Después de años de despolitización de la sociedad dominicana, sus principales conflictos han quedado develados, evidenciándose los verdaderos enemigos políticos.

Si bien era de conocimiento general la carencia de una real institucionalidad democrática, expresada en la ausencia de contrapeso entre los poderes del Estado y la cooptación de los árbitros del sistema político, los partidos de oposición bajo una ceguera selectiva, se han sometido de manera sistemática a un juego masoquista, que ha ido minando sus propias fuerzas.

Este proceso electoral ofreció el mejor escenario para visibilizar aun más la trampa mortal que representan las elecciones bajo el actual esquema institucional, en el cual su principal árbitro reveló su lealtad hacia la agenda continuista.

Y es que el presidente la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, por momentos ebrio de poder, y en otros dócil ante la dirección y necesidades del partido oficialista, rompió acuerdos, mintió constantemente y atropelló de todas las maneras posibles a las organizaciones políticas de la oposición.

Hoy no hay dudas, las reglas de juego deben cambiar, pero eso sólo es posible con una oposición fuerte, que se vincule y promueva el fortalecimiento de los actores sociales; que defienda y apoye a los partidos minoritarios; pero sobre todo, esté en pie de lucha constante en las calles de la República Dominicana.

"El PRM tiene una cantera de nuevos liderazgos, que es necesario visibilizar. Gente joven como Faride Raful, José Ignacio Paliza, David Collado, entre muchos y muchas más, que tendrán que empolvarse los pies y asumir acciones que les aporte una mayor vinculación con el pueblo dominicano"

¿Quién dirigirá la oposición? Luego de la compra del Partido Revolucionario Dominicano, PRD por parte del Partido de la Liberación Dominicana, PLD la que fue legalizada por el Tribunal Superior Electoral, los perredeistas se convirtieron en perremeistas en medio de un proceso electoral, lo que implicó crear un partido, darle estructura y elegir a sus dirigentes/as y candidatos/as, logrando al final, y en las condiciones más adversas quedar como el segundo partido mayoritario, pero ¿eso lo convierte en la principal fuerza opositora?

Hasta ahora el PRM es una organización creada para participar en un proceso electoral, pero su experiencia derivada de estas elecciones, pudieron haber ayudado a germinar el sentido de pertenencia e identidad que requiere cualquier organización partidaria. A lo anterior se le agrega, la obtención de puestos tanto congresuales como municipales, lo que le dará una mayor participación en los espacios de poder.

Pero también es necesario un liderazgo político, por lo que Luís Abinader, deberá hacer la evolución de candidato Presidencial a líder de la oposición, lo que tiene fuertes implicaciones para él y su familia. Con intereses empresariales, estará compelido a asumir una agenda social y política que afectará los poderes fácticos del país y posiblemente los propios.

Por otro lado, el PRM tiene una cantera de nuevos liderazgos, que es necesario visibilizar. Gente joven como Faride Raful, José Ignacio Paliza, David Collado, entre muchos y muchas más, que tendrán que empolvarse los pies y asumir acciones que les aporte una mayor vinculación con el pueblo dominicano. Para ello, el escenario social y político ofrece un largo rosario de todo tipo de necesidades sociales, con un Estado que ha incrementado su déficit fiscal y que sin duda seguirá aplazando dar respuestas a los grandes males que sufre el pueblo dominicano.