El próximo 5 de abril se cumplen 25 años de un atentado terrorista que mató 229 en una discoteca berlinesa, entre ellos había 50 militares estadounidenses. Del ataque se acusó a Gadafi y, por tanto, Reagan ordenó bombardear la residencia del líder libio en Trípoli. Esa vez, Muamar el Gadafi salvó la vida por un aviso de Bettino Craxi, simplemente porque sabía que muerto el mandamás de Libia peligraba el abastecimiento de petróleo y gas para Italia.
Durante todo el siglo XX los franceses, italianos e ingleses rigieron los destinos de Libia. Los italianos estuvieron reinando entre 1911 y 1943, y desde ese año hasta 1951 estuvo bajo la mano férrea de franceses e ingleses.
Hoy la riqueza de Libia ha salvado de la falencia a fábricas italianas como la Fiat, y más de 300 billones de euros están invertidos en toda Europa: en Francia, Electricité de France (EDF) y Alcatel-Lucent; en Alemania, Siemens; en Inglaterra, Shell-Royal Dutch, Vodafone, Glaxo SmithKline, Person, Standard Chartered e BP; en Itália, ENI (energía), Unicred y Finmeccanica. En USA, el dinero libio fue puesto en las canastas financieras de Xerox, Pfizer, Halliburton, Mobil y Chevron, por orden expresa de Gadafi.
A las grandes potencias, según sus objetivos, les da por dialogar con dictadores como en el caso de Mubarak donde el pueblo egipcio no tuvo que esperar por una resolución como la 1973 de la ONU. Otras veces ni eso esperan y igual que a Libia le caen con toda potencia a países del tercer mundo como la vez del 28 de abril de 1965 en República Dominicana.
Por otro lado, si hay tanta preocupación con acciones humanitarias ahí está Haití cuyo pueblo muere de hambre y enfermedades remediables. Con el costo de dicho ataque a Libia que Obama justifica como "deber moral" bien pudo haberse salvado al pueblo haitiano.