Durante siete años el país ha tenido Presupuestos Nacionales deficitarios y también ha casi triplicado la deuda pública en este período. Como resultado, la deuda pública consolidada representa ahora el 48.5 % del PIB, cifra en el umbral de una posible crisis fiscal. Más importante aún el 45 % de los ingresos tributarios son dedicados en el 2014 al pago del servicio de la deuda global, de capital e intereses. Cifras onerosas y en el límite de lo peligroso para la sostenibilidad fiscal.
La pregunta es; puede o debe el Presupuesto Nacional de 2015 seguir siendo deficitario, o hemos llegado a los límites de la prudencia y la ortodoxia fiscal? Igualmente, puede la nación seguir aumentando a tanta velocidad la deuda interna y la externa como ha ocurrido en los últimos siete años. ¿Existen límites prudenciales, para evitar que el país caiga en pocos años en la inviabilidad fiscal y crisis del servicio de la deuda, al estilo europeo?
Sin sufrir una grave crisis económica como Estados Unidos y Europa desde 2008, durante la Gran Recesión, los Gobiernos de Fernández y Medina han mantenido un modelo de crecimiento basado en continuos déficit fiscales, financiados con bonos soberanos, deuda interna y créditos de la banca comercial. Aprovechando el paradigma de los planes de estímulos de los países industrializados, en el país se utilizó para justificar la irresponsabilidad fiscal y el sobre endeudamiento público, hasta los límites viables y de equilibrio a largo plazo. Se practicó un festival fiscal. El pico del desorden fue el 2012 cuando a propósito por ambiciones políticas llevaron el déficit fiscal consolidado a 8.2 % del PIB, RD$ 190,000 millones, cifra que distorsionará la economía y sus finanzas públicas por cinco años o más.
Las cifras reales de la deuda pública consolidada es todavía muy incompleta y fragmentada. El Ministerio de Hacienda no las consolida, totalmente. No es transparente. En la Página Portal del Ministerio de Hacienda se publica la deuda del Gobierno Central que asciende a US$ 24,232 millones a julio de 2014, de los cuales US$ 15,989 millones es externa y US$ 9,242 millones es interna de bonos y letras. Al analizarla observamos que en el 2005 la deuda externa era de US$ 5,847 millones, al 2010 subió a US$ 9,947 millones y a julio 2014 llegó a US$ 15,989 millones, más existen cerca de US$ 2,000 millones contratados, no desembolsados.
Por otro lado, la deuda interna a julio de 2014 es US$ 9,242 millones, que creció rápido sin control. En 2005 la deuda interna era de US$ 974.8 millones, en el 2010 fue de US$ 4,871 millones y al presente alcanzó los US$ 9,242 millones. En cuatro años se duplicó. La dependencia del Presupuesto es cada vez más de la deuda interna, que tiene el riesgo de ser a corto plazo y con intereses más altos. La deuda interna ya representa el 33 % del total de la deuda. Su costo financiero es muy elevado.
El Banco Central maneja y publica su propia deuda de Letras y Certificados que alcanza a julio los US$ 7,356 millones o RD$ 328,800 millones, que representa una deuda en crecimiento que se emite para controlar la tasa de cambio y aumentar ficticiamente las reservas monetarias. Comenzó para el rescate bancario en el 2003 y ascendió a RD$ 72,000 millones. Pero siguió en aumento al utilizarla con instrumento de política monetaria-cambiaria y al presente es una deuda grande y preocupante.
Como resultado, el servicio de la deuda del Banco Central representa el 1.9 % del PIB, que es pagado por el Gobierno Central de sus partidas anuales para sufragar el déficit cuasi fiscal. Cuesta como RD$ 45,000 millones al año, por los altos intereses que pagan, que compite con los Bonos de Hacienda. La deuda del Banco Central ya asciende al 12.6 % del PIB, la cual no se incluye en las estadísticas consolidadas de Crédito Público del Ministerio de Hacienda. En nuestra opinión debería incluirse cifras realmente consolidadas, todo, no solo parciales.
Tampoco se integran como cifras de la deuda pública, los pasivos corrientes en dólares y pesos de la CDEEE, que pueden ser US$ 1,300 millones. Tampoco se incluyen, como debe ser, la deuda contingente, de los avales a préstamos externos que ha concedido el Congreso a proyectos y contratos públicos y privados, que podría ascender a US$ 3,000 millones o más. Tampoco la deuda flotante de los distintos Ministerios y Entidades Autónomas, quizás de RD$ 15,000 millones, que son pasivos a muy corto plazo a suplidores y contratistas, ni la deuda del Banco de Reservas de operaciones de descuentos de contratos y cubicaciones. Es decir, la metodología del calculo de la deuda está fragmentada y no es fehaciente.
En resumen, no tenemos un real conocimiento de toda la deuda pública, que debe ser pagada por el Estado, de dinero de los contribuyentes. Pero es bastante aceptable que si incluimos todos los pasivos, la deuda debe rondar en US$ 37,000 millones, entre externa e interna, de corto plazo y mediano plazo y a distintas tasas de intereses.
Veamos un ejemplo real. El Presupuesto Nacional del 2014 es de RD$ 501,584 millones, siguió siendo altamente dependiente del endeudamiento externo bruto de RD$ 189,261 millones e interno de RD$ 33,000 millones. Contempla una proyección deficitaria de RD$ 77,709 millones, o el 2.8% del PIB, cifra todavía alta, que nos hace fiscalmente vulnerable. Los ingresos tributarios son de RD$ 401,705 millones. El 80 % del Presupuesto global se dedicará al gasto corriente y solo 20% a inversiones de capital. Esto frena la economía, debido a la abrupta caída de las inversiones reales, por aumentar el gasto corriente, en salarios y bienes y servicios, subsidios y programas de solidaridad muy politizados dirigido por la vice presidencia de la República desde el Palacio.
En esencia, la política fiscal actual no ha cambiado. Sigue todavía la política de aumento constante de los impuestos internos regresivos, se mantiene el déficit fiscal financiado con más deudas, con RD$ 33,854 millones (US$ 757 MM) en bonos internos y RD$ 155,406 millones (US$ 3,500 MM) de fuentes externas. Este año el Gobierno pagará solo en intereses de la deuda pública RD$ 71,465 millones, una suma excesiva o el 2.6 % del PIB o peor el 17 % de los ingresos tributarios. Asimismo, el Gobierno tendrá que pagar por amortizaciones de principal la suma de RD$ 111,552 millones, o US$ 2,512 millones, el 4.1 % del PIB. Es casi inmanejable.
Para el 2015 y 2016, la situación estará bastante peor, más pagos por servicio de la deuda pública menos que se produzca un gran cambio de política presupuestaria. Tiene que venir un fuerte ajuste por el gasto y recortes de gastos y nóminas clientelistas. Y racionalizar y mejorar los ingresos, sin realizar “parches tributarios” y más impuestos sobre una población cansada de abusos, despilfarros y corrupción.
El gran desafío que tiene el Gobierno es cómo dejar de depender del endeudamiento público para su crecimiento y cómo y qué montos reducirá y manejará en el próximo Presupuesto Nacional de 2015. La realidad es que no puede seguir endeudando el país a este ritmo incontrolable. Tampoco puede frenar de golpe, pues el país cae en una recesión. Es, pues, un fuerte dilema de pocas opciones, que cada uno tendrá su costo económico, político y social. El Gobierno deberá actuar muy responsable.
El Gobierno tendrá que hacer un Presupuesto del 2015 con un bajo déficit del 1 % o menos. Deberá eliminar las emisiones bonos soberanos y reducir gradualmente la dependencia tan delicada de los bonos internos de corto plazo. Es una tarea bien difícil después de siete años de vivir del sobregasto y la irrealidad. Debe acelerar el crecimiento por el lado privado, por el motor grande de los sectores productivos. El Gobierno tendrá poco que hacer, salvo enderezar y disciplinar sus enredadas y débiles finanzas. Tendrá que cambiar su agotado modelo económico, que de paso ha sido un fracaso social. Como se sabe, la pobreza y las desigualdades apenas cambiaron.
Lo que sí es cierto es que estamos llegando al portal del límite de más Presupuestos deficitarios y de una carrera insostenible de incremento de la deuda pública, interna y externa. No puede mantenerse que el 45 % de los ingresos tributarios se dediquen al servicio de la deuda pública, ese compromiso afecta a la población y al desarrollo. No se puede seguir tampoco pagar intereses y parte del principal con nuevas deudas. Como una centrífuga muy peligrosa, el reenganche de deudas en aumento permanente. Esta fatal herencia del PLD debe se erradicada.