El pensador de Florencia, cuyo nombre es símbolo de las políticas y los estilos más polémicos de ejercer el poder, puede ser conocido—obviamente—por sus obras, de la que “El Príncipe”, es su trabajo más destacado.
Para tomar una primera, pero certera, aproximación a su carácter empecemos por las virtudes que consideraba idóneas para hacerse con el poder, el florentino dice que para conseguir el poder:
“Considero que es preferible ser impetuoso y no cauto, porque la fortuna es mujer y se hace preciso, si se la quiere tener sumisa, golpearla y zaherirla. Y se ve que se deja dominar por éstos antes que por los que actúan con tibieza.”
De este modo, al tiempo que Maquiavelo recomienda el ímpetu para lograr el poder, deja entrever su aceptación y aprobación de trato brutal a la mujer. Cosa reprochable en todo tiempo.
Sobre las virtudes del príncipe, no duda en decir esto: “Es necesario que todo príncipe que quiera mantenerse aprenda a no ser bueno” y mucho más adelante indica “Convendrá [al príncipe], si es sensato, que no se preocupe si es tildado de tacaño” para luego reservar la amplia generosidad para aquello que no es del príncipe, al indicar: a) “Con aquello que no es del príncipe, ni de sus súbditos se puede ser extremadamente generoso; b) “El derrochar lo ajeno, antes concede que quita reputación, sólo el gastar lo de uno perjudica.”
Sobre las condiciones de mando del príncipe, Maquiavelo llega al siguiente extremo y aconseja: “Un príncipe no debe preocuparse porque lo acusen de cruel, siempre y cuando su crueldad tenga por objeto el mantener unidos y fieles a los súbditos” y llega a indicar que la crueldad es indispensable cuando el príncipe está al mando de ejércitos. Este consejo y forma de pensar estaba muy arraigada en él, debido a sus estudios históricos y su experiencia. Para él, según consta en su tratado “es más seguro ser temido que amado”
Siguiendo la línea anterior, más adelante, y sin rodeos expresa: “Al apoderarse de un Estado, todo usurpador debe reflexionar sobre los crímenes que le es preciso cometer, y ejecutarlos todos a la vez, para que no tenga que renovarlos día a día” pues, según Maquiavelo, las ofensas deben ejecutarse todas juntas y de una sola vez, mientras que los actos bondadosos deben ser ejecutados lentamente, paso a paso para que “se saboreen mejor.”
Hechos que Maquiavelo censuraba
No obstante, esa crueldad que Maquiavelo recomendaba conocía algunos límites. Maquiavelo llega a recomendar que el príncipe se abstenga de apoderarse de las mujeres, ni de los bienes de sus súbditos. El pensador indica que se puede ser temido, sin llegar a ser odiado. Pero, si se hacen cosas como las que él censura, implícitamente sostenía que el destino inevitable era ser odiado, y es esa una inferencia muy lógica.
Maquiavelo también creía que el príncipe no debe estar rodeado siempre de la misma gente. Favorecía los cambios y las renovaciones en el círculo íntimo de colaboradores del príncipe. Así afirma: “Es una necesidad para el príncipe vivir siempre con el mismo pueblo, pero no con los mismos nobles.” Indicando que el tipo de hombre que rodea al príncipe, da una idea de qué clase de persona es el príncipe, y así afirma: “La primera opinión que se tiene del juicio de un príncipe se funda en los hombres que lo rodean.”
Además, recomendaba no guardar las promesas, estas solo debían ser cumplidas si convenía y en caso de que las circunstancias cambiasen así debía cambiar el príncipe, independientemente de lo que hubiese prometido. Llega a poner ejemplo al Papa Roderic Borgia (Borja en español) mejor conocido como Alejandro VI, sobre el cual y en relación al cumplimiento de promesas, dice:
“Alejandro VI nunca hizo ni pensó en otra cosa que en engañar a los hombres, y siempre halló oportunidad para hacerlo. Jamás hubo hombre que prometiese con más desparpajo, ni que hiciera tantos juramentos sin cumplir ninguno; y, sin embargo, los engaños le salieron siempre a pedir de boca…”
Una de las definiciones más interesantes contenidas en su tratado “El Príncipe”, es la definición de prudencia que hace Maquiavelo, en donde la contrae a este simple enunciado: “La prudencia estriba en saber conocer la naturaleza de los inconvenientes y aceptar el menos malo por bueno.”
Hay otros varios consejos de Maquiavelo que son sumamente sanos y sabios, los dejo sin embargo para aquellos a los que haya causado curiosidad su pensamiento, puedan acercarse a su obra, concisa y directa y de fácil lectura. Sirva esto para conocer por qué el pensamiento y nombre de este señor se ha convertido en un adjetivo deleznable para muchos.
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Nota: Para un detalle biográfico del personaje en fechas, periodos, eventos y otras obras, examinar este enlace:
https://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Maquiavelo
Nota: El título de este artículo es irónico, busca subrayar precisamente lo contrario a su significado literal.
Nota: Todas las citas proceden de la obra “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo.