En la columna de hoy, porque creo en ellos, favorezco los postulados filosóficos del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) sobre el espacio público como lugar de articulación y convivencia de la ciudadanía. Espacios públicos son los territorios de cualquier ciudad, donde lo común se diferencia de lo propio. Lo común es regulado por los órganos rectores de las ciudades, los Ayuntamientos. Lo propio, por su parte se ejerce en base al conjunto de leyes que proveen aquiescencia a los inmuebles privados.

CIDEU es la asociación de ciudades con sede en Barcelona, que organiza en red más de 140 ciudades que se reunirá en Santiago de Chile en su Congreso XXIII a validar estrategias sobre Espacios Públicos y Paisajes Urbanos. Fue fundada en 1993 por Alcaldes y planificadores de las ciudades de Barcelona, Zaragoza, Rosario, Cartagena de Indias y Santiago de los Caballeros, entre otras 24 ciudades. Meritorio es recordar que por nuestra ciudad, el Alcalde José Ramón Fadul acogió la iniciativa de crear el CIDEU. Fue representado en la asamblea fundacional por el Director del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) y profesor de la PUCMM, Rafael Emilio Yunén.

Santiago. Fotografía de Leandro Montes

El espacio público es el lugar de abierto acceso y uso a toda la ciudadanía. Es el sitio donde lo que es común, impone límites a lo que es propio. En el Plan Estratégico de Santiago (PES), establecemos que el espacio público se divide en dos. ESPACIO PÚBLICO DE CONEXIÓN que suma vías, avenidas, calles, aceras, pasos peatonales, reatas, bulevares y rotondas. Más el ESPACIO PÚBLICO DE RECREACIÓN y animación sociocultural, donde la ciudadanía goza en ferias, festivales y fiestas, son los parques, plazas y plazoletas, jardines y espacios ribereños. 

Hemos investigado que desde 1960 al 2018, en los últimos 58 años la reducción del espacio público en Santiago es dramática. En 1960 el espacio público ocupaba el 36.5% de la ciudad de Santiago lo que representaba unos 1.82 kilómetros cuadrados; mientras el espacio privado acumulaba el 63.5%, unos 3.18 kilómetros de la superficie total que se extendía 5 km2 en los años 60 del siglo XX. En el siglo XXI, al 2018 esta relación ha disminuido a menos de 10% o sea a valores inferiores 9.0 kilómetros cuadrados para el espacio público y se incrementó a 90.0%, unos 91.0 kilómetros cuadrados para el espacio privado, respecto a la superficie total del territorio actual de la ciudad metrópolis, unos 100 kilómetros cuadrados.

La exitosa apertura de los proyectos que fortalecen el Sistema Verde de Santiago, sumado a las eficientes y aguerridas intervenciones de protección del espacio público realizadas por la Alcaldía de Santiago, han revertido positivamente la tendencia adversa de que la ciudad de Santiago perdiera caóticamente su espacio público.

Resaltan el nuevo Parque Central de Santiago, el innovador Jardín Botánico y las inauguraciones de 50 parques urbanos efectuadas por el Ayuntamiento. Es un éxito de los actores públicos, los privados y de la sociedad civil que asumió el firme compromiso.

Para el CIDEU, el espacio público o espacio para la convivencia, “es el lugar de la ciudad donde todas las personas tienen derecho a estar y circular, en paz y armonía, sin que el paso se pueda limitar con criterios de propiedad privada, y excepcionalmente por reserva gubernamental”. Espacio público es aquel espacio de propiedad, dominio y uso público, donde se asientan, desarrollan y relacionan, actividades del ámbito cultural, económico, político, y social de la gente. Las calles, plazas, y rotondas, ocupan más del 80 % del espacio público, pero ese espacio ha sido secuestrado por el automóvil privado, que paradójicamente solo representa el 10 % de los desplazamientos y por asentamientos urbanos informales o desarrollos inmobiliarios con escasa observancia del ordenamiento territorial.

Para el CIDEU el espacio público es el espacio de cultivo de la democracia ciudadana. El espacio público es un factor democratizador, donde la verdadera dimensión pública de un espacio la da, el uso que los pobladores hacen del mismo. Se sabe que el espacio público se utiliza para varios fines: para moverse de un lugar a otro, socializarse, de forma lúdica, para el entretenimiento, con sentido comercial, como recipiente de expresiones culturales, y para acoger firmes protestas y movilizaciones ciudadanas, entre otros. CIDEU subraya que “tomar calles y plazas ha sido clave para exigir los derechos de trabajadores, estudiantes, de las mujeres, y en general, de las minorías”.

Los estudios realizados por el CIDEU y sus ciudades socias, demuestran que el espacio público iguala a los pobladores, a la vez que “nos permite aprender de la observación de otros, a partir de las diferencias sociales, de roles, de géneros, de formas de comportarse y otras conductas”. A diferencia de los centros y plazas comerciales, donde asisten personas de la misma condición social y en donde se siguen rutinas predecibles del comportamiento de los individuos, el espacio público permite una mayor diversidad social, mayor libertad en los usos del espacio, y facilita el encuentro entre distintas clases de personas.

CIDEU entiende que las políticas públicas municipales y los proyectos de creación de espacios públicos hacen un significativo aporte a los procesos democráticos de una ciudad. El diseño de espacio público estético, funcional, higiénico, accesible y seguro es una verdadera contribución a la democracia del siglo XXI que estamos construyendo entre todas y todos.