Después de la emocionante semana pasada aprendí una cosa. Los domingos en errede no se bromea ni tontea. Es el día para que la gente tranquila oiga y lea cosas bonitas. Mi sarcasmo sólo durante el horario laboral de oficina. Copiado.
Entonces bromas aparte y, con toda la seriedad y responsabilidad puestas como un bien planchado pantalón corporativo, ¡a trabajar! Permítanme saludarles muy cortésmente y abrir la parte más agradable, fácil, y por consecuencia, mucho más sonsa; las estadísticas cinematográficas lo dejan claro, lo que no implica violencia, vende menos. Aquí, como he prometido, les presento el capítulo sobre todo lo dominicano que voy a extrañar cuando me vaya a una galaxia lejana y gélida como mi corazón.
Cielo azúl, es decir, la luz. El que nunca ha vivido en el hemisferio norte, con meses y meses sin el sol aparecer ni aqunque sea un minuto, no comprenderá lo importante que es para no suicidarse. El frío no me molesta, incluso lo soporto más que el calor extremo, pero sin luz no hay vida. Lo del sucio y deprimente gris otoñal y/o invernal no es para despertarse y hacer cosas. Yo hiberno durante medio año en vez de despertarme y acostarme, despertarme y acostarme… En la oscuridad plena. No vale la pena.
La naturaleza. Aunque no es mi tipo de vegetación preferida hay lugares magníficos, como la Loma Miranda, el Hoyo de Pelempito y ante todo Los 27 Charcos. He subido, he saltado, me he deslizado y he sobrevivido. Creo que en ningún otro lugar del mundo había sentido tanto miedo y tanta diversión al mismo tiempo. Pura locura.
La zona colonial. Sacando a parte sus olores peculiares y el exceso de turistas rusos con su clásico perfume a vodka, es mi localización preferida de toda la ciudad. Parece que el tiempo se para por allá. Relaja más que un masaje.
Aunque no soy toda una fan de la playa y no necesito la arena ni el mar para sobrevivir, me encanta la posibilidad. Media hora, un chin de bloqueador solar y ya; la desconexión total. Cada día, cada mes del año. Vacaciones anuales, ahh.
Creo que es porque los dominicanos cuidan mucho más su salud y su forma física que los europeos, pero parece que se puede encontrar todo producto alimenticio en versión dietética. Soporto full.
Seguir una dieta es bueno y saludable, pero todos somos apenas humanos, ¿no? Pícalo Hamburger y Don Nestor; lo máximo para subir unas cuantas libras con placer debido y adecuado. ¡Ñao!
Y eso me lleva a la comida. Plátanos. Probablemente voy a terminar preparando los mofongos y magnus con la pobre papa polaca (vaya tristeza, pero vaya destreza). Tres Leches en un envase pequeño del Supermercado Nacional, Helados Bon, bizcochos de Bondelic y obviamente los aguacates; frescos, verdes y asequibles todo el año y en todos los lugares. Como sus vecinos de Calle 13 me han enseñado “Pa’ cosechar nalgas de catorce kilates”. Ja, ja.
Entonces, las nalgas necesitan cubrirse de una manera decente. La ropa para mujeres. Me encanta todo, sus cortes femeninos, con telas moldeantes, con un impresionante efecto adelgazante, además los tamaños previstos para las mujeres adultas y no, como en Europa, para las adolescentes de 13 años y un aparente trastorno de alimentación. ¿Sabían que incluso los maniquíes por aquí tienen más curvas? Tu chapa, tu chapa, tu chapa…
No hay obligación de cambiar la ropa en cada temporada. En Europa es todo un lío, el tiempo cambia rápido y la moda aún más. Todo muy poco económico.
Un sistema de delivery para todo. Antes de venir aquí sólo había oído que en Nueva York todo te lo llevan a casa, hasta servicios de acompañantes. Por razones más o menos obvias no lo he comprobado hasta este grado en la tierra dominicana, pero puedo confirmar que cualquier otro producto de la necesidad cotidiana viene directamente a la puerta. Sueño cuplido de cada vago del planeta (es decir, incluyéndome a mí).
Drive-through en bancos y farmacias. Mi descubrimiento preferido de la humanidad. Claro, es parte de la razón del afamado esmog en las calles, pero como ven todo tiene su lado más bonito. Cuanto me encanta que ni siquiera tengo que salir del vehículo. ¿¿Quizás por eso todo lo venden de dieta…??
Gracias por su atención y les prometo molestar en su bella quisqueya aún un poco más 🙂
PS. Cartas de disculpas, saludos etc. etc. etc. se aceptarán vía correo electrónico. Posible adjuntar felicitaciones ya que cumplo más años y más arrugas. !Ja!