Una excelente noticia ha sido la presentación la noche del 18 de junio de 2019, en el Palacio Nacional, del Plan de Ordenamiento Turístico que guiará los proyectos de desarrollo sostenible de Pedernales, Baoruco, Independencia y Barahona, Cuarto Polo Ampliado, en el suroeste de la República Dominicana.
Ha sido leve, sin embargo, su impacto en las poblaciones de esas provincias y en las agendas mediáticas, en vista de la desesperanza sembrada por sucesivos anuncios politiqueros durante los últimos años, sobre la “llegada inminente del progreso con la construcción de miles de habitaciones hoteleras”, y el tráfago político actual, que se engulle cualquier acción positiva ajena al plan para introducir un proyecto de modificación constitucional habilitante de la repostulación del presidente Danilo Medina.
En Pedernales –según el ministro de Turismo, Francisco Javier García– el plan maestro ha identificado 76 millones de metros cuadrados para construcciones de hoteles, y 14 kilómetros lineales de costa, desde el pueblo hasta La Cueva, en la zona de la playa Bahía de las Águilas. Recursos naturales considerados singulares, pero atrapados durante dos décadas por la apropiación ilegal de 362 millones de metros cuadrados por parte avivatos apañados por funcionarios gubernamentales.
OTRO PERFIL
El modelo propuesto para Pedernales consiste en turismo ecológico basado en excursiones y experiencias de bienestar con turistas aventureros y de alto estándar, según el Plan. Magnífica conceptualización.
La amarga experiencia del derrumbe del próspero destino turístico de Puerto Plata y la ardua lucha para restaurarlo, más el aprendizaje sobre el apetecido polo del Este, parece que han obligado a levantar los pies. Así que no hay excusas para replicar errores.
Pedernales, a 306.5 kilómetros de la capital, en el recodo del suroeste del territorio dominicano, fronteriza con Haití, con 2,080 kilómetros cuadrados y 52 mil habitantes mal contados, no es, sin embargo, cualquier provincia.
Con riquezas naturales, pero empobrecida hasta el tuétano y vecina del pueblo más pobre y desorganizado del continente, queda a expensa de mafias internacionales y olas migratorias no reguladas que la exponen a todo tipo de enfermedades, contrabandos y violencia. Y eso merece atención especial del Gobierno, más allá del Master Plan. https://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_de_Pedernales.
La planificación hay que pensarla desde la comunidad y con la comunidad porque ella será la impactada con las acciones. Abundan los fracasos de planificación centralizada, vertical, en la que solo valen los expertos; mas, poco se ha aprendido de ellos, si se mira los resultados.
El Gobierno debe de involucrarse con aquella comunidad para que el turismo que ha anunciado no muera en la víspera.
La deuda social acumulada es astronómica; hay muchas propiedades legítimas sin título; hay rastros importantes de descomposición (drogas, atracos, embarazos en adolescentes por adultos, invasiones de terrenos); los servicios básicos (agua, energía, calles, recolección y disposición de los desechos sólidos) son muy precarios y la planificación urbana no existe (crecimiento alocado, creación de tugurios por conveniencia política).
Hace mucho que es imperiosa la modernización de la provincia. Pero parece que no lo veían, o no querían verlo, pese a nuestros recurrentes reclamos.
La modernización ha de ir aparejada con un proceso de formación profesional y de concienciación acerca de la relación turistas-provincianos en la que predomine la racionalidad, nunca una actitud expoliadora que ahuyente a los visitantes, como ha pasado en otros destinos. Tampoco que las drogas y la prostitución, en especial la pedofilia, se conviertan en otro sello vergonzoso.
Quienes desde inicios de los noventa, con el descubrimiento del colosal fraude contra el Estado, hemos librado una batalla sin cuartel por el desarrollo integral de nuestra provincia, reforzamos hoy el reclamo unánime al Gobierno para que no retarde más obras vitales que son de su incumbencia.
Pedernales no será feliz mientras tenga basurales improvisados, carezca de agua potable, energía y viviendas dignas resistentes a los ciclones; mientras carezca de espacios para la cultura y la diversión y de una adecuada protección de las fuentes acuíferas, la flora y la fauna. Y la felicidad, objetivo superior de cualquier humano, no se logrará sólo con la construcción de exclusivas instalaciones turísticas.
Acompañemos al Gobierno en esta misión, siempre que no la contamine con bulla electoral. Seamos vigilantes del proceso porque las fallas que registre nos afectarán primero que a los demás. Celebremos que construyan hoteles y los turistas disfruten de nuestras playas siniguales y de la vida en nuestras montañas. Pero exijamos que la modernización y el desarrollo del pueblo caminen a la par con las inversiones turísticas.
¡Manos a la obra!