Murió en la ciudad de New York, el licenciado Osvaldo Almonte Eusebio, el 4 mayo de 1999, después de una corta enfermedad. Sus restos fueron traídos al país y enterrados en el cementerio municipal de Puerto Plata, el 8 de mayo de ese año.
El Rubio, como era llamados cariñosamente por sus familiares y amigos, supo granjearse el cariño, el respeto y la admiración de todo el pueblo de Puerto Plata.
Estrechó fuertes lazos de amistad entre sus familiares y amigos. Su muerte consternó a los mismos. Estos jamás lo olvidarán. Ha dejado su ejemplo de honestidad y entrega total al trabajo.
Osvaldo Almonte, siempre simpatizó con las mejores causas del pueblo dominicano. Jamás se mantuvo al margen de los problemas políticos, sociales, culturales, económicos, etc. Simpatizó por el PRD.
Fue un hombre jovial, de fácil palabra, inteligente, sincero, amoroso con sus hijos y familiares, amigo de los amigos, siempre dispuesto a compartir un trago con sus allegados y dotado de un fino humor para contar cuentos.
Perteneció una generación de jóvenes brillantes e inigualables en el municipio de Puerto Plata, dedicados por completos a sus estudios. Estos se convierten en ejemplos y modelos hacia los demás. Basta mencionar algunos de éstos, ingeniero Juan Luis Crisóstomos, Lic. Félix Antonio Cid, Manuel Oliva, Félix Emilio Gilbert, Virgilio Almonte E. y otros.
Osvaldo Almonte Eusebio, nació Rancho Ambrosio, Puerto Plata, el 5 de agosto de 1953, hijo de los señores: Bonifacio Almonte y Aqueda Eusebio de Almonte. El matrimonio Almonte…Eusebio, además procreó diez hijos más, que fueron Rafael, Ignacio, Ramón, Reyes, Blasina, Estaníslao, Luz María, Virgilio, Ana y Miguel. Su padre fue un ejemplo en al trabajo tesonero y jamás se apartó de sus deberes ciudadanos.
Sus padres decidieron trasladarse a Puerto Plata en búsqueda de mejores suertes y nuevos horizontes, a finales de la década del 50, en plena era de la dictadura de Trujillo.
Su padre consiguió trabajo en la Casa Paiewonsky, de don José Paiewonsky y allí logró colocar a los demás hijos aptos para el trabajo productivo. El Rubio, entró a trabajar en calidad de aprendiz en el taller de mecánica, dirigido por el señor Binet. Mientras que en horas de la tarde asistía a la escuela Virginia Elena Ortea, para cursar los estudios primarios e intermedios, teniendo profesores, como Aramis Jerez, Guillermo Pérez, Aglae Echavarría, Melegia Victoria y otros tantos.
Practicó béisbol y así como también baloncesto. En ambas disciplinas se destacó.
La Casa Paiewonsky, instaló un almacén de provisiones para la venta al detalle y al por mayor, bajo la dirección de Eugenio Capestany, siendo el Rubio seleccionado junto a Estaníslao Díaz y su hermano Virgilio Almonte, para atender a los compradores.
Al fundarse en Puerto Plara, el Club Deportivo Cultural Gregorio Luperón, el 12 de abril de 1968, se integró al mismo en compañía de Augusto Vásquez, Eddy Garden, Juan Ant. Banks, Manuel Vásquez, Julio Ulloa, Frank Fuentes, Virgilio Almonte, Felix Gilbert, Angel Sixto Bonilla, Braulio Alonzo, Gerardo Núñez M., Matías Almonte del Carmen, Pedro Ortega y otros. Por muchos años ocupó la Secretaría de Finanzas de dicho Club, manejando los fondos de manera pulcra y diáfana.
Comenzó sus estudios secundarios en el Liceo Nocturno Ana Isabel Jiménez.
En 1973 fue nombrado como Técnico de CODETEl en la ciudad de Santo Domingo y allí prosiguió su vinculación a los clubes. Fue él uno de los fundadores del Club Deportivo Cultural Santo Tomás de Aquino, en la barriada de Los Mina, de Santo Domingo. Ocupó la posición en dicha institución de Secretario de Prensa y Propaganda y su coétano Juan Ventura, la Secretaría General.
Contrajo primeras nupcias en Puerto Plata Ana María Ortega y procrearon dos hijos Isaira y Aniel. Con la señora Juana tuvo tres hijos Noela, Noemí y Noel. Con Luchy procreó dos hijos Dámary y Carlos.
En 1978 trabajó en la Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones.
En Santo Domingo, terminó el Bachillerato e ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde se graduó de licenciado en Ciencias Agrícolas, en el año 1992.
Por muchos años se dedicó a impartir clases en un Colegio de Santo Domingo, llegando a ser director del mismo, en el sector de Herrera. En Santo Domingo, volvió a contraer segundas nupcias con Fátima y tuvieron una hija Issel.
En 1994 emigró a New York con su esposa. Allí volvió a reencontrarse con muchos viejos amigos de Puerto Plata a través del Club Deportivo Cultural Gregorio Luperón.
Hombre como el licenciado Osvaldo Almonte Eusebio, siempre será recordado por sus familiares y amigos.