Sin duda la reciente crisis de imagen turística afecto negativamente a nuestro destino. Pero al comparar los resultados del desempeño de la industria con los de nuestros principales competidores, México y Cuba, se constata que ese impacto no ha sido profundo. El análisis del flujo turístico regional permite concluir que la ligera caída del flujo de turistas y en este año refleja más bien un debilitamiento general del turismo en la región del Caribe. Incluso ya se reportan claros signos de recuperación y no se prevé que el impacto perdure más allá de fin de año.

A juzgar por los principales indicadores de desempeño, el 2018 fue posiblemente el de mayor bonanza en toda la historia de nuestro turismo. El crecimiento del flujo de visitantes de vía aérea registró una tasa promedio de 7% en los últimos cuatro años, con un 6.2% en el 2018 (por encima de las tasas mundial y regional) para un total de 6.6 millones de turistas ese año. Esto se tradujo en una alta tasa promedio de ocupación hotelera: 775% para el destino y 83.4% para Bávaro-Punta Cana, mientras para el Caribe fue 63.7%. Lamentablemente no existen estadísticas citables sobre la tarifa diaria promedio (ADR) ni sobre el ingreso por habitación disponible (RevPAR).

En el presente año el desempeño no ha sido tan positivo. En los primeros seis meses la tasa de crecimiento del flujo de visitantes no residentes de vía aérea llegó a 3.9% y entusiasmaban las inauguraciones de nuevos hoteles y los anuncios de futuras inversiones hoteleras. Pero contrasta el hecho de que durante los primeros siete meses del año la disminución en la tasa de ocupación hotelera promedio ha sido de -4.3 puntos porcentuales. Solo para el mes de junio ASONAHORES reporto que el flujo de llegadas aéreas de extranjeros disminuyó un 2.5%, mientras la consultora STR Global reportó que aquí en ese mes “la ocupación bajó un 12,2%, hasta el 66,3%; ADR bajó 23.1%, a US$103.31; y RevPAR bajó 32.5%, a US$68.46.” 

Para el mes de julio el mayor impacto negativo se ha sentido en la costa este. Según lo reportado por el boletín digital InfoTur sobre el flujo de pasajeros movilizados por el Aeropuerto de Punta Cana, “se registró una disminución interanual en el séptimo mes de -176,034 pasajeros”. Sobre las llegadas solamente, “en julio 2018, ingresaron 404,852 pasajeros, en tanto que en julio del 2019 ingresaron 314,824 pasajeros. De esta manera Punta Cana es el único aeropuerto del país, que registra un reverso en las cifras, en comparación con el incremento del flujo de pasajeros de los otros aeropuertos dominicanos.” En Samaná, por ejemplo, no ha habido ningún impacto negativo.

Esos datos se han interpretado como evidencia de que aquí la crisis de imagen habría impactado considerablemente. Pero no queda claro si ha sido eso lo que ha provocado un débil desempeño en el 2019. Basta mirar los resultados para Cuba y México, nuestros dos principales competidores regionales, para comprobarlo. En el primer semestre de 2019 en Cuba se registró un crecimiento en las llegadas de turistas de 2.4%, aunque solamente en el mes de junio hubo un 20% menos de llegadas respecto al año previo. En el mes de julio el flujo se desplomó un 23.6% con relación al 2018. Cuba entonces ha tenido un peor desempeño que nosotros en lo que va del año. Paradójicamente, en los primero siete meses del ano recibió unos 36,000 visitantes estadounidenses mas que en el año anterior.

En Quintana Roo (México) como un todo, en los primeros seis meses del ano el flujo de extranjeros de vía aérea (9,224,649) aumentó un 0.84%, pero los estadounidenses que fueron un 23.3% del total disminuyeron -3.4%. En Cancún y Puerto Morelos, por su lado, la tasa de ocupación hotelera en lo que va de año se ha mantenido 3 puntos porcentuales por debajo de lo logrado en el 2018. Para la temporada otoñal los hoteleros predicen que será peor, al mantenerse la tasa entre 3.5 y 4.5 puntos por debajo. “Por otra parte, la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya refirió en un comunicado que en el primer semestre del año presentaron una ocupación de 2 puntos porcentuales por debajo de lo registrado en el 2018, lo cual es la tónica con la que continuará la segunda mitad del 2019.”

Tampoco queda claro los motivos de los impactos negativos en los tres más grandes destinos del Caribe. Las cuatro principales cadenas hoteleras españolas han admitido una disminución en sus operaciones en Quintana Roo y el Caribe, tanto en lo relativo a la ocupación como a la tarifa e ingreso promedio por habitación. En Quintana Roo parece que las razones tienen que ver con el sargazo, la situación de la seguridad y la competencia de Airbnb. Mientras en la RD habría impactado la “campaña de desprestigio del destino”, pero se desconoce si Airbnb esta ya jugando un papel. En Cuba el debilitamiento podría atribuirse a las medidas del presidente Trump para frenar las visitas de sus conciudadanos, pero en este año esas medidas no han tenido los efectos deseados. La inferencia más creíble seria que este año ha habido un debilitamiento general del turismo en la región, aunque matizado por diferentes circunstancias en cada destino.

En el caso de nuestro país son varias las fuentes que reportan una incipiente recuperación. ASONAHORES ha pronosticado un otoño normal y algunos hoteleros importantes también reportan una creciente recuperación. (El anunciado cierre temporal del Hotel Majestic Elegance, el establecimiento que sufrió el ataque viral más brutal, no provocara el cierre de los otros dos hoteles de esa cadena en Punta Cana). Pero hay reportes de que el otoño enfrentará tasas de ocupación hotelera muy disminuidas. Mientras, Cuba espera una disminución del flujo turístico de un 10% para todo el 2019. El Caribe mexicano, al esperar una baja en la ocupación hotelera entre el 3.5 y 4.5 puntos porcentuales de ahora hasta noviembre, no espera crecer gran cosa.

Para la RD el mercado más importante es el de Estados Unidos, el cual aportó 2.2 millones de visitantes en el 2018 y representó un 41% del total. Es cierto que el flujo de visitantes estadounidenses en 2019 ha registrado una disminución, pero lo mismo ha pasado en Cancún. (En Cuba ha pasado lo contrario.) Lo mas alarmante para nuestro destino ha sido el reporte de Forwardkeys de que el flujo de estadounidenses cayó un 74.3% en julio y agosto de este año. Sin embargo, en esto no ha influido solamente la crisis de imagen. “Según una reciente encuesta del grupo de seguros Allianz, solamente 42% de los estadounidenses afirmó que tomaría unas vacaciones de verano este año, el porcentaje más bajo desde 2013.”

De lo anterior se colige que en la RD la disminución del flujo turístico de vía aérea en los últimos meses ha estado en consonancia con la experimentada por nuestros dos principales competidores de la región. Tanto así que cuesta atribuir la baja del verano a la campaña de desinformación en nuestra contra, sugiriendo que el impacto por ese motivo especifico ha sido muy limitado. La relativa caída frente a un 2018 excepcional mas bien se ha debido a un debilitamiento general del mercado turístico para la región. Frente a los generalizados temores de una recesión en la economía mundial cabria temer que la tendencia se agudice en el 2020, pero las perspectivas de los hoteleros y turoperadores son optimistas, especialmente en lo que atañe a la economía de Estados Unidos.