“Somos, las palabras que dicen lo que somos”.

Homenaje póstumo a Eduardo Galeano. EPD

“Hola profe Sandra!

No sé si me recuerda pero hace dos años tomé la clase de "Introducción a la Sociología" con usted en la PUCMM (Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra). Estoy escribiendo un artículo que surgió a raíz de una noticia que dice que en Suecia a los papás, al igual que a las madres, se les da licencia postnatal. También, en otros países como Chile el padre y la madre pueden repartirse las semanas de licencia. Estuve averiguando en el Ministerio de Trabajo y les sorprendió mucho el escuchar a alguien consultando acerca de la licencia postnatal para un hombre. Actualmente, solo gozan de dos días tras el parto de la madre.

¿Considera que esto es meramente cultural o que hay un aspecto de la naturaleza de la madre que se toma en cuenta? ¿Le parece que un hombre deba gozar de una licencia postnatal? De ser así, ¿debería ser el mismo tiempo que se le concede a la madre? ¿Por qué considera que aun en países que sí se le concede la licencia postnatal al hombre, la mayoría decide no tomarla?¿Qué tendría que cambiar en Rep. Dom. para que el código del trabajo se modifique a favor de la licencia post natal masculina?

Gracias profe!” Nicole Pérez.

Para dar respuesta, entrevisto y analizo documentos. Uno de mis entrevistados respondió:

-¿Licencia post natal? ¿Y qué e’ esa vaina? Diaaablo! Ahora le llaman así a las vacaciones que le dan a las mujeres cuando paren?

Otro respondió:

-“Asereeee, ¿Qué boláá? ¿No te entiendo? Ahhh!, eso se llama en mi país, licencia de maternidad. Eso es para las mujeres.

Dos nacionalidades semejantes, también, en la concepción machista, como parte constitutiva de la dinámica social de nuestros países latinoamericanos.

Antiquísimos orígenes los de este problema, en la Revolución Neolítica (10,000 al 4,000 a. C) además, del sedentarismo, la agricultura y la ganadería, se engendraron las bases del machismo actual. El hombre se comenzó a estigmatizar como “el proveedor” y la mujer dedicada a las labores domésticas y a la reproducción/ cuidado de los hijos. Y ha seguido así de siglo en siglo, unas veces mejor, la mayoría peor. Sociedades patriarcales validadoras del  presupuesto de que todo lo relacionado con embarazo, parto y cuidado y educación de los hijos, es cuestión de la mujer. Modelo cultural que configura el ordenamiento de los fenómenos sociales. Actuamos, según pensamos. Las concepciones, valores, principios configuran el entramado complejísimo de la estructura y la dinámica sociales. Estos estereotipos han costado y cuestan, literalmente, “sangre, sudor y lágrimas” tratar de desmontarlos. Las leyes las hacen hombres y mujeres. Más los primeros que las segundas. ¿Segundas?: ¡No! La equidad no reconoce de lugares, si de compartir tareas del hogar se trata. La equidad significa igualdad de derechos y deberes de hombres y mujeres en la convivencia familiar, en todos los ámbitos de la vida cotidiana.  Y es que las leyes no cambian las mentalidades. La educación de género, por diversos medios, es el antídoto ante el veneno que es el machismo; esta concepción social nos regula el comportamiento y, por tanto, las interacciones entre los hombres en nuestras sociedades y de hecho, el funcionamiento social.

El embarazo, parto y postparto es un proceso dual, biológico/emotivo especial por el que transitan ambos integrantes de la pareja, aunque anatómicamente, sea la mujer la que se transforma, y sobre la que recae el mayor peso del proceso, antes del parto. El acompañamiento participativo de su pareja en este periodo es importante y necesario. Podría ser opcional una licencia prenatal para el padre. La licencia postnatal debiera instrumentarse en los códigos laborales. (Chile introduce en el 2011 una licencia postnatal parental y le da opción al padre de acogerse). Creo, debiera ser obligatoria para el padre, al menos, en los primeros 45 días, período a lo que las comadronas llamaban “cuarentena”. Ambos han procreado, por igual, una criatura que deben alimentar, cuidar, y mimar. Y si la mujer es primeriza o cuando hay otros hijos, el rol paterno es determinante. Si hay hijos anteriores, estos necesitan atención para evitar los “celos” con el recién nacido quien necesita, a su vez, la ternura y cuidados de ambos. Si es primer parto, la depresión posparto y todas las nuevas responsabilidades deberán ser asumidas por ambos integrantes de la pareja. Así debiera ser, pero las realidades son espeluznantes.

Todas tus preguntas Nicole, tienen una sola respuesta: debe cambiar la mentalidad social. Y esa, cuesta mucho cambiarla. Cambiará con educación de género, acciones regulatorias y preventivas, con integración de los sectores público, privado y civil, y su red de instituciones. Cambiará cuando mujeres y hombres anden con las manos y las vidas entrelazadas, haciendo todo, juntos siempre.