se ha ocupado de ejercitarse y alimentarse de manera medianamente adecuada.

Lo que pudiera resultar más difícil para esta mujer, que además es responsable y tiene claro su rol como creadora y forjadora de seres humanos útiles a la sociedad, es justamente eso, la gran responsabilidad que de un momento a otro le cae encima con relación a esos hijos e hijas.

El responder a esas necesidades cotidianas que por ser tan menudas no se incluyen en ningún presupuesto, pero que son tan reales que nos ocupan el día a día.

Esos permisos de salidas con amigos, que por ser tan sencillos los manejamos nosotras, pero que igual pudieran impactar la tranquilidad de la familia y el futuro del chico o chica.

Ese compromiso grande de tomar las mejores decisiones o manejar bien las cosas, pues los tenemos frente a nosotras para evaluarnos paso a paso y servir de modelo para el futuro.

Ese llegar a tiempo a las actividades importantes para ellos y que por la necesidad de producir más, logramos incorporarnos al final y sacamos rápidamente la cabeza para que se percaten de que ya llegamos y los estamos disfrutando.

Ese compromiso de enseñarles a crecer en el dolor, de  aprender de los nuevos roles que se han integrado a la rutina, a sonreír a pesar de la nostalgia y a creer que a pesar del momento difícil SÍ SE PUEDE y de eso se trata la vida, de creer que sí se puede y en ese poder nos hacemos grandes, cada vez más grandes en espíritu y fortaleza.

solangealvarado@yahoo.com

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