Con la entrada en vigencia de la Ley sobre Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, núm. 33-11, las actividades políticas deberán sujetarse a sus mandatos. Para ponderar su pertinencia y oportunidad debemos partir de los artículos 40 y 41 de dicha Ley, categorizádose la actividad de un precandidato como proselitismo interno.
El primero de julio de 2019 es la fecha de inicio de la precampaña, la que culmina con la escogencia del candidato. Los precandidatos y candidatos deberán someterse al escrutinio de las autoridades electorales (artículo 24.4) y a rendir cuentas de sus actividades y actos de administración a los afiliados de sus partidos, a la sociedad y a las autoridades competentes (artículo 24.11).
Los topes de contribuciones a precandidatos y candidatos no podrán exceder los establecidos por la ley; los aportes individuales no pueden sobrepasar el 1% del gasto total permitido en las elecciones presidenciales, congresuales y municipales. y los recursos sobrantes serán utilizados en la formación política de los miembros de los partidos políticos.
Las elecciones de candidaturas podrán ser abiertas o cerradas, deben celebrarse simultáneamente y con el padrón que decidan los órganos de dirección partidarios, con recursos públicos y la Junta Central Electoral (JCE) es responsable de su organización y fiscalización, debiendo asegurarse que se respeten las cuotas de género y juventud.
Será un gran desafío para la JCE y las entidades políticas cumplir con los estándares actuales de manejo de procesos políticos y de transparencia en la utilización de los recursos públicos. Los partidos mayoritarios seguirán disponiendo de mayores recursos económicos, lo que les da una ventaja competitiva frente a los minoritarios. Su responsabilidad de manejar los recursos pulcra y eficiente es, pues, mucho mayor.
Las acciones de los partidos deberán ser las que determine el partido con mejor visión de gobierno y para administrar mejor el erario. No todas las elecciones se pueden comprar con dinero. Los votantes deberán hacer la evaluación final.
La espera fue larga. Ahora, los grandes desafíos de caras al 2020 para el sistema de partidos dominicanos y para la JCE son la transparencia, la democracia y la renovación internas de las organizaciones políticas. Deben pasar con calificaciones excelentes.