Es probable que mientras ustedes estén leyendo este artículo, yo me esté dirigiéndo al auditorio del III Congreso Internacional Hostosiano, coorganizado por la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo con la Liga Hostosiana Internacional y sus capítulos UASD (Santo Domingo y Santiago), junto a la Alcaldía del Municipio de Mayaguez, en el el Auditorio Manuel del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir.
El tema de mi ponencia es el análisis de una ley en la que estuve involucrado como asesor, por una invitación externada por el Presidente de la Comisión Permanente de Cultura, el diputado Manuel de Jesús Jiménez Ortega. El proyecto de ley, creación del diputado Carlos Gabriel García, declara el 11 de enero de cada año, día del nacimiento de Eugenio María de Hostos, como “Día Nacional de la Educación” en la República Dominicana.
La idea de coincidir el natalicio de Hostos con la celebración oficial de la educación tiene un carácter simbólico. Señala a la figura del prócer antillanista como paradigma de la educación dominicana. En la práctica lo fue, no solo por haber sido el fundador de la famosa Escuela Normal de Santo Domingo, apadrinar el Instituto de Señoritas y escuelas nocturnas para obreros, sino porque también fue responsable de una de las transformaciones educativas más impactantes en la historia dominicana.
El proyecto educativo hostosiano tenia como propósito la creación de un clima de tolerancia y reflexión con el fin de combatir las actitudes dogmáticas y propiciar el pensamiento crítico. Adelántandose varias décadas al movimiento feminista, defendió la educación igualitaria entre los géneros. Cercenado por la dictadura trujillista, quedó inconcluso, propiciando una atmósfera de autoritarismo, desigualdad, intolerancia y acriticidad.
Aunque la propuesta hostosiana ha quedado superada en muchos aspectos por el desarrollo natural de las ideas, todavía es reinvindicable su concepción de la educación como articulación de un conjunto de recursos pedagógicos a partir de un sistema, su compromiso con una educación igualitaria de clase y de género, su idea de que el educando debe aprender observando la naturaleza y su apertura hacia la libertad de cultos.
Esta ley permite rememorar a Hostos y su obra educativa. Aprochémosla con espíritu académico y actitud crítica, propiciando debates donde reformulemos sus interrogantes y soluciones, actualizándolas al contexto intelectual de nuestra época.