Llegaron ya, no hay vuelta atrás. El país se viste de luces (demasiadas luces), arbolitos improvisados, canciones, bailes y brisa fresca. Llega también la indudable época de analizar lo que hicimos este año y de proponernos metas para el que viene.

Pienso en todos aquellos que quizás, a la vez que arman un arbolito, les tiemblan un poco las manos al recordar que el aumento de los impuestos no terminaaún. Quién aparte de mí, tendrá la angustia de una canasta familiar más cara, quién mas no desea pasar por el supermercado, porque sabe, desde ya, que el sueldo se va fugar de sus manos… ¿Seremos pocos? ¿Seremos muchos? Tal vez somos todos.

Solo espero que esos fondos que recolecta el gobierno se utilicen con justicia y entereza y no sean para cubrir algún mal manejo. Espero muchas cosas de los que tienen el destino de mi país en sus manos.Espero, por ejemplo, que algún día alguien, alguno de los distinguidísimos que pase por la silla intente solucionar el problema educativo del país.Espero, espero…

Para el año que viene tendremos que trabajar más… pareciera sencillo decirlo. El año que viene tendremos que reinventarnos, hacer magia y malabares. Es nuestro deber seguir siendo dominicanos creativos, sacarle provecho al ingenio con que nacemos, tratar ser mejores cada día en nuestras labores y es nuestro deber también, tratar de continuar siendo dominicanos alegres, siempre dispuestos a una sonrisa.Debemos cuidar los tesoros que nadie nos puede quitar.