Hace dos años ya que vengo implementando la misma rutina.  Como la línea de carros para recoger los chicos en la escuela es larga y lenta, algunos padres nos desviamos hacia los parqueos.  Haciendo doble parquin esperamos allí a nuestros hijos.  El tráfico fluye, porque en realidad, estamos bloqueando los carros de los profesores y el personal de la escuela, quienes no salen hasta por lo menos una hora más tarde.

Los parqueos para discapacitados permanecen disponibles.  Así que cuando viene un vehículo portando permiso para ese tipo de parqueos, quien esté en la zona se mueve y los deja entrar.  El personal de la escuela que monitorea el tráfico alrededor del recinto conoce bien esta práctica.

La fluida rutina comenzó a escandalizarse a raíz de la presencia de un “nuevo vehículo”.   Se da el caso de que los chicos tienen la opción de irse en los autobuses, pero si los padres tienen tiempo, van y los recogen.  Por unas cuantas semanas, cada vez que yo ocupaba mi acostumbrado lugar, alguien tocaba efusivamente la bocina.  No lo entendía al principio, no estaba bloqueando a nadie que estuviera listo para irse.  Así sucedió por un par de semanas, hasta el día en que llegué unos minutos más tarde de lo acostumbrado, y delante de mí, se encontraba un vehículo Mercedes Benz.   La señora se echa un poco hacia delante, para que yo pueda doblar bien mi carro.  Tan pronto hago esto, suena la molesta bocina y un agresivo hombre sale de una “jeepeta” y empieza a amenazarme.  Al ver su actitud, bajo el cristal para escuchar lo que dice, y en eso capto sus amenazas de que va a llamar a la policía para que me multen.

La Señora del Mercedes Benz, al ver esto decide irse del lugar.  Pero ella no fue molestada por el hombre.  Su agresión era conmigo.  El gringo, enarbolado en arrogancia, selectivamente decide a quién acepta delante de su vehículo.  El Mercedes no le molestó, pero mi carro sí.  O a lo mejor, es el hecho de que soy latina. En fin, el arrogante no necesita razones válidas, sino víctimas.

La cara del hombre pretendía ser intimidante, pero lo que provocó en mí fue determinación a no dejarme pisotear.  ¿Quién se cree usted que es para hablarme a mí de esa manera? Fue lo primero que salió de mi boca.  -Usted no tiene derecho alguno a referirse a mi persona con gritos ni insultos.- le dije reiterando mi posición.   El hombre visiblemente chocado con el hecho de que yo me atreví a cuestionarlo, gritó cuantas absurdas amenazas le vinieron a la mente.  Y es que, la arrogancia tiene un efecto “convertidor en estúpido automático” en quien la padece.  Me explico: Según él, yo estaba cometiendo un acto ilegal, al estar delante de él que estaba parqueado en un lugar reservado para discapacitados.  Si él llamaba a la policía, me pondrían una multa de $250.00 dólares, según el “experto”.   También dijo estar molesto de verme hacer lo mismo todos los días.

Mientras el hombre decía eso, mis ojos revisan su vehículo buscando el distintivo marbete que indica él posee permiso para estacionarse en un parqueo para discapacitados.  Y ¡oh sorpresa! El tipo no lo tiene!  En ese momento, me permití hacer uso del sarcasmo, y esbozando una burlona sonrisa, le dije: Llame a la policía, a la guardia nacional o a quien usted quiera.  Y cuando intenten ponerme a mí una multa,  primero le van a poner una mucho más cara a usted, por estar estacionado en un parqueo para discapacitados sin portar el permiso.  Yo estoy segura que eso es más ilegal.

El hombre abre los ojos estupefacto con el hecho de que yo lo he puesto en evidencia.  En un tono torpe agarra su teléfono y me hace creer que va a llamar al 911.  En eso uno de los monitores de la escuela se acerca y le pregunta cuál es la razón de su gritería. El hombre me señala y dije cosas de mí.  Cuando yo le digo al monitor que le pregunte por el permiso de parqueo, los argumentos cambian, ahora al hecho de que él es el dueño del mundo, y los demás existimos para hacer lo que su mente dicta.  De nuevo, Arrogancia = Estupidez.

Cuando el monitor viene a hablar conmigo, le hago referencia al hecho de que el hombre no molestó a la señora del Mercedes Benz, sino que su actitud parece ser exclusiva conmigo.  En fin que, en eso sale mi hija, se monta y nos vamos.

Al siguiente día, el tipo otra vez ocupando el puesto para discapacitados, no se atreve a tocarme bocina.  Dos días más tarde, lo encuentro pero esta vez estacionado en uno de los espacios de los profesores.  Parece que poco a poco su discapacitado cerebro procesó la realidad de que, por más dueño del mundo que se crea, no es inmune a la costosa multa que le van a poner si continúa tomando ventaja de un parqueo preferencial para personas necesitadas, el cual él no debe ocupar.

Veamos qué dice la Biblia sobre la arrogancia…

Proverbios 21:24 Altivo, arrogante y escarnecedor son los nombres del que obra con orgullo insolente.

Proverbios 6:27 Ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente

Proverbios 16:18Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu.

Proverbios 18:12Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, pero a la gloria precede la humildad.

Proverbios 19:29Los juicios están preparados para los escarnecedores, y los azotes para la espalda de los necios.

Ahora qué dice la Biblia sobre dejarse pisotear…

Proverbios 1:10Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas.

Salmo 1:1¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores,

Bendiciones!