La carnavalización es el proceso mediante el cual las formas culturales, se expresan en la historia, la festividad popular, el espacio del sujeto público, la risa, el baile, la máscara, el disfraz, la novela, la poesía y el drama en la América Latina y el Caribe. Este proceso asimila toda la festividad popular en el orden de lo literario y el imaginario sociocultural, creando así un mundo específico de imágenes, textos, personajes y tendencias sociales en los diferentes universos culturales continentales.

Se crea, mediante las fuerzas sociales y las tensiones comunitarias, un interés por la temática popular e histórica y un acuerdo entre las diversas expresiones y productividades estéticas que hacen posible la fundación de un universo literario. Esto se puede observar en, El Periquillo Sarniento de Fernández de Lizardi; en La Vorágine de José Eustasio Rivera; Doña Bárbara de Rómulo Gallegos; Torotumbo de Miguel Ángel Asturias; El Siglo de las Luces y El reino de este mundo de Alejo Carpentier; Los Sertones de Euclides Da Cunha; La Guerra del Fin del Mundo de Mario Vargas Llosa, El naranjo y La Región más Transparente de Carlos Fuentes.

El proceso de carnavalización en la literatura se puede reconocer en los contenidos y expresiones de las diversas culturas de la América Latina, reflejadas en la narrativa, la poesía, el ensayo, la crónica y el drama, pero también, en el cuerpo, la risa, el baile, lo grotesco y lo cómico caribeño y latinoamericano. Las producciones literarias asimilan música, fiesta, ritual, revoluciones, celebraciones sociales y otras manifestaciones populares que tienen como centro un universo propio. (Acerca de la teorización carnavalesca, en este sentido, ver Mijail Bajtin: La cultura de la risa en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, Eds. Alianza-Editorial, Madrid, 1988, pp.7-45).

La geografía literaria de América, desde el Caribe hasta los Andes, pasando por la Patagonia y entrando en las selvas del Brasil, se enriquece cada día más con las acciones, el colorido, la creación de tipos y espacios, la relevancia de temáticas sociales, el influjo poético y la celebración mítica. Dicha geografía literaria se unifica entonces en los aspectos de espiritualidad y cultura que se expresan en los diversos cuadros sociales y en la diferencia antropológica del texto cultural.

Lo carnavalesco se manifiesta en la creación verbal, a través de los personajes y los diversos grupos comunitarios que funcionan como actores y actuantes en el marco de toda la narrativa latinoamericana. Así, autores como Grabriel García Márquez en Cien Años de Solead y Del Amor y Otros Demonios; Mario Vargas Llosa en Lituma en Los Andes; José Lezama en Paradiso y Oppiano Locario; Severo Sarduy en De donde son los cantantes;  Jorge Amado en Gabriela, Clavo y Canela; y Teresa Batista cansada de  guerra, construyen mundos sociales llenos de aventuras, representaciones, mitos e imágenes que caracterizan el enunciado novelesco polivocal.

Lo carnavalesco en la literatura latinoamericana y el Caribe se explica mediante las siguientes características:

  • Representabilidad de lo histórico.
  • Representabilidad de lo social.
  • Fundación poética.
  • Estructuración dramática.
  • Dinámica de la festividad popular.
  • Presencia de lo mítico.
  • Actitudes comunales.
  • Influencia de lo político.
  • Funcionamiento de lo imaginario.
  • Asimilación de tiempo y espacio en el enunciado verbal.

Estas características unifican los diversos niveles y las diversas redes de lo literario y lo carnavalesco a través de actuaciones y fundaciones culturales. La conquista del espacio, la conflictividad social, la acción lingüística, el pronunciamiento de un personaje popular, la pluriacentuación corporal, danzaria, grotesca y festiva de lo mítico  y lo histórico-cultural crea entonces la posibilidad de una literatura que tiene su base en la imaginación plural de lo carnavalesco y en las determinaciones colectivas y sociales de la América Latina y el Caribe.