Los libros electrónicos son una excelente alternativa a los libros en papel. Los libros electrónicos tienen tantas ventajas como desventajas tienen los tradicionales, y quizás más. Con los libros electrónicos ganamos todos: los escritores, los lectores y la sociedad en general. desarrollo cultural e intelectual de los dominicanos, así como su crecimiento cívico precisa del desarrollo del sector de los libros electrónicos.

Con los libros electrónicos se eliminaría el obstáculo de los altos precios de los libros tradicionales. Además de que no necesitan insumos tales como papel y tinta, eliminarían las leoninas ganancias de las grandes librerías y de las imprentas, fruto de los abusos que sus posiciones oligopólicas les permiten. De hecho, existen numerosas fuentes de libros gratis en Internet, como por ejemplo el Proyecto Guttenberg.

Otra ventaja es que con los libros electrónicos no hay manera de establecer censuras, como pasa con los libros en papel. Los libros electrónicos ayudan, en consecuencia, a la libre circulación de las ideas y a la destrucción de vacas sagradas (en estos días cayó en mis manos “Leonel y yo”, libro que fue censurado hace algunos años, por contener serias denuncias sobre la relación de Fernández con el hampa de la droga en Nueva York. Jugoso. De lectura obligatoria).

Cito dos ejemplos personales, uno como lector y el otro, como escritor.

Hace poco, compré un libro electrónico, cuyo equivalente en papel costaba treinta euros, por solo seis. Es decir, por apenas el 20%. En canales no tradicionales como Amazon, los libros electrónicos tienen una ventaja adicional: no conllevan gastos de envío, pues una vez se compran, pueden ser descargados en solo algunos segundos.

Como escritor, los libros electrónicos son más rentables que los libros en papel. Mi libro Combatiendo Fantasmas y Caleidoscopio están disponibles en Amazon, tanto en versión papel como electrónica. Las versiones electrónicas, a pesar de ser mucho más baratas, me generan derechos más altos. Por otro lado, no hace falta miles de euros para lanzar una edición. A lo sumo, algunas decenas para la maquetación del libro electrónico.

Existen formatos independientes como EPUB, que permiten la comercialización de los libros electrónicos por cualquier canal. No hace falta ofertar sus libros en Amazon. Ni tener que comprar un Kindle para leerlos.

Los libros electrónicos permiten a cualquiera convertirse en un autor prolífico o en un lector en serie.

Aparte de su bajo costo, los libros electrónicos no requieren ninguna inversión adicional. No hace falta comprar un lector, ni siquiera una tableta. Existen aplicaciones gratuitas que permiten leer en los celulares. En un país con cerca de nueve millones de celulares, no hay ninguna razón por las que los libros electrónicos se hagan populares.

De entre estas aplicaciones, prefiero Kobo, que permite leer no solo en celulares, sino también en tabletas y computadoras. Kobo permite además subrayar, agregar notas y compartir citas por una multitud de canales, como Whatsapp, Facebook y Twitter, por ejemplo.

Durante mucho tiempo fui un “fundamentalista” del libro de papel. Los libros electrónicos me parecían una herejía. Hoy los prefiero por todas estas ventajas.

Exhorto con vehemencia a mis lectores a incursionar en este interesante sector. Y quedo a su disposición para responder preguntas eventuales.