El último escándalo de asesinato y corrupción en República Dominicana nos da la voz de alarma de como anda el país y cuál es la solución a sus problemas.
Uno: la Policía Nacional demostró que “querer es poder” y que tiene capacidad de sobra para resolver cualquier caso, sin importar lo complejo que sea. “En un abrir y cerrar de ojos”, aclaró el secuestro y asesinato del abogado Yuniol Ramírez, y llevó el expediente al presidente Danilo Medina. Ojalá pueda actuar así en todos los casos.
Dos: quedó clara la poca seriedad de los críticos del Presidente (el fanatismo anti-Danilo). Se adelantaron a decir, en medio de la conmoción por el crimen, que estaba “encubriendo” al director de la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), Manuel Rivas. Por el contrario, dio luz verde a las investigaciones y al posterior apresamiento de Rivas. El pasado domingo reunió a los altos mandos y les ordenó que “investiguen eso muy bien y lleguen hasta las últimas consecuencias”. Ordenó que no dejaran a nadie fuera de las investigaciones, sin importar que sea o no dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Desde ahí salieron a hacer el allanamiento de las oficinas de la OMSA.
Tres: se demostró la debilidad, falta de humanidad y poca prudencia del Ministerio Público, encabezado por Olga Diná Llaverías. En la rueda de prensa puso en primer plano el presunto chantaje de Yuniol y no el crimen abominable. Como los muertos no hablan para defenderse, Llaverías desacreditó al muerto. Además, está la denuncia de que Diná permitió que en presencia suya torturaran a “El Grande” (José Antonio Mercado), uno de los acusados. Difamó la víctima y violó los Derechos Humanos de los acusados.
Cuatro: el escándalo revivió el movimiento ciudadano Marcha Verde, que había estado disminuido por las contradicciones entre sus dirigentes, ya que, entre otros, algunos quieren convertirse en partido político e ir a las elecciones y otros no. Es evidente que Marcha Verde u otro movimiento es vital para el esclarecimiento y crear conciencia sobre la corrupción.
Cinco: quedó demostrado que el país está huérfano de voceros políticos que defiendan su patrimonio, muchos funcionarios desfalcan el Estado, pero la oposición, encabezada por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) “sirve para poco o para nada”. El dirigente de la Marcha Verde, el doctor Ricardo Nieves declaró que “la oposición no acompaña a la población; solo sirve para hacer ruedas de prensa” y su agenda es idéntica a la del Gobierno.
Seis: Es indiscutible que el PLD repite la funesta experiencia del Partido Revolucionario Independiente(PRI) de Méjico, que con tanto tiempo en el poder y sin una oposición que vigilara sus acciones, proliferó la corrupción combinada con las luchas internas. Llegaron al extremo de asesinar un candidato presidencial, como Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994. Si el país no se frena el proceso de descomposición y la Justicia no asume su rol de poder independiente, asesinaran periodistas, abogados, jueces, políticos y demás. Lo fácil, pero irresponsable, es culpar al Presidente de la actuación de los jueces y la indiferencia del Congreso. Todo el mundo debe asumir su responsabilidad contra la corrupción y verán como se solucionan los problemas.