Luego de caracterizar el panorama literario y cultural del siglo XV y explicar el surgimiento de Pietro Aretino (1491-1556), Max Henríquez Ureña, armado del método histórico-biográfico, arroja algunos signos e imágenes de la vida cortesana, política y popular florentina. La imitación de tipos verbales socioculturales de la época era muy común desde 1200 hasta los siglos XVI y XVII en Italia y en toda la Europa meridional y septentrional.

Sin embargo, los escritores que habían logrado conformar obras literarias e históricas de alta significación se plantearon “limpiar” la lengua y registrar una actividad preceptiva y artística de la literatura en sus diversos tonos y modos de producir.

De ahí que luego de la “moda” Pietro Aretino, como autor de una literatura “licenciosa”, según MHU, (Ver obras como Marfisa, Las lágrimas de Angélica, la Astolfeida, el Orlandino, Hipócrita, Orazia, y sus Cartas y Diálogos filosóficos se fue conformando una actitud de “cuidado” en cuanto a la lengua literaria italiana, es decir, el humanismo clásico empezaba a crear valores expresivos y el poeta, el prosista, el historiador y el dramaturgo se posicionaron en un nuevo enmarque literario basado en reglas de uso literario.

Según indica MHU:

“A la cabeza de ese movimiento estaba Pietro Bembo (1470-1547), que de secretario apostólico llegó más adelante a la dignidad de cardenal. Ya Bembo había desarrollado su teoría de la limpieza de la lengua italiana en su tratado sobre la prosa en la lengua vulgar Prose della Volga rLingua, que tardó en desarrollar desde 1500 a 1525), deseoso de limpiar el nuevo idioma de los resabios dialectales, como lengua unificada para la península”.  (Ver Obra y Apuntes, Tomo XI (2), op. cit. p. 55)

Pero otro aporte de Pietro Bembo fue “curar” y limpiar la lírica erótico-clásica, tal y como a seguidas lo explica Max en la Duodécima Lección:

“También Bembo fijó el alcance ideológico de la lírica erótico-clásica en su Asolani (nombre de la Villa en que escribió), y desarrolló en forma de diálogo las teorías del amor petrarquista y el platónico”. (Ibíd. Loc. cit.)

MHU arroja los datos sobre Pietro Bembo de acuerdo con la tradición de estudios humanísticos, clásicos, retóricos y poéticos italianos en lo que a Bembo se refiere:

“Fue notable latinista; pero en italiano se destacó como petrarquista en Le rime, que es el conjunto de sus poesías líricas. La influencia de Bembo fue grande, aunque no es dable citar entre los que la recibieron más que un grupo de poetas correctos pero mediocres, entre los cuales sí podría mencionarse a Vittoria Colonna, que escribió en ese estilo repujado versos llenos de sentimientos”. (Ibídem.)

MHU, quien se formó en el marco de un espíritu clásico tardío y que pudo trascenderlo y alcanzar una modernidad cambiante, explica la variedad existente dentro de la actitud clasicista, animada por Bembo, coincidente con una poética de la regla preceptiva de la prosa y el verso, de la métrica, la combinatoria silábica y rítmica.

De ahí el señalamiento de Max al respecto:

“Hubo, aun dentro del movimiento clasicista y de cultivo refinado de la forma, diferentes orientaciones y tendencias: Claudio Tolomei (1492-1555) quiso resucitar la antigua métrica cuantitativa del latín, cosa que no encuentra base en italiano, como no la encontraría en español o en francés, porque no tenemos en español o en francés, sílabas largas, esto es, que valgan el doble de las otras. Hay, indudablemente sílabas un poco más extensas o duraderas que las otras, pero el margen de tiempo que conservan es apenas una partícula de tiempo, apenas digna de aprecio. La obra de Tolomei, con su tesis: Versi et regola de la nuova poesía, 1539”. (Vid. p. 56)

La novedad o novedades literarias de autores entre los siglos XV y XVI acuden a fuentes griegas y latinas como una vuelta y libertad en actitudes asumidas por poetas y prosistas que respetaron moldes ya constituidos dentro de la tradición. Empezaron a escribirse dos Discorsi sobre géneros literarios, filosóficos y científicos no solo en Italia, sino también en toda Europa.

En la Lección Duodécima ya citada, MHU acude a ejemplos, y así se refiere al poeta Gian Giorgio Trissino, que, según él:

“…quiso tomar como modelo la oda pindárica, de igual suerte que otros, anteriormente, habían querido [ilegible] con rimas la oda sáfica, a pesar de que de Safo solo se conserva una [ilegible] completa; al menos, de todas sus teorías, una tuvo eficacia: el uso del verso [ilegible] o sin rima, endecasílabo, como sustituto del antiguo exámetro grecolatino que empleó en su tragedia Sofonisbe (1515). Sean cuales fueran los defectos de su tragedia, señaló Trissino una nueva pauta para la tragedia moderna”. (Ibídem.)

En efecto, en el caso del teatro que se inició en 1515 con Trissino, encontramos el germen de un género trágico basado en una dramaturgia basada en leyes clásicas que ya Pietro Bembo advertía en sus ejemplos de Prosas… La vuelta a la tradición greco-romana supuso nuevos usos verbales y expresivos debido a la tensión existente entre Helenitas y Latinitas.

Según Max:

“No faltó, sin embargo, quien prefiriera tomar para la tragedia como modelo a Séneca, como superior a los griegos, según sostuvo en su Discurso sobre la tragedia y la comedia, GiambattistaGiraldi (1504-1573); pero Giraldi sólo acertó a dar un tipo de melodía más con abundancia de intrigas, violencias y muertes”. (Ibídem.)

La importancia del tratado de Bembo indica en el contexto de búsqueda de poetas, prosistas y dramaturgos del primer clasicismo italiano. Las Prosas de la lengua vulgar de Bembo fueron el ejemplo manual y de uso de las diversas poéticas clásicas que circulaban para entonces ( de 1500 a 1510); el autor de las Prosas… era un refinado poeta y teórico del lenguaje que influyó, no solo en Italia, sino también en España y Francia (Ver, la edición y traducción de Oriol Miró Martí, en Ed. Cátedra, Madrid, 2011).

Composición, metro, rima, gramática del texto, historia del texto protegen y respaldan la edición, por cuanto la misma tiene en cuenta las pasadas ediciones de las Prosas… (Ver, pp. 300- 380); y para ejemplos específicamente gramaticales de poesía, con metro latino y griegos, ver pp. 412-500 y passim.; en op. cit.)

La imitación de géneros ya cultivados en la antigüedad greco-latina era una práctica literaria habitual, de tal manera que en el caso de algunos poetas existen catálogos verbales antológicos y reunidos en ediciones académicas, filológicas, liberales y otras que facilitan el acceso a las mismas con sus correspondientes ejemplos, traducciones y anotaciones específicas.

En cuanto al drama clásico, se puede llevar a cabo una pesquisa lingüístico-literaria para obtener respuestas de corpus concretos de géneros en toda la Romania. Señala Max que:

“De Trissino puede decirse que también introdujo el endecasílabo blanco en el poema heroico, como lo hizo en Italia liberata dei  Gotti (1526-47). Pero el poema, inhábil imitación de Homero, es fastidioso y largo. Otros poetas desecharon ese camino y cultivaron el poema épico con el habitual empleo de la octava, como lo había hecho Ariosto, siguiendo a Boiardo”. (Vid. pp. 56-57).

Otro modelo de prosa encontramos en ilCortegiano (El cortesano) de Baldassare Castiglione que remite a la vida de la corte (o cortes italianas entre los siglos XIV y XV, según MHU El cortesano… fue “admirablemente” traducido al castellano…por Boscán.

Max señala que: “Usa Castiglione, con donosura y habilidad, el diálogo para trazar el cuadro de las cualidades de corrección, buenas maneras, dignidad y honor, que debe haber en un hombre de corte como lo era el mismo”. (Ibídem.)