Es justo reconocer, en el lenguaje del buen dominicano, que el presidente Danilo Medina, para tomar una decisión, en la dirección que sea, “no tiene miedo”. Los cobardes no entran a la gloria, me imagino que dirá el gobernante. Las relaciones diplomáticas y comerciales son muy complicadas, sobre todo, cuando involucra tantos intereses. En última instancia los presidentes son los jefes de la diplomacia y decisiones muy difíciles recaen sobre ellos, no sobre los cancilleres.
Y sobre lo que dijo Taiwán que China “compró” sus relaciones diplomáticas con República Dominicana con promesas de préstamos, eso no amerita análisis, todo el que ha estudiado política internacional sabe que las naciones negocian con quien más le convenga. A sabiendas, que un préstamo, sea con China, Taiwán, Estados Unidos, Rusia o quien sea, se tiene que pagar.
Por el contrario, quien siempre ha vivido haciendo donaciones para mantener sus relaciones con República Dominicana es Taiwán. Recientemente donó equipos a las Fuerzas Armadas.
El otro elemento es que a República Dominicana ni a ningún país se le puede amenazar o poner una camisa de fuerza de que si tiene relaciones diplomáticas con un país no puede tener con el otro. Lógicamente, se irá con el que más le convenga: en las relaciones políticas y comerciales no hay sentimentalismo, no hay amigos o enemigos, sino conveniencias e intereses.
Además, hace mucho que los gobiernos dominicanos debieron dar el paso que dio el presidente Medina, ya que es ilógico que en este mundo globalizado se ignore la importancia comercial con China, Estados Unidos o la Unión Europea. Si República Dominicana insistía en mantenerse con Taiwán es como dice el dicho popular de seguir haciendo “el negocio del capa perro…”
Ahora bien, el problema no es Taiwán y sus naturales patadas de ahogados al perder un aliado diplomático de 77 años, sino lo que viene ahora. Lo primero que hay que establecer es que va a depender de la República Dominicana si se aprovecha el nuevo convenio. Esperamos que se aproveche al máximo y que no pase como el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica, que existe la queja de que no ha beneficiado a nuestro país.
También hay que actuar con mucho tacto en relación con Estados Unidos, porque es el principal socio comercial dominicano. Si las empresas chinas interfieren con los intereses de las norteamericanas, habrá un problema y muy grave. Y será mucho peor si los métodos que se utilizan para adjudicar los proyectos no son transparentes.